jueves, 27 de febrero de 2014

LA REDACCIÓN PAGANINI DE LAS MACARRONEAS FOLENGUIANAS (II)




En una especie de post scriptum el maestro Acuario añade: hanc subsequentem aeglogam in eadem capsa retrouaui, quam tibi etiam mittere non renui. Iterum uale; y viene luego la égloga (120 versos), a la que sigue altera aegloga macaronica, de análoga extensión (145 versos), pero independiente. Hay así, como observa Zaggia, una breve antecámera bucólica, en dos distintas sesiones, antes del poema épico. Estas dos églogas constituyen la primera incursión del lenguaje macarrónico en la poesía bucólica. Externamente, las églogas folenguianas respetan las características generales de la tradición bucólica latina: uso del hexámetro, extensión en torno a los ciento cincuenta versos, estructura dialógica y ambientación campesina1.

En cuanto a la temática, la primera de las dos églogas remite al litigio entre pastores desarrollado en la tercera égloga de Virgilio. Retomando el comienzo de la primera égloga virgiliana (Tu solus, Bigoline, iacens strauacatus in umbra), el pastor Tognazzo se interesa por las causas de la melancolía de su compañero Bigolino. Éste le ruega, con malos modos, que lo deje en paz:

Deh, Tognacce, precor, noli mihi rumpere testam:
Si meus esse cupis charus compagnus ut ante,
Discede, atque tuum cura sequitare caminum. (Egl. P I 5-7)2.

"Eh, Tognazzo, te ruego, no me calientes los cascos:
si quieres, como antaño, ser mi querido compadre,
lárgate, y ocúpate de seguir tu camino".

De las súplicas se pasa a los insultos y a los golpes, hasta que Scaramella acude a separarlos y poner paz entre ellos:

Surgite, pastores, vestras quoque tangite dextras.
Tu, Bigoline, manens lassivas pasce capellas
Tuque, Tognazze, tuum voias seguitare viazzum.
Et iam Phoebus liquidis sol stuffat in undis. (Egl. P I 117-120).

"Levantaos, pastores, y daos la mano derecha.
Tú, Bigolino, quédate y pace traviesas cabrillas,
Y tú, Tognazzo, ten a bien seguir tu camino.
Y ya el apolíneo sol se zambulle en límpidas ondas".

La segunda égloga, en forma de diálogo entre los pastores Pedralo y Tonello, se presenta sustancialmente como una égloga fúnebre, en la tradición, pues, de la quinta bucólica de Virgilio, y materializada en forma de un elogium de la esposa difunta, como señala Zaggia: "pero aquí la descriptio analítica de la belleza de la mujer y la laudatio de sus virtudes (dos tópicos retóricos tradicionales) vienen traducidos en términos rústicos y, por eso, connotados antifrásticamente como caricatura y parodia (no menos del personaje descrito que del descriptor)"3.

Entre las fuentes literarias latinas y vulgares de las églogas señaladas por la crítica4, Luca Curti ha asignado recientemente un papel relevante a Giovan Battista Spagnoli Mantovano, Baptista Mantuanus o el Carmelita, y a su humanismo realista y humilis en la constitución de la "segunda persona" macarrónica folenguiana5. En opinión de Curti, "Spagnoli no habrá ya de ser considerado como una 'fuente' de Folengo, igual como el demasiado famoso nodarus no es 'fuente' para Tifi o para Bassano; será, por el contrario, el equivalente poético (equivalente 'alto') del nodarus, o sea, un ejemplo de insuficiencia (lingüística y, mucho más, estilística) que entra, con notable peso, en la estructura de la 'segunda persona' folenguiana. El poeta 'macarrónico' (Merlín) que Folengo construye como objeto de burla (a beneficio nuestro, de nosotros 'tercera persona') tiene rasgos que recomponen, al menos en parte, la fisonomía del Mantuano"6. Estos rasgos parodiados son los de su simpatía por los humildes, su lenguaje 'moderno' (es decir, un latín vivo hasta la impureza) y, en resumidas cuentas, su realismo7.

Curti aporta como ejemplo un pasaje de la primera égloga de la Adulescentia del mantuano Spagnoli, en el que el pastor Fausto describe la belleza de su amada Galla:

Namque erat ore rubens et pleno turgida vultu
Et, quamvis oculo paene esset inutilis uno,
Cum tamen illius faciem mirabar et annos,
Dicebam Triviae formam nihil esse Dianae8.

"Pues de salud rebosaba en la su cara rellena,
y, por más que tuviera un ojo casi perdido,
cuando admiraba, no obstante, su figura y sus años,
yo en nada tenía el primor de la Trivia Diana".

Esta inconcebible ruptura de lo aptum sin motivos cómicos, que desconcertaba a un comentarista contemporáneo9, condenaba el texto, a los ojos de lectores humanísticamente exigentes, como Folengo, irremediablemente al ridículo. Éste retoma el pasaje de Spagnoli, en términos bastante más perentorios, en la segunda égloga de la red. P, entre las alabanzas del pastor Pedralo a la belleza de su esposa difunta, Bertolina:

Haec quoque bella fuit, sicut, Tonelle, videbas,
[...]
nec sua stricta fuit nimium bochina, quod ipsa
quando ridebat geminas toccabat oregias;
quam pulchros oculos -unus niger atque gazolus,
alter bertinus, non sguerzus, sed sine luce-
hos inficatos mihi saepe tenebat adossum,
nec bene noscebam si me guardaret alhoram. (Egl. P II 90, 93-98).

"Ésta, además, fue bella, como tú viste, Tonelo,
[...]
y no fue demasiado estrecha su boca, porque ella,
cuando le daba la risa, tocaba ambas orejas;
cuán hermosos ojos -uno negro y garzo,
otro grisáceo, no bisojo, sino sin vista-
de hito en hito en mí con frecuencia tenía clavados,
sin yo seguro quedar de que entonces mirándome estaba".

Frente a la opinión de Momigliano que veía en casos como éstos una parodia tanto de Virgilio como de Spagnoli, Curti piensa que el latín humanista empleado por Folengo, tan alejado de la facilidad y popularidad de Spagnoli, es indicio de cúan lejos estaba Folengo de poner sobre el mismo plano a los dos escritores mantuanos: "Virgilio será, por contra, el modelo altísimo sobre el que la operación de caricatura realizada por Folengo permite al lector valorar la deformidad de la poesía de Spagnoli: de su virgilianismo 'grueso' y presunto"10.





Ilustraciones: ejemplar de la red. P de la Biblioteca Universitaria de Barcelona.


1 Cf. ed. Zaggia, pp. 7-8.
2 Seguimos el texto de la ed. Zaggia, al que remitimos para el comentario lingüístico y literario.
3 Cf. ed. Zaggia, p. 9.
4 Cf. ed. Zaggia pp. 9-10, 54-55 con bibliografía.
5 De acuerdo con su interpretación del macarroneo como parodia, en su núcleo constitutivo, de la insuficiencia lingüístico-literaria como era percibida en los círculos del nuevo humanismo, Luca Curti indica que la calidad de la parodia varía de autor en autor, así como su objetivo, es decir, los rasgos que forman la 'segunda persona': "Ya que está bien claro, para todos y también para mí, que Teófilo Folengo no ha escrito la Zanitonella y el Baldus (y menos que nunca los de la Vigaso Cocayo) por el placer de poner en la picota, por ejemplo, a Barletta o, directamente, a algún anónimo nodarus. Sería curioso que, en un gran autor como él, la complejidad de la operación literaria no fuera a la par que la invención fantástica" (cf. LUCA CURTI, Sul macaronico..., p. 171).
6 Cf. ib. p. 172.
7 Cf. ib. p. 174.
8 Cf. BAPTISTA MANTUANUS, The Eclogues, edited, with introduction and notes, by W. P. MUSTARD, Baltimore 1911, p. 64 (vv. 44-47) cit. por Luca Curti, o.c., p. 175.
9 Josee Bade (Jodocus Badius Ascensius), quien, intentando reconducir el pasaje a un cánon 'alto', alude inútilmente a la Venus paeta: "[non] lusca, id est, altero oculo capta, sed dicit: pene, ut non mere luscam, sed petam (id est, tremulis oculis) putes, nam et Venus peta dicitur" (cf. BAPTISTAE MANTUANI Adolescentia seu Bucolica, Iodoci Badii commentariis illustrata, Lugduni, sub scuto Coloniensi, 1546, p. 11, cit. por Luca Curti, o.c., p. 175).

10 Cf. ib. p. 178. Afirma Curti (pp. 178-179) que la presencia masiva y vistosa de obras vulgares como el Contrasto di Tonin e Bighignol, no supone una contradicción dada la similitud de planteamientos. Observa, no obstante, de acuerdo con la observación de Dionisotti de que la literatura humanística latina de finales del siglo XIV es mucho más realista y popular que la contemporánea y correspondiente literatura vulgar, que el elemento escatológico de la primera égloga folenguiana procede de Spagnoli y no del Contrasto. Alude, así, a un pasaje de la cuarta égloga de la Adulescentia ("Dum vado ad ventrem post haec carecta levandum, / Ianne, meum tu coge pecus, ne vitibus obsit"), que resultaba demasiado para Ascensius: "hoc profecto nimis rustice, tametsi rustico congruit", y cuyo realismo explota cómicamente Folengo: "Oybo, cagas: merdam faciam mangiare; saporem / summe, ribalde, tuum, mangia: non est bona? Mangia!" (Egl. P I 104-105).

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