Mientras,
Cíngar se entera, por decir de Gurono,
de la
reunión convocada por Gobbo y por Tognazzo;
rió, y
congrega de dondequiera bravos armados. 510
Aquí se
presentan Brunello, Gambone, Schiavina, y Lafranco,
se inflama
Amerigo, al tiempo que bravuconea Galetta;
uno trae
ballesta, y otro al hombro mosquete;
Pizzagnocco
un chuzo blandió, y alabarda Stivallo,
Zambono
aporta un hacha afilada de acero templado; 515
un arcabuz
Rigazzo trae cargado de pólvora,
y ya desea
meter la mecha encendida en el hoyo.
Aún no
había la Aurora espantado las horas nocturnas,
que Cíngar
en un escuadrón a todos estos reúne,
y los
conduce a través de Cipada el miedo causando. 520
Mientras
pasa como caudillo con voces sobradas,
grita y al
resto vociferar también les ordena:
"¡sus,
sus!,¡quien pelea nos quiera, que un paso dé adelante!
¡eh,
palurdos!, ¡eh, cochinos!, ¡eh, fea canalla!,
¡eh,
villanos!, ¡eh, gente bellaca!, ¡tontos del culo! 525
¡sí, de
piojos llenos, vosotros, del pan el estrago!
¡sus, sus!,
quien pelea nos quiera, que un paso dé adelante!"
Con tales
bravatas se mofan, y hacen las pedorretas.
Entonces
dispara el mosquete Schiavina al par que Galetta,
y llamas
echa la pólvora del arcabuz de Rigazzo, 530
se oye un
estruendo, y resuena un enorme "tuf, tof" por las nubes.
Lo oyó
Bertazzo, lo oyó Cagnana, y oyolo Tognazzo,
todos lo
oyeron: mudos quedaron y encerrados
bajo llave
en sus casas y en sus cabañas quedaron.
No de otro
modo sucede, cuando temprano alzándose 535
los
cazadores, parte a pie y parte a caballo,
emprenden
con ruido y animación diversos preparativos:
al sonido
del cuerno "guau, guau" responden los bracos;
quién
requiere un venablo, o traílla, quién un caballo,
quién
grita: "¡heus to, to!1",
y se muerden entre ellos los canes, 540
y unos a
otros se husmean por detrás en los culos.
Zorras y
liebres escuchan de lejos la barahúnda,
se acurrucan
en matas, en bosques, y en cenagales,
y del tamaño
ruido salir de cubiles no quieren.
Así se
esconden el cónsul Gobbo, y tribuno Cagnana, 545
y el resto
de senadores, y de Cipada las gentes.
Mas el
caudillo tío Tognazzo ánimos cobra,
y
reconfortando a los otros, solo a Mantua se marcha.
Cíngar se
entera, y de los demás camaradas se aparta,
y armado se
disimula en un bosque hundido en penumbra, 550
por donde se
pasa, cuando a la ciudad se encamina la gente.
Tognazzo ya
presuroso dentro de sí fantasea,
jura que
quiere desbaratar las tramas de Cíngar.
Mas de la
fábula que hizo Esopo2,
Tognazzo, te olvidas:
mientras el
ratoncillo acecha el tocino en cierto 555
rincón
escondido, sobre él la gata hace lo mismo.
Cíngar
estaba emboscado; hete que viene Tognazzo.
Cuando cerca
estuvo, sale de su escondite;
mira en
torno, y no ve a ninguno más en la zona.
Blande su
alabarda a dos manos, y en fuerte fendiente 560
hace dos
cuartos de la joroba de tío Tognazzo.
Y así a
tierra cayó de Cipada el bastión más potente:
allí el
mayor de los sabios, y de Cipada el buen nombre,
seis veces
cónsul, y del derecho el gran fundamento
cayó, y
tendido yació tal que una enorme pilastra. 565
presto se
escapa Cíngar, lejos de allí se dirige;
mas antes
tomando consigo a Berta, y de Berta gemelos
los hijos3,
deja de noche el territorio de Mantua,
y en tus
montañas, ¡oh, Brescia!4,
Cíngar buscó escondite.
Y tú,
muchacho, pon la albardilla a mi muleto, 570
pues gana me
ha venido de pasear por la villa.
_________________________________________
1Qui
vocat: "heus to to", mordentque insemma cagnazzi.
Señala Chiesa esta expresión como reclamo para los perros.
2Recuerda
Chiesa que no se trata de ninguna de las fábulas atribuidas a
Esopo.
3cf.
IV 155-59
4Señala
Chiesa que Brescia era conocida como refugio de ladrones.
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