sábado, 30 de junio de 2012

LA FUNCIÓN DEL LATÍN EN EL HÍBRIDO MACARRÓNICO (I)


En cuanto a la función que desempeña el elemento latino en el híbrido macarrónico las opiniones han sido de lo más dispares. La idea de que la tradición latina entra con otras en la elaboración de un nuevo lenguaje artificial y literario con fines expresivos y contrapuntísticos unió, por ejemplo, a estudiosos tan notorios y con planteamientos de base tan diferentes como Bonora y Paoli. Pero la intención paródica al menos inicial que la mayoría de folenguistas1 ve en tal lenguaje ha dividido a la crítica en dos grupos antagónicos y excluyentes: por un lado, los que sostienen que el macarróneo es parodia del latín clásico y/o humanista (entre otros Momigliano, Bonora, y Paccagnella más recientemente) marcada por la deliberada inserción de elementos vulgares y dialectales, y llevada a término por autores cultos que se colocan, no obstante, en una línea antihumanista de defensa de lo dialectal; y por otro, los que sitúan (Paoli y Curti en solitario) en el origen de este lenguaje la parodia de la insuficiencia lingüística y literaria real que delatan las interferencias del vulgar y del dialecto, tal como era sentida en círculos imbuidos de la nueva cultura humanística.

Dentro del primer grupo la elaboración teórica más importante de los últimos años ha sido la de Ivano Paccagnella, que se sirve del concepto bakhtiniano de “abajamiento”, principio artístico esencial del llamado “realismo grotesco”, entendido como sistema de imágenes que Bakhtin atribuye a lo que llama “cultura cómica popular”. El abajamiento es definido como “la transferencia de todo lo que es elevado, espiritual, ideal y abstracto al plano material y corporal”, lo que implica una metáfora espacial y jerárquica y una bipolaridad extrema de los elementos a que se aplica. Paccagnella señala en la raíz del fenómeno macarrónico un intencional juego irónico contra ciertas expresiones del Humanismo, como la esclerosis académica de la cultura. Esta crítica es tanto más significativa desde el momento en que es dirigida desde el interior del mismo ambiente que es puesto en caricatura, y tanto más sutilmente destructiva cuanto más rebaja en el uso paródico el instrumento lingüístico mayormente perfeccionado por los humanistas3. La persecución de una línea de realismo corporal y grotesco con la apertura a elementos culturales y lingüísticos popularizantes y de extracción rústica, lleva a los macarrónicos paduanos a buscar un constante abajamiento por medio de la copresencia de niveles diversos y contradictorios, conseguida con el contacto estridente de elementos de patente origen dialectal con otros (lexemas, hemistiquios enteros o secuencias más amplias) de derivación clásica. Se crea, dice Paccagnella, una polaridad múltiple que comprende la oposición entre latín y vulgar (la persistencia de tradiciones medievales de baja cultura) de una parte, y de la otra, entre lengua y dialecto, dialecto y latín, latín clásico y latín macarronizado, en cuya polaridad el término latín “viene desnaturalizado por la extensión a zonas expresivas que le son extrañas y por la correlativa contaminación de sus materiales hereditarios”, en palabras de Segre. El macarrónico nace de esta ilícita expansión, y la oposición de dos registros distintos (latín y dialecto) pero intersecantes constituye su técnica peculiar, de la que proviene a su vez su vis comica. En la superposición que deriva de esta interferencia el latín viene a sufrir un redimensionamiento sustancial de su peso lingüístico, estilístico y cultural, quedando relegado al fondo con la función de elemento secundario de contrapunto paródico4. El filón académico-virgiliano es profanado por el contraste violento e inmediato con la realidad cotidiana, sobre todo en sus aspectos obscenos y escatológicos, y por la superposición del hexámetro al fondo lexical véneto5. Es, pues, el juego de contraste y contrapunto entre latín y vulgar lo que crea el declive estilístico y caracteriza la poesía macarrónica misma como hipérbole en negativo o hipóbole6.

Desde el otro lado, Luca Curti retoma y desarrolla las ideas que Paoli bocetó en su obra principal, Il latino maccheronico. Frente a la conocida visión de un macarrónico contestatario de Segre y Paccagnella, que lo lleva, según Mario Pozzi7, a ser uno de los máximos representantes de la oposición a la normalización toscana de Bembo, y que hace de Folengo un poeta dialectal según Ernesto Giacomo Parodi y Gianfranco Contini8, Curti llama la atención sobre el hecho de que ningún autor macarrónico, excepto Alione, ha escrito jamás en dialecto. Muy al contrario, todos, excepto el citado Alione9, escriben en latín humanísticamente “correcto”, y algunos en vulgar ‘toscano’. Este último hecho, junto a la inclinación de los macarrónicos a presentarse en público como autores de textos en latín “correcto”, hace a Curti dudar de las conclusiones de la tradición crítica que hace del macarrónico la otra vertiente del “desafío” antihumanista y antitoscano que representa la poesía dialectal de un Ruzzante10. Su incoherencia fundamental para Curti estriba en presentarnos unos autores “opuestos a la imposición del latín ‘correcto’ y del vulgar ‘toscano’, pero dispuestos a desarrollar en estas lenguas una parte importante (cuando no gran parte) de su obra; animosos defensores de los derechos de los dialectos, pero incapaces de escribir en ellos, entre todos, un solo texto autónomo”11.

Es el juego de personas literarias lo que permite a Curti explicar la función del latín en la mezcolanza macarrónica. El sustancial respeto por la prosodia y la métrica latina, y la presencia de calcos y guiños clásicos destinados a un público culto aseguran la firmeza de un cuadro formal “alto”, que es la huella distintiva de la primera persona macarrónica, el autor humanista que se duplica voluntariamente en una segunda persona, que representa a un latinista grossus y presuntuoso que su autor (el autor de la macarronea), expone a la burla de lectores virtualmente tan agudos como él. Así, el procedimiento de corrección progresivo de las macarroneas folenguianas no se realiza en el sentido de una caracterización dialectal más marcada, sino en el sentido contrario: “cuanto más firme es el cuadro formal ‘alto’ (cuanto más perceptible es la ‘primera persona’) tanto más sutil puede hacerse la desviación puesta en acto por la ‘segunda’”12.


1 Fuera de tal interpretación paródica quedan personalidades aisladas como la de Lucia Lazzerini, quien, como hemos visto, sitúa el origen del macarroneo en la tradición ininterrumpida del sermo humilis cristiano y relega a un papel secundario el elemento paródico, y como la de Cesare Federico Goffis. El veterano folenguista, que dedicó a Folengo su tesis de doctorado en 1935, defiende la heterodoxia religiosa de Teófilo y de su hermano carnal y en religión, Giambattista, a través del análisis de la obra de ambos en estudios como La poesia del Baldus, Genova 1950, L’eterodossia dei fratelli Folengo, Genova, s. a. pero 1950, respuesta a G. Billanovich en su biografía Tra don Teofilo Folengo e Merlin Cocaio, Napoli 1948, donde señalaba la sustancial adscripción de Folengo a la ortodoxia de la orden benedictina, y en los últimos años: “La contestazione religiosa e linguistica nei testi folenghiani”, Atti Convegno 1977, pp. 84-129; “Il macaronico folenghiano fra arte e contestazione”, Maia, XLIV, 1992, pp. 131-145; “Il dantismo eterodosso del “Baldus”, AA.VV., Miscellanea di studi danteschi in memoria di Silvio Pasquazi, 2 voll., Federico & Ardia, Napoli 1993, vol. I, pp. 407-422. Para Goffis la solución del problema religioso, aportando plena luz sobre sus motivos y pasiones, contribuye propiamente a la definición de la poética y de la poesía folenguiana. La parodia es, por tanto, una justificación insuficiente, y puede decirse que latín y dialecto son puestos en conflicto por motivos ideológicos. Folengo, que es un heterodoxo que pasa del erasmismo al luteranismo precozmente, eleva a dignidad literaria una lengua hablada en cierto modo, pues se remonta ésta al filón del hibridismo lingüístico espontáneo, tal como puede verse recogido en innumerables documentos del tardomedievo (crónicas, estatutos, los inventarios eclesiásticos que reproducen el lenguaje de las sacristías y de los monasterios). Goffis quiere mostrar la realidad de la base macarrónica en el lenguaje del vulgo ignorante vivida en los lugares de cultura. La obra de Folengo expresa: “una visión de la cultura como renuncia a lo abstracto, al platonismo y al aristotelismo, a la teología; reducción al pragmatismo de la vida evangélica, esto es, del vivir y actuar con fe sin intelectualismos, que se concretan en la constitución y acción de la Iglesia condenada” (cf. “Il macaronico...”, p. 144). El poeta no recurre al latín y al dialecto con fines paródicos o expresivos, sino para expresar su propia tensión innovadora y restauradora al tiempo: “[...] Folengo siente en el latín el rigor de la espiritualidad sublime, en el lenguaje más rústico la depresión de la inteligencia, la vida reducida a los instintos y a la picaresca, a lo soez” (cf. “La contestazione...”, p. 122).
3 Cf. I. PACCAGNELLA, Le Macaronee..., pp. 11-12
4 Cf. I. PACCAGNELLA, o.c., pp. 68-69.
5 Cf. ib., p. 70.
6 Cf. ib., o.c., p. 71.
7 Cf. M. POZZI, “Teofilo Folengo e le resistenze alla toscanizzazione letteraria”, Atti Convegno 1977, pp. 209-224.
8 Cf. E. G. PARODI, “Merlin Cocai e le ‘Maccheronee’ (1911), Poeti antichi e moderni, Firenze 1923, pp. 193-201 y G. CONTINI, “Introduzione alla ‘Cognizione del dolore’ (1963), Varianti e altra linguistica. Una raccolta di saggi (1938-1968), Torino 1970, pp. 601-619 cit. por L.CURTI, o.c., p.145 nn. 12-13
9 Alione es un macarrónico ‘de circunstancias’, que escribe su Macarronea “para responder adecuadamente (pudiendo, lo habría hecho “per le rime”) a la macarronea de Bassano Mantovano” (cf. L. CURTI, o.c., p. 147). A juicio de Momigliano, Alione “ignora, casi , el latín, y por eso se encuentra naturalmente bajo su pluma la expresión vulgar sin saber travestirla en latina, y fundirla en un lenguaje que no sea un embrollado batiburrillo de retales” (cf. A. MOMIGLIANO, “Le quattro redazioni della “Zanitonella””, GSLI, LXXIII, 1919, p. 8 cit. por M. CHIESA en GIOVAN GIORGIO ALIONE, Macarronea contra Macarroneam Bassani, Centro Studi Piemontesi, Torino 1982 (“Collana di testi e studi piemontesi”, n. s., 2) p. 23). A Alione le falta la experiencia humanista adecuada, y eso hace que su macarroneo sea “el menos creativo desde el punto de vista lingüístico; es, por el contrario, el de más difícil comprensión, especialmente porque es el que toca más directa y continuamente a tradiciones orales y marginales” (cf. M. CHIESA, o.c., p. 24).
10 Cf. I. PACCAGNELLA, Plurilinguismo..., pp. 80, 82-83
11 Cf. L. CURTI, o.c., p. 148
12 Cf. ib., p. 164

Imagen: Portada de la reproducción facsímil (1974) de Maccheronee di cinque poeti italiani del secolo XV (1864)

No hay comentarios:

Publicar un comentario