sábado, 3 de marzo de 2012

EL LATÍN MACARRÓNICO DE U. E. PAOLI (VI): MACARRONISMO IRREGULAR

A.3) macarronismo irregular. Seguidamente, Paoli ilustra la existencia de un macarronismo, mixto de los dos anteriores, al que da el nombre de “irregular”. En ellos el error morfológico se presenta también en las palabras macarrónicas que se obtienen por un simple enmascaramiento de palabras vulgares. Tal sucede en algunos macarronismos en los que la desinencia adoptada no es conforme a la correspondencia normal entre declinación latina y terminación italiana. De modo análogo a como los monemas italianos “sermone” y “Tritone” derivan de sermo, –onis, Triton, -onis y “elegante” de elegans, -ntis, una simple latinización de “buffone” y de “galante” daría buffo (o buffon), -onis, galans, -ntis. Pero la anomalía gramatical aparece cuando encontramos, tanto en Folengo como en sus precursores, formas como buffonus y galantus. Estas palabras con doble marca macarrónica (palabras vulgares travestidas, desinencia latina irregular), alternando con otras cuya desinencia es regular, contribuyen a dar variedad al macarróneo. Ejemplos de declinación heteróclita en la misma palabra se encuentran en Tifi restringidos sólo al epónimo de su poema, que ora es de la tercera declinación (v. 638: macaronibus), ora, y con más frecuencia, de la segunda (vv. 387, 392, 455, 459: macaronos; v. 579: macaronorum); pero Folengo se sirve de ellos con mayor abundancia (VI 482: boschis; VI 142: boschibus; XVII 111: buffon; XXV 607: buffonus; XX 754: forzis; XX 155: forzibus)1.


En las palabras que acaban en –ns, -ntis, italiano “-nte”, Paoli enuncia una regla folenguiana, según la cual las formas de participio usadas en función verbal, siguen la tercera declinación (XXV 592: manum porgens “porgendo la mano”; II 164: sic parlans “così parlando”); si son adjetivos, o bien participios usados como atributo o predicativo la segunda (I 441: arte galanta “con bell’arte”; X 102: sufficientus ero “sarò bastante”; XI 285: aquae plena boientae “piena d’acqua bollente”); si son sustantivos, indistintamente una u otra (XX 470: fendentem “fendente”; XII 513: fendento). El sentido de tal “regla” es el de conciliar la máxima variación con la claridad de expresión, teniendo en cuenta que, por ejemplo, manum porgentus por manum porgens sería equívoco, mientras que no lo es aquae boientae.




1 Bonora afirma que en la red. T estas formas se dan generalmente con palabras desconocidas al dialecto o para cuya formación no es necesario pensar en un equivalente dialectal: boschibus (Baldus T IV 226), en cuyo margen se lee que es usado “pro boschis causa sinopologiae”, tenorus (ib. III 138) que lleva al margen: “tenor et tenorus”, falconus (ib. XV 3), para el que se da no obstante la advertencia “falco et falconus” remiten a palabras que no son típicamente dialectales aunque no faltan en el dialecto (cf. o.c. p. 76). Este tipo de macarronismo está relacionado con uno de los medios más simples adoptados por Folengo para la creación de nuevas formas macarrónicas, la abolición de la desinencia, aparentemente sugerido por el dialecto (Baldus V XVI 591: nespol ‘nespolo’; ib. XI 569: gamber ‘gambero’; ib. XVII 111: buffon ‘buffone’), pero siempre aplicado de modo que se salve el mínimo de aparente latinidad que es conciliable con el carácter general del macarróneo. Así, la desinencia es omitida sólo en los casos en los que en el latín son posibles formas sin desinencia (nom. voc. sing. masc.; nom. voc. ac. sing. neutro) (cf. E. BONORA, o.c., p. 77 y U. E. PAOLI, o.c., pp. 160-161).

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