viernes, 26 de enero de 2018

LA MACARRONEA DE FRANCISCO PACHECO: Contexto macarrónico






La macarronea de Francisco Pacheco es la más extensa de las conocidas en España hasta la fecha1. Cronológicamente –si se da por válida la fecha de 1565 presente en el manucrito de la Bancroft Library-, ocupa el cuarto lugar, a unos 13 años del poema en dísticos elegíacos de Juan Méndez Nieto (circa 1552) y a escasos años (1571) de las macarroneas compuestas en honor de la batalla de Lepanto. A nivel estilístico se aleja de la primera fase de la producción macarrónica española representada por las epístolas de Juan de Vergara, de Diego Sánchez y el poemita de Méndez Nieto, y se acerca a la fase clasicista y normativa que inician las macarroneas lepantinas –sólo interrumpida por la anomalía múltiple que representa el emblema macarrónico “otiositas vitanda” (1605)- . Estas tres primeras macarroneas tienen en común cierto grado de descuido en el aspecto métrico y prosódico –aunque en mucha menor medida en el poema de Pacheco-, que se aleja del modelo de perfección folenguiano, y se acerca, en cierta manera paralela, al estilo deliberadamente descuidado de los poetas macarrónicos prefolenguianos. Lo más peculiar y característico, empero, de la macarronea de Pacheco se sitúa en el terreno argumental y lingüístico; la temática amorosa que le es propia no volverá nunca a ser protagonista en la macarronea española, y sólo aparecerá tangencialmente en su vertiente erótica de forma muy tardía en la Pepinada (1812) de Sánchez Barbero –junto, curiosamente, a la existencia de un cuerpo de glosas marginales-, la última de las composiciones conocidas compuesta en España. En cuanto al aspecto lingüístico es necesario observar, junto a Montero y Solís “como aportación original […] la inserción, entre la paródica verborrea del macarronismo, de un buen número de palabras del argot germanesco pertenecientes al ámbito de la prostitución y la picaresca”2. Las influencias folenguianas son muy evidentes, a nivel incluso de calcos textuales y referencias directas a Merlín Cocayo, en la primera de las macarroneas españolas conocidas, la de Juan de Vergara. Estas influencias se hacen intrínsecas, y no se manifiestan abiertamente en la epístola del Dr. Sánchez ni en el poemita de Méndez Nieto (quienes, como Pacheco, no necesitan justificar a esas alturas su elección de género), y reaparecen con fuerza a nivel textual y estructural en la macarronea de Pacheco.











1 Sobre la macarronea española puede verse J. M. Domínguez Leal, ‘Compendio de la poesía macarrónica en España y de su influencia en la literatura española’, Calamus renascens, 2 (2001), 199-221; ‘Una experiencia literaria insólita: El emblema macarrónico “otiositas vitanda”’, Minerva, 15 (2001), 89-114; ‘La poesía macarrónica de Tomás de Iriarte’, Fortunatae, 13 (2002), 89-106; ‘La influencia de la poesía macarrónica en la poesía latina humanista en España: La “Callioperria” de Juan de Vergara’, Myrtia, 17 (2002), 297-312; ‘La influencia folenguiana en la primera macarronea española’, Quaderni Folenghiani, 4 (2002-2003), 49-65; ‘La poesía macarrónica en España: definiciones y ejemplos’, Per Abbat, 2 (2007), 103-110; 'Influencias folenguianas en las Macarroneas del Maestro Martínez y Juan Escribano sobre las victoria de Lepanto (1571)', Quaderni Folenghiani, 6-7 (2006-2009), 91-112; y puede consultarse también últimamente mi blog “La poesía macarrónica en España” (http://poesiamacarronica.blogspot.com.es/).

2 Juan Montero y José Solís de los Santos, ‘La macarronea sevillana del licenciado Francisco Pacheco’, en Pedro M. Piñero Ramírez (ed.), DEJAR HABLAR A LOS TEXTOS. Homenaje a Francisco Márquez Villanueva, Sevilla: Universidad de Sevilla, 2005)Tomo I, p. 657.

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