Era llegado
el día de san Agarra y san Umbro1,
a quienes, a
ruego de Buffalmacco y de Nelo2,
antaño
canonizara
in situ Beltrazzo3,
en Cipada el papa.
Ya corren
los campesinos a bailar a la plaza.
Ninguno hay
que toque la azada, o clave el arado, 5
así cada
cual, queriendo dar gusto a su enamorada,
sacúdese la
paja de la cabeza, y se arregla,
se peina, y
ciñe su frente con una cinta blancuzca.
Se ponían
las calzas, prietas o acuchilladas,
que usadas
con moderación mil años pueden tenerse. 10
Los jóvenes
más ricos de la ciudad, que vuelve soberbios
el mucho
caudal, y el grosor de mucha cosecha envanece,
son aquellos
que pueden llevar en los días de fiesta
calzas-bragas4,
cerradas por cordoncillos doquiera,
y donde
pueden por dentro meter la camisa ligera 15
que con sus
propias manos cosió su enamorada.
Mas antes
llama a cantar la misa el campanario;
el cura don
Jacopino prepárase a cantarla.
Cíngar de
un cordero el gañote lleno de sangre,
digo,
llenando de sangre de un cordero el gaznate; 20
lo ata
hábilmente al cuello de Berta, y lo cubre
con blancos
(como acostumbran mujeres) paños y telas,
tal que
jurado habrías que truco allí no se daba,
y pónense
de acuerdo en aquello que hacer se proponen.
Después,
Jacopino, tras invitar a los curas cercanos, 25
empieza a
cantar a pleno pulmón una misa estupenda,
y los demás
lo acompañan dando voces tremendas.
Ya se
ventilan como pueden todo el introito,
llegan al
Kyrie, que oyes cantar con un admirable
contrapunto,
como si de maestros cantores 30
se hallaran
Adriano, y Constanzio en unión de Giachetto5.
De gusto se
derretían los corazones del pueblo,
cuando de
las quintas y de las tercias bajaba
a octava
nuestro músico don Jacopino, y las mismas
octavas,
experto, las sostenía con voz prolongada. 35
Gloria in
excelsis pasa, ya el Credo se acerca,
que, si
Josquín6
estuviera, cénit de los cantores,
aprendería
a mejor componer misas seguramente.
Ya se
prepara el baile bajo el olmo anchuroso,
pues en tres
saltos había saltado del Sanctus al Agnus7. 40
Mas no se
había llegado aún al final de la misa,
que Jacopino
escucha la gaita debajo del olmo;
entonces
todo mezcla con palabras premiosas,
y los
campesinos salen al punto corriendo del templo,
como si
ardiendo estuviera la cúpula de la capilla. 45
Acuden los
mozos de gala y las campesinas compuestas
con faldas
de algodón ligero y cofias galanas.
"Bli
lirum"8
suena gaita en sordina en bailes diversos;
princípiase
a dejar a Dios, y a servir al Diablo9.
No te
sorprendas, lector, si después de salir de la misa 50
no veas
volver a casa a almorzar a los campesinos,
pues
sacrilegio piensan que están cometiendo muy grande,
si con la
barriga vacía creyeran ir a la misa.
No quietos
quedaron don Jacopino y la otra de curas
banda: se
quitan camisas, cotas y capas pluviales; 55
primero, a
la mesa corren, do una oca les sirven,
y un lomo de
cerdo cebado, junto con siete gallinas.
Devóranlo
todo; apenas dejan a perros los huesos;
pues del
Viejo Testamento recuerdan la norma10,
que nos
prohíbe que dure el asado hasta mañana. 60
Cuando
comieron, pues, la oca y las otras viandas,
y huesos
tiraron en cantidad por debajo la mesa,
se alzan más
cocidos que crudos por jarras de vino,
corren hacia
los sauces, do llama la gaita a la gente.
Don Jacopino
tiene cuantas monedas la ofrenda 65
le
produjera, haciendo besar a la gente el manípulo11;
los
distribuye a la gaita, y manda tocar la pavana12;
cogiendo una
bella muchacha, a quien dan el nombre de Pascua,
baila,
aunque apenas la panza henchida le deja moverse.
Llega Cíngar
y ríe de ver al cura bailando. 70
Un
lugareño, que bajo la cola picó el deseo13,
encaminándose
a Berta, si quiere bailar le pregunta.
Cíngar,
esto advirtiendo, le guiña su ojo de zorro;
Berta, que
ya sabía aquello que Cíngar quería,
acepta, y
tendiendo la mano izquierda, a bailar se dispone. 75
Cíngar,
guiñándole el ojo, astutamente recuerda
a Berta, que
actúe tal como habían hablado entre ellos.
Empieza
aquélla a apretar levemente la mano al pardillo,
como se hace
cuando se busca de amor una prenda;
y ese buen
pastor sin mirar se lanza a la trampa; 80
siente una
tal alegría por dentro, que en modo ninguno
querría
entonces tener el culo de miel en un cubo.
Berta de
nuevo toca el órgano con insistencia,
y mientras
más aprieta, suspiros de ambos se siguen;
el otro da
crédito al juego, y devuelve los apretones, 85
y el
bobalicón cree ingenuamente ser correspondido.
Ambos se
retiraron un tanto de la muchedumbre;
y tres
palabritas se intercambian cuchicheando,
y tras éstas
ocho, y luego treinta, cuarenta,
y tras las
cuarenta una gran osadía el rústico muestra; 90
tira de
Berta, y ella lo sigue adonde la lleve;
hacia la
iglesia se embala, y espera tal badulaque
en un
rincón, o detrás del altar, o en el campanario
mismo
disfrutar del botín que ha conseguido.
Súbitamente
Cíngar acude, y a vista de todos, 95
saca el
cuchillo desnudo; la gente en torno se acerca;
de qué se
trata no sabe, si de pelea o querella;
al fin se
supo la cosa, pues Cíngar a Berta se arrima,
a quien
señaló con el dedo por seguir al villano
cual suele
seguir la puta tirada al matasiete. 100
Cíngar por
las trenzas la agarra, le grita y reprende:
"¡Ah,
picarona! -dice-, ¿así, así, puerca puta,
se observa
el tenor de la Iglesia y la lealtad al marido14?".
Dicho esto,
el cuchillo cortante tal que navaja
blande, y a
guisa o bien de un verdugo o de un carnicero, 105
rebana la
nuez del cordero capón repleto de sangre,
tal que
parece haber degollado el cuello de Berta.
Ésta a
tierra cae, fingiéndose muerta, y se agita
entera, cual
si la vida estuviera dejando su cuerpo,
se hace la
moribunda, batiendo de pies el terreno, 110
y en blanco
poniendo los ojos, muerta del todo parece.
En ese
momento, dejando a las chicas, acorre el gentío,
armas
empuña, y al punto gritos eleva al cielo.
Aquella
chusma ya se abalanzaba al ataque de Cíngar,
mas salta
ligero al otro lado de un foso anchuroso, 115
se escapa
volando, y se esconde dentro de una vivienda,
fingiendo
cagarse de miedo por culpa de los villanos.
Luego escala
en alto usando de ambas las manos,
y hete que
arriba aparece, corriendo por el tejado,
se acurruca
y encuentra cobijo tras la chimenea, 120
para evitar
de mosquetes la herida o de las ballestas.
Do está
escondido, de allí, la cabeza del canto del muro
saca un
poquito, hablando así con voz temblorosa:
"¡Queridos
compadres!, ¿por qué queréis a mí liquidarme?"
Responden:
"porque no dejas vivir tranquilo a ninguno, 125
tú de
Cipada las cosas malparas, ladrón sinvergüenza;
cada día
haces esto y aquello, siempre la lías,
¿y crees
que nuestra república tenga intención de tamaño
mal
soportar?, ¿tamaños daños?, ¿tantas ruïnas?
No nos
importa si el cuello a Berta le has rebanado: 130
así
terminen cuántas cual ella hay en el mundo;
en cambio,
sí nos preocupa que hayas mandado al garete
de san
Brancate la fiesta, el cual protege los muros
nuestros, al
par que el concejo, ancianos y santo senado."
Responde
entonces Cíngar, haciéndose muchas cruces: 135
"Si, no
obstante, todo mal perdonarme quereisme,
y al mismo
tiempo juráis no hacerme daño ninguno,
a Berta la
curaré, y haré que viva resurja;
y si no
fuera así, a mí sacadme las tripas,
y el bazo
mío dadlo para comer a los perros." 140
Aquéllos,
estupefactos, intercambian miradas;
mucho se
admiran de que un hombre tan malo y funesto,
haga promesa
de devolver a la vida un cadáver;
por lo que
desean de cierto ver un milagro tan grande.
Le dieron,
pues, su palabra, que menos fiable no existe: 145
trátese de
villanos de Padua, o bien de Romaña15,
no débese
confiar para nada en malvados villanos.
Cíngar
cree a estos -o finge hacerlo- ladrones;
usando de
manos y pies desciende de aquella techumbre;
y al punto
vase a la iglesia; una turba variada lo sigue, 150
pues el
populacho loco se vuelve por ver cosas nuevas.
Va donde
Berta, la embaucadora, con ojos en blanco
cayera, y
diera signos de haber perdido la vida;
pero mosén
Jacopino de allí la había sacado,
buen
conocedor del arte de astucia propio de Cíngar, 155
y, por
secundar el engaño, cumple el guión al dedillo.
En brazos
cogiera a Berta, quien llevar se dejaba,
como un
cuerpo exánime, al que los brazos, y piernas,
y la cabeza
se desañudan cual gaita alemana16.
Pónesela en
mitad, cual se suele, del camposanto, 160
y Jacopino
no permite a ninguno acercarse,
para que
respirar no la vean, y echar el aliento.
En
abundancia la inciensa, y con el hisopo el agua
bendita le
asperja, y canta el Lázaro17,
toca campana,
se abre una
fosa, acude gritando una chusma de hembras; 165
los gritos
de unas y los de otros los tímpanos rompen.
Ya era el
momento cuando recitan In Paradisum,18
antífona
tras la cual enterrar a Berta se debe,
cuando a lo
lejos ven a Cíngar venir dando gritos:
"Mosén
Jacopino, padre, cese Vuestra Reverencia, 170
espero que
haya dado en vano el incienso de muerte."
Dice así, y
entrando en la iglesia, seguido de gente,
llega frente
al altar, donde se arrodilla devoto,
y elevando
altos los ojos rezó una hora.
Luego con
gran gravedad se levanta, y al cementerio 175
va en busca
de Berta, que viva promete traerles de vuelta.
Llegando al
fin allí, de su vaina saca el cuchillo,
digo el
cuchillo mismo con el que el gaznate de Berta
poco antes
cortar pareció, y quitarle la vida.
Alzó un
tanto al cielo sus ojos humedecidos, 180
y comenzó
con voz piadosa tal rogativa:
"¡Oh,
cuchillo mío, al que nada antepongo en el mundo,
que no
comprarían todos los del mundo tesoros,
que has ya
mostrado también al mundo tantos milagros,
por la
virtud de san Bartolomé19
yo vengo a rogarte, 185
de cuya
sagrada sangre aún te encuentras teñido,
de cuando la
gente de Roversano20
despellejolo;
si a ti de
rodillas cada día rezo un rosario,
si en tu
honor los domingos siempre me pongo en ayuno,
si a ti a la
postre a los perros turcos te he mangoneado, 190
te ruego, y,
suplicante te imploro, y te conjuro:
como Berta
murió de herida tuya tocada,
así por la
fuerza de tu virtud resurja ya viva."
Diciendo
tal, de la cruz la señal hace y hace de nuevo,
yo no sé
qué salmos, bajada la voz, susurrando. 195
Dicho y
hecho, entonces la muerta supuesta se mueve,
y a tal
movimiento voces tres mil a gritar se pusieron.
Luego,
alzando los ojos, fuera de sí parecía,
cosa que
hizo que mucha gente se las pirara.
Pónese en
pie, diciendo: "¿por qué, ¡ay!, me degollaste, 200
Cíngar?",
y Cíngar: "¿así le pones los cuernos a Baldo?"
"Perdonad
-dice Berta- al sexo débil, os ruego;
del macho se
hizo la hembra, la hembra macho desea.
Ponednos, si
ponernos sabeis, bajo vigilancia:
Aquella
mujer que dejan lejos del propio marido, 205
estar sin
hombre no quiere de ninguna manera;
si, empero,
lo está, sobre todos milagro grande llamadlo."
Entonces la
turba de los villanos en torno bullía,
clamando al
cielo, añicos haciendo los astros a gritos:
"¡Oh,
oh, milagro!, ¡oh, oh, milagro que no tiene tasa! 210
¡entre los
cuchillos cuchillo más cuchillo no existe21!
Nunca
creímos que tú, que tú, santísimo Cíngar,
fueras así
de devoto, y tuvieras tamaño tesoro."
Entonces
Cíngar agarra a Berta y entra en la iglesia,
y sobre el
altar subiendo con gravedad admirable, 215
predica el
valor del cuchillo con este prólogo excelso:
"Poned
vuestros ojos ¡oh, pueblo devoto!, en el santo cuchillo;
mirad el
cuchillo, con que un mal burgo de la Romaña,
el burgo de
Roversano, hogar de villanos malvados,
cruel
arrancó la piel, igual que a una ternera, 220
igual que si
fuera cabrito, a Bartolomé de los hombros.
Éste es el
cuchillo propicio, éste es el tesoro famoso,
que parecido
no tiene, ni habrá de san Marco la iglesia.
Éste es
aquel que podrá restañaros vuestras heridas,
éste es
aquel que salva a enfermos de fúnebre peste, 225
éste es
quien resucita a todos, vivos y muertos22.
¿Visto no
habéis justo ahora a Berta volver a la vida?
Así podrá
levantar otros muertos sanos y salvos.
¡Corred!,
¿por qué os quedáis parados?, ¡corred, venga, gentes
a este santo
cuchillo besar!; ¡corred, os lo digo!" 230
Al punto
aquella manada de lobos corriendo y aullado,
como hacen
los cerdos cuando a su bazofia
corren, y no
apartan su hocico de su dornajo,
aquellos
granujas por besar el cuchillo se matan;
presentándolo
Cíngar, como es costumbre de curas 235
el presentar
el manípulo23
al pueblo que deja una ofrenda,
dice "Pax
tecum" con tan cumplida apostura,
cuanta más
numerosas siente sonar las monedas,
pues
Jacopino presenta la bacinilla de ofrendas.
De su cabeza
Berta también quitose la cofia, 240
do los
villanos se aprontaban a echar sus dineros.
_____________________________________
1Festa
dies aderat sancti Brancatis et Umbri. Nombre parlante de santos
ficticios, inventados por Folengo. Faccioli ve en en ellos
(derivados de brancare "robar, agarrar" y de ombra
"sombra", respectivamente) una alusión evidente a su
carácter de protectores de los ladrones de Cipada. Chiesa apunta
otro interpretación al señalar la acción de brancare como propia
de los bailarines a la sombra del olmo, junto al que se bailaba.
2Quos,
Buffalmacco Neloque rogantibus, olim. Buffalmacco y Nelo son
personajes burlescos del Decamerón.
3Hic
canonizarat Beltrazzus, papa Cipadae. Beltrazzo es el nombre del
viejo amante de la maga Pandraga (XVII, 178)
4Bragatas
calzas, quas cludunt undique stringhis. "Y
llegamos a las puertas del siglo XVI,
con nuevas modas. Las calzas enteras son
rechazadas para ser sustituidas por las medias-calzas de
toda la vida (las cuales se confeccionaban muy ajustadas) en
combinación con la braga, también
muy ajustada. A este conjunto de origen alemán se le
llamó calzas-bragas."
(cf.
http://opusincertumhispanicus.blogspot.com/2012/05/las-calzas-bragas.html").
5Master
Adrianus, Constantius atque Iachettus. Este Adrianus es
Adriann Willaert, músico flamenco (1480/90-1562), recordado como
maestro de capilla en Venecia en 1527 (Faccioli), cuyo trabajo
conjunto con Jachet de Mantua, Jacques Colebault (Bretaña, n.
1483), favorece, como indica Chiesa, la identificación del
Iachettus citado en fin de verso; Faccioli y Chiesa coinciden
en identificar a Constantius con Costanzo Festa (Villafranca,
Turín, 1480 ca. - Roma 1545), cantor en la capilla Sixtina.
6Quod,
si Iosquinus cantorum splendor adesset. Josse -llamado Josquín-
Després, músico flamenco (1450 ca. - 1521). Chiesa recuerda que
aparece también celebrado en Baldus T XX 194-216, y en el
Orlandino III, 19, 1.
7Es
decir, de la parte central al final de la misa.
8"Bli
lirum" resonat variis sordina balettis. Se trata de una
onomatopeya del sonido de la gaita. Faccioli y Chiesa recuerdan el
incipit de la composición de Rossino (mantuano como
Folengo), Un sonar di piva in fachinesco, que es: Lirum
bilirum lirum lirum.
9Recuerda
Chiesa la glosa a T VIII 23: Sacrificium diaboli saltatio est,
ait Plinius, con recurso a una falsa autoridad, como es habitual
en su juego burlesco.
10Nam
Testamenti vecchi praecepta recordant, / quod rostum non vult
avanzet usque domanum. Se trata de la prescripción para la cena
pascual (cf. Ex. 12, 10: Nec remanebit quidquam ex eo
[agno] usque mane), retomada irónicamente en
referencia a la gula de los curas que acompañan al padre Jacopino.
11Contulerat,
faciens gentem basare manipol. El manípulo era un ornamento
sagrado de la misma hechura que la estola, pero más corte, que se
ajustaba mediante un fiador al antebrazo izquierdo sobre la manga
del alba del sacerdote (RAE).
12cf.
VII 222.
13Villanus
quidam, sub cauda morsus ab oestro. Imagen, señala Chiesa, de
la vaca picada bajo la cola por un tábano, y utilizada en I 560-61,
II 141-42, XVII 62-63 y XXV 6-8.
14Recuérdese
que Berta es la mujer de Baldo, amigo de Cíngar, y encarcelado por
las malas artes de Tognazzo y Zambello.
15Seu
sint villani Padoani sive Romagnae. Los villanos o aldeanos de
Padua ya criticados en II 110 se añaden aquí los de la región de
Romaña.
16Testaque
se snodant hinc inde, ut piva todesca. Explica Faccioli en nota
de este instrumento que está "hecho de más sacos de piel
herméticamente cerrados, y, por tanto, de más tubo sonoros unidos
a los sacos".
17Señala
Chiesa que se trata de una antífona del Oficio de difuntos: "Qui
Lazarum resucitasti a monumento foetidum, Tu eis, Domine, dona
requiem et locum indulgentiae".
18Iamque
propinquabat cum dicitur In Paradisum. Señala Chiesa que ésta
es la antífino conclusiva del rito de la sepultura: "In
Paradisum deducant te Angeli..."
19Te
rogo per sancti virtutem Bartholomei. Frente a la opinión de
Messedaglia, expresada en un artículo de 1948, de que no existen
influencias folenguianas en El Quijote cervantino, y, de que,
en este caso, las
evidentes semejanzas existentes entre el procedimiento de la muerte
fingida a cuchillo y con dispositivo lleno de sangre en las bodas de
Camacho y la de Berta en el Baldus
a manos del falso cuchillo de San Bartolomé provienen de un
episodio similar contenido en Le
piacevoli notti
de Straparola, que fue traducida por Juan Francisco Truchado en
1583, Francisco Márquez Villanueva en su libro Fuentes
literarias cervantinas de
1973 considera como un claro eco merliniano el suicidio fingido de
Basilio en las bodas de Camacho, para cuyos generosos banquetes
encuentra Márquez también un "esquema sugeridor" en la
prolija descripción del banquete que aparece en el lib. I del
Baldu.
20Quando
Roversani pellem brigata cavavit. El apóstolo san Bartolomé
fue, según la tradición, despellejado vivo en Armenia; no obstante
-indica Chiesa- el hecho de que su culto estuviera vivo en
Roversano, cerca de Cesena, y el gusto de Folengo por los juegos
verbales (rovesciare en italiano significa "poner del
revés") le lleva a trasladar el lugar de su martirio.
21Inter
cortellos non est cortellior isto! Este rasgo del macarroneo
folenguiano consistente en poner en grado comparativo sustantivos
fue ya señalado por U. E. Paoli. En cuanto a la traducción he
intentado dar idea de su comicidad repitiendo el nombre, aun a costa
de expresar el segundo término de la comparación, de por sí
evidente, en lo que difiero de las traducciones de Faccioli (Fra
tutti i coltelli non ce n'è uno che sia più coltello!) y de
Chiesa (Fra tutti i coltelli non c'è un più gran coltello di
questo!).
22Hic
est, qui vivos et mortos suscitat omnes. Señala Chiesa que este
absurdo de pretender resucitar no sólo a muertos, sino también a
vivos corresponde a una voluntad de hacerse eco del vivos et
mortos del Credo; también está en consonancia, en mi
opinión, al desprecio al pueblo asistente que evidencian las
comparaciones siguientes con lobos, cerdos, y el tratamiento de
bribones.
23cf.
v. 66.
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