Por
otra parte, el Baldus
de la red. P constituye la primera aplicación al género épico del
arte macarrónica. El Baldus
se presenta como un poema épico-caballeresco de mediana extensión
(6230 versos) en diecisiete libros.
Respecto
a su estructura temática, Ettore Bonora observaba el predominio del
elemento caballeresco sobre el clásico de la Eneida:
caballeresco es en buena parte el argumento del libro primero; en un
largo paréntesis, de la segunda a la séptima macarronea, se
describe las vicisitudes ocurridas entre el ambiente campesino de
Cipada y el ciudadano de Mantua; del libro octavo al decimoséptimo
se vuelve al tema caballeresco y aventurero1.
Tras
la preceptiva propositio
e inuocatio
(en este caso a las musas macarrónicas, obesas habitantes de un país
de Jauja donde se entregan a faenas culinarias), el poeta sitúa la
acción en el reino de Francia, donde el caballero Guido,
descendiente de Rinaldo de Montalbán, se enamora en un torneo de la
hija del rey, Baldovina. Ésta le corresponde, y ambos deciden huir
del reino. Entre grandes penalidades atraviesan los Alpes y llegan a
Lombardía; en la villa de Cipada son acogidos amablemente por un
campesino, en cuya casa Baldovina, embarazada, da a luz a Baldo. La
madre muere a consecuencia del parto, y el padre, ciego de tanto
llorar, entrega el recién nacido a su huésped, y parte hacia los
montes de Armenia para llevar vida de penitencia. En el libro II, de
acuerdo con la tradición caballeresca del héroe predestinado2,
se cuentan las hazañas del Baldo niño y adolescente: éste, no
siente la menor inclinación por las labores campesinas de sus
creídos padres, y se escapa a la cercana ciudad de Mantua a medirse
a pedradas con los muchachos. Su padrastro lo envía a la escuela,
donde hace increíbles progresos, pero tras leer las hazañas de
Orlando, pierde todo interés por los estudios. Fuera de lugar -y de
tiempo- e indomable al orden campesino y burgués, Baldo busca sus
amigos entre delicuentes y marginales; entre ellos destacan el
gigante Fracasso, el ladronzuelo Cíngar, descendientes,
respectivamente, de Morgante (Primus
erat quidam Fracassus prole gigantis, / Cuius progenies Morganto
uenit ab illo / Qui de campana bagioccum ferre solebat)
y de Margutte3
(Alter erat Baldi
compagnus nomine Cingar / [...] / Ipse suam stirpem Margutti a
sanguine traxit), y
Falquetto (Falchettus),
descendiente de Pulicano4,
e híbrido de hombre y perro como él (de
quodam legitur
Pulicano nomine, cuius / semine Falchettus longo post tempore uenit.
/ Sicut mezus homo fuerat Pulicanus et altra / pars canis extiterat,
sic sic Falchettus habebat / anteriora uiri, sed posteriora canina).
En la apertura del libro III, Zambello, hermanastro de Baldo, se
queja a Tognazzo, cónsul de Cipada y enemigo de Baldo, de que éste
lo explota y lo maltrata. Tognazzo se presenta ante el pretor de
Mantua, y tras demostrar que Baldo no es hijo legítimo del padre de
Zambello, y que, por tanto, disfruta dolosamente de las propiedades
de su difunto padrastro, se ordena su detención. Haciéndole creer
que Mantua está a punto de ser atacada por el rey de Nápoles y que
se necesita su ayuda, Baldo es atraído con añagazas a la ciudad,
donde tras una descomunal y desigual batalla es reducido. Al tener
noticias de la traición, Cíngar hace marchar a Turquía en busca de
ayuda a Fracasso, Falquetto y Mosquino, a costa, si es preciso, de
hacerse mahometanos, mientras maquina sacar de la prisión a Baldo
con sus tretas (et
si forte fidem Christi lassare bisognat / nos macometani cito
deuentabimus omnes / et sic de nostro Baldo uindicta fietur. /
Interim ego meis cum fraudibus atque magagnis / supra meum pectum
Baldum presone cauabo).
Entretanto, Tognazzo lleva a Zambello a declarar ante el pretor,
quien condena a Baldo a morir en prisión (IV). Dueños de la
herencia, Zambello y su esposa, Lena, deciden humillar a Berta, la
mujer de Baldo, cagando todas las noches ante su puerta. Cíngar,
prototipo del pícaro5,
trama entonces una estratagema: Zambello ve un día cómo Cíngar le
agradece efusivamente que le haya proporcionado generosamente tan
gran cantidad de mierda para vender en la ciudad; el lerdo
hermanastro de Baldo, incrédulo, carga con la tinaja de la que
Cíngar le ha extraído previamente una olorosa muestra y marchan
ambos a Mantua donde observa, efectivamente, que el pícaro vende la
tinaja a un comerciante, aunque haciéndole creer que es miel por
haber cubierto con esta sustancia las heces de Zambello, detalle éste
que escapa al obtuso campesino. Éste decide hacer lo mismo, y vuelve
a la ciudad con nueva mercancía, pero es reconocido por el
comerciante anteriormente estafado, quien le parte sobre la espalda
el recipiente que trae, y, todo pringado, lo lleva ante la justicia.
El propio Cíngar se encargará de sacarlo, mediante su astucia, de
la prisión, no sin antes haber vaciado la bolsa de Lena, esposa de
Zambello (V). Contra éste prepara Cíngar una burla definitiva: el
pícaro, tras ponerse de acuerdo con Berta, finge degollar a ésta en
público, celoso de la honra de su amigo; cuando está a punto de ser
linchado por la turba, afirma que el mismo cuchillo con el que ha
matado a Berta puede resucitarla, pues se trata del cuchillo de San
Bartolomé, dotado de milagrosas propiedades curativas. Tras rezarle,
Berta "milagrosamente" resucita. Zambello, codicioso, vende
todo lo que tiene para comprarle el cuchillo a Cíngar, e intenta
repetir la operación con su esposa Lena. Perseguidos, Cíngar
consigue poner a salvo a Berta y a los dos hijos de Baldo, y él
mismo encuentra en su huida a Tognazzo, al que aplasta sin compasión.
Posteriormente, asalta a dos frailes, con cuyas ropas se disfraza. En
su camino a Mantua se encuentra con el desesperado Zambello, pobre y
viudo, y le propone que se haga fraile y le acompañe; Zambello, que
no reconoce a Cíngar, acepta, con la esperanza de poder llenarse la
panza (VI). Cíngar consigue acceder como confesor junto a Zambello a
la celda de Baldo, quien sale disfrazado con el hábito de Zambello,
quien queda atado y amordazado en su lugar. Acto seguido, topan con
Leonardo, caballero atraído a Mantua por la fama de Baldo, y todos
se alojan en una taberna, cuyo dueño les delata (VII).
Ilustración: Incipit del Baldus del ejemplar de la Red. P de la Biblioteca Universitaria de Barcelona.
1
Cf. E. BONORA, Le Maccheronee..., p. 27.
2
Cf. F. MÁRQUEZ VILLANUEVA, o.c., p. 338 n. 103: "El
caso de un niño de noble estirpe criado, por diversas razones, en
un medio no caballeresco (campesino o burgués), pero que permanece
fiel a las inclinaciones guerreras de su sangre, es una de las
situaciones más típicas de las gestas francesas del tipo Enfances
o Mocedades; L. Gautier, Chivalry, Barnes and Noble,
Nueva York, 1966, pág. 93. El caso de Baldo, que manifiesta su
temple heroico desde el instante mismo de su nacimiento, no responde
a ninguna exageración paródica ni festiva, pues resulta
enteramente paralelo al caso del propio Roland en sus
Enfances, ibid. pág. 92". Sobre la presunta
parodia del género caballeresco contenida en el Baldus cf.
Introd. Gen. II. 2. 2. Más recientemente, Cesare Segre rechaza el
término de 'parodia', y propone hablar de una fagocitación lúdica
de elementos heterogéneos: "el movimiento fundacional [del
Baldus] ha sido el de confiar a un poema latino de matriz
virgiliana el tratamiento de una gama de temas coligados por un
diseño caballeresco" (cf. ÍD, "Baldus, la fantasia e
l'espressionismo", Atti Convegno 1991, p. 26).
3
Cf. F. MÁRQUEZ VILLANUEVA, o.c., pp. 303-305: "Si bien
el tipo cómico del gigante benévolo no parece haber abundado en la
literatura medieval, fue, sin embargo, el preferido al surgir en
Italia la épica culta renacentista. El paso decisivo lo da el
florentino Luigi Pulci en su Morgante (1483), con la historia
del gigante de este nombre [...] Morgante realiza las más
estupendas hazañas bélicas y cinegéticas, dando múltiples
pruebas de su buen humor y también de su desmedida y nada
melindrosa voracidad [...] Morgante se hace muy amigo de Margutte,
semigigante bromista cuyo grado de fealdad corre paralelo al de su
astucia y falta de escrúpulos [...] Tenemos aquí, pues, el punto
de arranque de ese tratamiento a la vez heroico y burlesco que
Folengo da a los extraños personajes de su Baldus [...] Pero
lo decisivo es que la receta de Merlín Cocaio consiste toda en una
aplicación exclusiva y sistemática del tratamiento épico-burlesco
ensayado en el estupendo gigante de Pulci, en un morgantismo,
cabría decir [...] El arte de Folengo no se entiende sin sus
múltiples empalmes con el mundo literario de la épica culta,
notablemente afín en cuanto género y espíritu. El Baldus
se escribe, a fin de cuentas, para un público muy culto que se
supone buen conocedor de estos poemas, especialmente el Orlando
furioso, y de la Eneida". Segre recuenta una serie
de precedentes caballerescos de episodios del Baldus (cf.
o.c., pp. 24-25).
4
BERNHARD KÖNIG, "Margute - Cingar - Lázaro - Guzmán. Zur
Genealogie des pícaro und der novela picaresca",
Romanistisches Jahrbuch, XXXII, 1981, p. 300 n. 57 señala
que este Pulicano no es, ciertamente, una invención de Folengo sino
el protagonista del Buovo d'Antona -procedente de la "versión
véneta" del francés Boeve de Haumtone-, uno de los más
populares poemas en octavas de su época, y que figura entre las
lecturas de Baldo en la red. T: "Namque Pulicano Falchettus
venit ab illo, Quem scripsere virum medium, mediumque catellum"
(ed. Portioli, S. 98); in den alten Ausgaben steht daneben am Rande:
"Pulicanus, semicanis" (ed. 1613, S. 100). Natürlich ist
auch Pulicanus keine Erfindung Folengos; er entstammt dem Personal
eines von Baldus selbst gern gelesenen Cantare ("Legerat
Anchrojam, Tribisondam, gesta Danesi, Antonaeque Bovum [...]",
ed. Portioli, S. 82), dem Buovo d'Antona, einem der
beliebtesten Oktavengedichte seiner Zeit, und findet sich bereits in
dessen Quelle, der "versione veneta" des französischen
Boeve de Haumtone (oder Hanstone), in der die
Funktionen wahrnimmt, für die in den überlieferten französischen
Fassungen ein Riese zuständig ist. Vgl. P. Rajna, Ricerhe
[sic] intorno ai Reali di Francia, Bd. I, Bologna 1872, S.
118-218; in dem (im gleichen Band) von Rajna edierten "venetischen"
Bovo d'Antona heißt
es von Pulican: "El'à vixo d'omo e braçe altretal, Largo in
lo peti e ben formà; Dala centura in çoxo a modo d'un can"
(S. 532, V. 1315-18), und wenig später "D'una femena e d'un
mastin inçenerà" (S. 533, V. 1355)".
5
Sobre Cíngar afirma Paoli que es "representante de esa
antisociedad formada por los facinerosos de toda laya, que ha
encontrado en Baldo un jefe y un defensor. Cíngar es la más feliz
creación de Folengo, ejemplo de bribonería y de lealtad. Rabelais
lo tomó como modelo de su Panurgo, y se cuenta entre los tipos más
originales de nuestra literatura" (cf. o.c., p. 120). Ya
por su nombre, señala König o.c., p. 295, derivado de
zingaro 'cíngaro', es presentado como maestro en el arte de
robar. Su influencia en la literatura española será notable, como se verá en próximas entradas.
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