viernes, 18 de enero de 2019

LA MACARRONEA DE FRANCISCO PACHECO: Traducción (XV)


Tal dice, y ciego de rabia, rompe sus viejas cadenas,                  195
y sale de la morada. ¡Con qué remolinos el viento
precipitado al mar, negras nubes causando, se tumba!
Acto seguido, el cielo, huyendo el diablo, de densas
nubes se cubre, para no ver tan malos hocicos.
Silban las copas de árboles, un remolino al cielo                        200
se empina, y lluvias y vientos arrecian, y a truenos retumban
los astros, y relampaguea de modo espantable en lo oscuro.
Arrebatado en tal tempestad, batiendo negruzcas
alas de murciélago, de dragón enroscando la cola,
vuela aquél de Venus al lar, pues en versos se acuerda              205
que dos las Venus son, y que ambas hermanas resultan;
una legítima es, y lindos amores instiga,
y cortesanos cuidados siembra dentro del pecho,
harto hermosa, y sentada cual reina en estrado dorado,
y siéntase ante sus pies aquel hermosito Cupido,                      210
siempre teniendo de dulce miel las teñidas saetas,
con éstas sólo a princesas, sólo a reyes ensarta,
y a nobles espíritus, noble él también con su arco dorado;





205 No sé en cuáles1
211 Mejor y más dulce en azúcar, poeta bastardo.





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1 La tradición literaria de las dos Venus remonta al Banquete platónico (180C-181A), en el que Pausanias distingue entre la Afrodita Urania (Celeste), nacida de Urano (cf. Hesíodo, Teogonía, 117ss.), y la Afrodita Pandemo (Vulgar), hija de Zeus y Dione, que en la época de Platón era considerada como Venus Meretrix, patrona de las heteras y protectora del amor carnal, mientras que la otra era un símbolo del amor puro y espiritual (cf. PLATÓN, El Banquete. Fedón. Fedro, trad. de Luis Gil, Orbis, Barcelona, 1983, p. 41).

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