Indisolublemente unida (al menos históricamente) a la opinión que hace de Folengo un “poeta dialectal” es la de la actitud positiva de los macarrónicos en general hacia el mundo popular en cuanto fuente del dialecto. En la base de esta interpretación señala Luca Curti la idea del “realismo” macarrónico defendida desde De Sanctis, que dio bríos a la lectura rebelde y transgresiva frente a las tradiciones latina y toscana, unida a la interpretación ‘continuista’del macarrónico respecto a la tradición del sermo humilis.1 Resulta, pues, fundamental en la elucidación de la función del elemento dialectal en el desarrollo literario del híbrido macarrónico analizar algunas consecuencias teóricas del realismo, a veces de tintes polémicos, que se le coloca como fundamento. Es éste el que produce, por ejemplo, la idea desanctiniana de una parodia caballeresca en el Baldus2 y el que lleva al ilustre folenguista Attilio Momigliano3 a trazar una célebre división de la obra magna de Folengo en dos partes: una primera, realista, en la que se describen las andanzas del campeador Baldo, y sobre todo las de su pícaro compañero Cingar, deuteragonista del libro, en su entorno campesino y urbano; y una segunda, paródica, en la que Baldo y sus compañeros se alejan de su terruño para adentrarse en una geografía fantástica donde descomunales aventuras les conducen finalmente a un descenso ad inferos que tiene como designio la destrucción del Mal4. Para otro veterano de los estudios folenguianos, Carlo Cordié, la primera parte del Baldus es la más lograda porque en ella, libre de elementos paródicos caballerescos, es patente la observación bonachona de la realidad que atribuye a Folengo y que considera su verdadero logro poético5. Quizás por el hecho aparentemente paradójico de que el resto de personajes populares son satirizados, a veces brutalmente, por su ignorancia, su codicia malévola o su lascivia, Cordié centra su análisis en Berto Panada, que protagoniza un pequeño episodio insertado en el libro II de la red. C y que tiene su fuente en una obra vulgar de Folengo, el Orlandino.6 El campesino Berto Panada (pescador originariamente) acoge humildemente a la pareja de enamorados fugitivos Guido y Baldovina (Milone y Berta en el Orlandino), hija del rey de Francia que dará a luz en su cabaña al héroe Baldo. Ésta última, que moría a consecuencias del parto en las redd. P y T, sobrevive en la C y V para criar a su hijo bajo la casta protección de Panada, mientras que el caballero Guido parte indefectiblemente en busca de aventuras. Para Cordié este episodio, donde hay sobre todo bondad de corazón (vontà di cuore), está lleno de humanidad e íntima comprensión de la vida, y con él se inicia y se termina el verdadero mundo del arte folenguiana, prisionero de su primera intención jocosa o paródica. En el análisis de este episodio, que se convierte en un déjà vu inevitable para quien se asome siquiera superficialmente a la bibliografía folenguiana, vienen a coincidir en líneas generales autores como Benedetto Croce, Ettore Bonora y Giuseppe Tonna. Croce7, no obstante, expresa sus reservas tanto a una interpretación paródica de lo caballeresco8 como a una representativa de la vida rústica. Bonora considera que en la primera parte del Baldus, la más poética, la vena caricaturesca y el uso de la lengua macarrónica responden a una concepción cordial y humana de los personajes y su ambiente9. Pese a que los personajes populares como Zambello, zafio hermanastro sometido a Baldo, y como Tognazzo, autoridad local enamorada de la esposa de Baldo, son ridiculizados y finalmente castigados por maquinar el encarcelamiento ignominioso de éste, Bonora dice que Folengo revive al mismo tiempo su infelicidad inmerecida y su coherencia íntima, de acuerdo con la compasión hacia los humildes que se esconde tras su comicidad10. En estos habitantes del pueblo de Cipada, cercano a Mantua, representa Folengo la mal comprendida realidad del mundo campesino11. Si cede ciertamente a los lugares comunes de la sátira contra el villano es en la medida en que representa la actitud de los personajes ciudadanos hacia los campesinos que los visitan (Zambello, Tognazzo)12. Respecto al tema de la parodia caballeresca, Bonora considera que la representación del mundo campesino no subvierte los esquemas tradicionales de la narrativa caballeresca, y que en el Baldus no existe ni una cínica negación de la caballería ni una caricatura del mundo popular. Baldo encarna el juego de contrastes entre el ideal caballeresco y el mundo de la densa realidad campesina13: héroe de gesta, viene a nacer accidentalmente en Cipada, donde realiza sus primeras hazañas infantiles. Ahogado por los convencionalismos legales y sociales (de los que Tognazzo es el defensor) propios de la vida campesina y urbana, buscará compañía en personajes marginales y grotescos (el delincuente Cingar, el gigante Fracasso, Falchetto, mitad hombre, mitad perro) con los que desarrollará sus aventuras épicas en la segunda parte de la obra. Más matizada resulta la posición de Giuseppe Tonna. Éste previene contra la tentación de leer a Folengo a la luz de nuestra ideología, como en el caso de Zambello, quien, sometido a la voluntad caprichosa de su hermanastro Baldo, parece simbolizar las ocasionales rebeliones de los campesinos del s. XVI en la suya personal contra Baldo. Todo esto no casa ciertamente con la brutalidad y desenfado con que Folengo describe el fin de Zambello a manos de Baldo, estrangulado igual que un pollo14. Lo que nuestra conciencia moral y nuestra educación política ven de injusticia en el maltrato de Baldo a Zambello, es, para el poeta cantor de la proezas de un noble, justicia15. En opinión de Tonna, “el mundo campesino folenguiano se configura así, ya desde la Toscolana, como alteridad respecto a los ideales caballerescos y a los ideales religiosos de los que el poeta se hace portavoz a través de sus personajes predilectos, Baldo y con alguna perplejidad, por otra parte confesada, Cingar”16. En este contexto, el personaje de Berto Panada adquiere sentido como contrapeso de los personajes en negativo de Zambello y Tognazzo, encarnaciones de la necedad y la vanidad presuntuosa, “para dar un cuadro más articulado, más plausible de la vida del campo”17. De tal modo, la ideología anticampesina de la red. T se atenúa con el madurar de los años y enmudece en la figura de Berto Panada. Concluye Tonna afirmando que en una villa como Cipada, donde los campesinos citan hemistiquios de Virgilio y emplean voces bergamascas “el mundo campesino, definido no obstante en su realidad de situaciones, de ambiente y de habla, tiende a hacerse emblema de un desorden más vasto: y su figuración, entendida en esta perspectiva, no se contrapone con un corte neto a las andanzas de la segunda parte del poema, las aventuras en el mar y en el infierno, sino que es, aunque más gruesamente trazado, su antecedente y vía”18. Con la supuesta adhesión folenguiana, sentimental o ideológica, al mundo popular coincide también el Segre de 1977, aunque advertía ya que no se debía sobrevalorar el elemento dialectal como signo de una posición potencial o efectivamente popular19.
2
Cf. F. MÁRQUEZ VILLANUEVA, o.c., p. 342 n. 114
3
Cf. A. MOMIGLIANO, Storia della letteratura italiana,
3ªed., Messina 1938, pp. 193-194 cit. por B. CROCE, Poeti e
scrittori del pieno e del tardo Rinascimento, vol. I, Laterza &
figli, Bari 1945, p. 165.
4
En la redd. T, C y V la primera parte corresponde a los libros I al
X, y la segunda a los libros XI al XXV.
5
Cf. C. CORDIÉ, “Il linguaggio maccheronico e l’arte del
“Baldus”, Archivum Romanicum, XXI n.1, 1937, pp. 1-79,
esp. 71-79.
6
Cf. C. CORDIÉ, o.c., p. 76 n.4; “Metamorfosi di
Berto Panata (noterella folenghiana)”, GSLI, CXXIV, 1947,
pp. 35-58; “Berto Panada, personaggio folenghiano”, L’albero,
XXXV / 2, 1982, pp. 64-69. Sobre el Orlandino como fuente del
episodio de Berto cf. también M. CHIESA, “Una fonte dell’
“Orlandino” e del “Baldus”, Atti Convegno 1977, p.
259 (artículo recogido en el libro Teofilo Folengo tra la cella
e la piazza con el título “Dai cantari dell’infanzia di
Orlando all’ “Orlandino”, e al “Baldus”, pp. 36-41) quien
atribuye a contaminación de géneros la creación de la figura
inaudita de un “villano cortés”: “Della metamorfosi di Berto
ha già detto Carlo Cordié; qui si può ribadire che questa
metamorfosi avviene nel bozzolo dell’Orlandino. Se nel
poemetto è fortissima la satira contro il villano con l’episodio
di quello che, scortese, rifiuta il cavallo a Milone e Berta,
offrendo lo spunto per narrare l’insultante favola sull’origine
dei villani (V, 54-62), ci sono già, nella figura del pescatore e
in quella del pastore, tutti gli elementi che concorreranno a
disegnare la figura di Berto, “villano cortese”. E si ha qui una
prova di quanto la lingua fosse vincolante per il Folengo e quale
libertà gli offrisse il macaronico. Le due figure del pescatore (V,
65-VI, 7) e del pastore (VI, 49-VII, 20) hanno i loro archetipi
nella tradizione delle egloghe piscatorie e pastorali e nel poemetto
in lingua restano legate alla loro anagrafe letterarie. Nella
Macaronea grazie alla contaminazione dei generi che la
caratterizza possono addirittura dar vita alla figura inaudita di un
“villano cortese”.
7
Cf. B. CROCE, o.c., p. 162
8
Otros autores contrarios a esta interpretación son T. Parodi, F.
Salsano y R. Ramat (cf. F. MÁRQUEZ VILLANUEVA, o.c.,
p. 343 n. 114).
9
Cf. E. BONORA, Ritratti..., pp. 116, 129
10
Cf. E. BONORA, o.c., pp. 129-137
11
Cf. E. BONORA, “Il mondo...”, p. 48
12
Cf. E. BONORA, o.c., p. 60
13
Cf. E. BONORA, o.c., pp. 62-63
14
Cf. G. TONNA, “Il mondo contadino nel Baldus:
ideologia e struttura”, Atti Convegno 1980, pp. 41-42. El
episodio de la muerte de Zambello puede leerse en Baldus V XI
415-421, ed. Faccioli, p. 386: “Baldus per collum, dum passat,
corripit illum / ac destrezza illa, qua nibius atque poiana / de
tellure levat sorichettum forte vedutum, / sic super arzonem
Zambellum Baldus aferrat, / perque pedes brancans dextra, per colla
sinistra / ut brancare solet mazzans fantesca galinam, / strangolat
heu miserum mandatque trovare Chiarinam” (Esta Chiarina con la que
va a encontrarse Zambello es una vaca que le timaron y se comieron
unos frailes desaprensivos haciéndole creer que era una cabra
mediante el falso testimonio de un tercero también fraile cf.
Baldus V VIII.).
15
Cf. G. TONNA, o.c., p. 44. Para éste (p. 45), la
actitud de fondo de Folengo hacia la realidad campesina puede verse
claramente en la glosa a Baldus T II 495-496: “Zambellus
voluit de Baldo saepe dolere, / sed metuit solitum spallis tentare
tracagnum”, donde se planteaba esta cuestión moral: “Quaeritur
quare Baldus sic pius et prudens, creditum germanum tam male
tractabat. Audi Platonem: vir naturaliter gentilis vilanum abhorrere
cogitur”
16
Cf. G. TONNA, o.c., p. 46
17
Cf. ib., p. 46
18
Cf. ib., p. 52
19
Cf. C. SEGRE, o.c., p. 69
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