Tras analizar el léxico macarrónico, Paoli cree poder establecer las características generales del macarroneo folenguiano en relación con el lenguaje de sus predecesores1:
La nota dominante del folenguiano es dada por la coexistencia de dos principios que, considerados en sí, son excluyentes: dar dignidad de lenguaje orgánico al macarroneo, manteniendo siempre exteriormente, más o menos, la pátina latina, y, por el contrario, evitar, en la medida de lo posible, los elementos que representan la latinidad regular. Sólo con una hábil atemperación de los dos criterios Folengo ha podido transformar en fusión lo que en los prefolenguianos era solamente yuxtaposición.
Contribuyen a dar constante colorido clásico al macarroneo folengiano: 1) la observancia de la regularidad prosódica (v. Appendice II, p. 174ss); 2) el frecuente uso de neologismos latinos (v. p. 139) o macarrónicos (v. p. 143); 3) el cuidado en evitar los versos bilingües (v. p. 35), y en general las palabras que son de vulgar inalterado, sea siquiera recurriendo a artificios demasiado simples, como el usar faloium por “falò” y ancoram por “ancora” (v. p. 161ss); 4) el uso limitado del artículo (v. p. 158).
El poeta evita, por otra parte, el predominio del léxico latino sobre el macarrónico, excluyendo, al menos que el tono lo exiga, versos o sucesiones de palabras de latín regular. De hecho, mientras que en los prefolenguianos predominan numéricamente las palabras de latín regular ( a las que da generalmente carácter macarrónico la prosodia errónea), en Folengo prevalecen las palabras léxicamente macarrónicas, no pudiendo ser elemento de macarronismo el error prosódico, que Folengo, como he dicho ya, y como he ampliamente documentado en el Appendice II, no admite.
Cuán consciente es la aplicación de los dos criterios excluyentes, es algo que se deduce del cotejo de las cuatro redacciones del Baldus (v. Appendice III, p. 220ss), donde son corregidos errores de prosodia pasados por alto en las redacciones precedentes, y se procede a su vez, con un afán constante, a la sustitución de palabras de latín regular por palabras léxicamente macarrónicas.
El lenguaje macarrónico de Folengo, como técnica, invierte así los criterios del prefolenguiano. Con los criterios adoptados Folengo ha hecho del macarroneo un lenguaje admirablemente orgánico, que se presta, con el hábil juego de elementos de naturaleza diversa, que coexisten sin elidirse, a elevar y a bajar el tono de la narración poética según lo requiera el argumento y el lenguaje lo consienta, y a dar a este lenguaje extravagante y compuesto la impronta de la excepcional personalidad del poeta.
1 Cf. U. E. PAOLI, o.c., pp. 167-168.
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