sábado, 26 de mayo de 2012

LUCIA LAZZERINI Y LA VUELTA A LOS ORÍGINES DEL MACARRONEO



Lazzerini, por su parte, reafirmó sus posiciones en sendos escritos de 1982 y 19881. Rechaza la clara distinción rupturista trazada por Paccagnella entre el hibridismo de los sermones y la literatura macarrónica2, aunque “hay que reconocer que la poesía macarrónica se sitúa sobre otro plano; se pasa de la mezcla salvaje a una mezcla organizada según reglas precisas (es por lo que yo había hablado, a propósito del salto de calidad entre los textos de los predicadores y los de los poetas humanistas, de “variación funcional”, retomando una fórmula utilizada por los formalistas rusos para definir el fenómeno de la evolución de un “género” de una fase preliteraria a la de “forma canónica”). Pero insistir en las diferencias parece excesivo cuando las analogías son tan sorprendentes”3. Así, como apertura irónica a su argumentación recuerda que las macaronica verba del nodarus del conocido verso folenguiano “no son ciertamente fragmentos de la Tosontea o de la Zanitonella sino modestos ejemplos de latinus grossus4.

Frente a la opinión de Paccagnella de que el hibridismo de los sermones se manifiesta sólo en el nivel del lexema aislado, y nunca como en la poesía macarrónica al mismo tiempo en los niveles léxico, morfológico, sintáctico y métrico, Lazzerini cita un fragmento de Valeriano da Soncino donde sólo falta el nivel métrico5:

Tu sborasti tuam [condicionem], permitte et me sborare meam.” Et accepi calamum fulonum trium brachiorum et feci sibi unum par manicarum de brochato doro negro.

Para la estudiosa italiana la situación no resulta tan simple: “Resulta inoportuno también ergotizar sobre la distinción entre un “macarrónico perfecto” hipotético (¿amalgama irreprochable de las dos lenguas?) y el hibridismo trivial”6; y trae a colación ejemplos de gradación macarrónica con inserciones yuxtapositivas de vulgar tomados de algunos prefolenguianos como Fossa (v. 463: “cui color est rubeus de quella cativa canaia”; v. 532-533: “respondent demones multum cridando todesche / atque in schiavono, quod se intendeva niente”).

Respecto a la intención paródica fundamental que Paccagnella sitúa en la base de las macarroneas, Lazzerini afirma que se ha abusado de este socorrido argumento7, y no se ha visto que “el pivote, el nudo del macarrónico reside sobre todo en los vocabulazzi, en los temas obscenos o escatológicos, que se inserta excéntricamente en el hexámetro (o el dístico elegíaco)”8. Como confirmación de esto se aducen unas palabras de Folengo en la Apologetica de la red. T, en las que se dice que la razón del macarroneo está en provocar la risa9:

Ut quidam enim macaron inventum est? Dicimus “se cagat adossum”; melius (fateor) dici potuerat “timet”. Sed cur, inquam, fuit repertum macaronicon? Causa utique ridendi: ergo “se cagat adossum” positum est causa ridendi et non orandi, nam vulgariter dicimus: “el si caga adosso di paura”, quando quidem vulgare eloquium est macaronici poetae latinizare”

La parodia, además, no es siempre en sí misma hilarante, sino que se presenta más bien como “un sal, condimento que se añade para los paladares más exigentes (como los calcos de autores clásicos y las pullas frecuentes también en los sermones)”10, que no siempre son evidentes como señala Paccagnella11.

Lazzerini, pues, se reafirma en su idea de buscar el origen del macarrónico en la tradición ininterrumpida del sermo humilis cristiano, y admite en parte la extensión de la investigación que hace Goffis al latín de los documentos conventuales, en los que no nos encontramos con “una hibridación abstracta para uso de eruditos, sino un movimiento que desarrolla un proceso lingüístico ampliamente extendido y que eleva a la dignidad artística una lengua que se hablaba en cierto modo”12. Pero Lazzerini introduce una distinción fundamental: “los calcos y el latinus grossus de las cartas son a menudo involuntarios, desprovistos de una connotación cómica consciente, mientras que una función cómica deliberada entra en la mezcolanza de los sermones”13, sobre todo en el paso del siglo XV al XVI, coincidiendo así con la agudización de la crisis lingüística que se desarrolla en el norte de Italia.






1 Cf. L. LAZZERINI, “Aux origines du macaronique”, Revue des langues romanes, LXXXVI, 1982, pp. 11-13 e EAD., “Da quell’arzillo pulpito. “Sermo humilis” e sermoni macaronici nel Quaresimale autografo di Valeriano da Soncino O.F.P.”, Il testo trasgressivo. Testi marginali, provocatorî, irregolari dal Medioevo al Cinquecento, Angeli, Milano 1988, pp. 70-208.
2 Otros críticos habían insistido en la falta de una intención artística en la producción sermonista, que es distintiva del macarroneo. Cf. C.F. GOFFIS, “La contestazione religiosa e linguistica nei testi folenghiani”, Atti Convegno 1977, pp. 118: “[...] Non andiamo con ciò [l’ibridismo inorganico] oltre un ibridismo lessematico non congiunto a quelli “lessicale, morfologico, sintattico e metrico come avviene nei macaronici”. Ma pretendere questo sarebbe pretendere che il sermonista fosse un creatore di strumenti poetici. È chiaro che l’ultima fase spetterà ad un artista, sarà anzi esclusiva della grande arte di Merlin Cocai”, y E. BONORA, o.c., pp. 27-28: “[...] le lingue mescidate (la Lazzerini studiava specialmente le prediche, in cui il latino si mescolava al volgare per rendere accesibile ad ascoltatori impreparati il discorso del predicatore) sono adottate in funzione puramente strumentale; non sono lingua d’arte, bensì il prodotto di un compromesso nato da una particolare situazione culturale. Ben diversamente il maccheronico, a qualunque livello, presuppone un’intenzione artistica”.
3 Cf. L. LAZZERINI, “Aux origines...”, p. 18, y también EAD. Il testo..., pp. 114-115
4 Cf. L. LAZZERINI, “Aux origines...”, p. 19, y también EAD. Il testo..., p. 115. Para Lazzerini, Folengo, hijo de un notario, reconoce en el latín corrupto propio de esta profesión sus propias raíces: “·[...] il latino corrotto sopravvive tenacemente nell’uso quotidiano delle scuole, dei tribunali, degli atti pubblici (lo stesso Merlin Cocai, figlio di notaio, riconoscerà almeno in parte le proprie radici in questo sermo communis, gratificandolo della stessa etichetta apposta al suo raffinatissimo prodotto: “scribere vadit adhuc macaronica verba nodarus [Baldus V II 11]”)” (cf. Il testo..., p.. 91).
5 Cf. L. LAZZERINI, “Aux origines...”, p. 19-20 y n. 21: “[...] Doro est là, naturellement, pour d’oro; mais, vu le contexte, on pourrait presque y apercevoir un “précurseur” du dorus que Folengo utilise fréquemment comme adjectif (doro vestita brocato; lettris doris; florinos ...doros; cf. Paoli [Il latino maccheronico], p. 164-165)”.
6 Cf. L. LAZZERINI, “Aux origines...”, p. 20 y también EAD. Il testo..., p. 116
7 Cf. L. LAZZERINI, “Aux origines...”, p. 20 y también EAD. Il testo... p. 117
8 Cf. L. LAZZERINI, “Aux origines...”, p. 21 y tb. EAD, Il testo..., p. 116
9 Cf. L. LAZZERINI, “Aux origines...”, p. 21
10 Cf. L. LAZZERINI, “Aux origines...”, p. 21 y tb. EAD. Il testo..., p. 117
11 Lazzerini señala en los vv. 462-463 de Tifi (“doctus et ad nasum frescum cognoscere smalzum / doctus et ad nasum bene coctum cognoscere rostum”) un calco de Juvenal (Sat. I 57: “doctus et ad calicem vigilanti sternere naso”) inadvertido para la crítica (cf. “Aux origines...”, p. 21 y nn. 24-25 y EAD. Il testo..., p. 117).
12 Cf. C.F. GOFFIS, “La contestazione religiosa e linguistica nei testi folenghiani”, Atti Convegno 1977, p. 118 cit. por L. LAZZERINI, “Aux origines...”, p. 25.
13 Cf. L. LAZZERINI, “Aux origines...”, p. 25.

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