sábado, 9 de noviembre de 2019

EL LENGUAJE DE LA MACARRONEA DEL MAESTRO MARTÍNEZ




F. Gherardi y G. Coli, "Historia de la batalla de Lepanto"






4. El macarroneo de mach.

4. 1. El léxico macarrónico.

4. 1. 1. Macarronismos léxicos.

Destaca en mach. la variedad de macarronismos verbales y nominales. En lo tocante a la morfología verbal, Martínez crea pte. de v. macarrónicos deponentes de v. pronominales españoles1 (alborotatur, regocijatur), perf. regulares (pelavit), impecables perf. en –ere (chapuzavere, disparavere), pluscuamperfectos regulares (soltaverat), y gerundivos (desgarranda). Todas estas formas, menos la segunda, representan una novedad en la macarronea española. Opta Martinez asimismo por conservar el lexema de los participios españoles (despedazada) por razones de eufonía. En la morfología nominal, junto a una tendencia a conservar las características gráficas de las formas vulgares de origen (bramidus, llamarada, nevado, trabajum), hay otra tendente a latinizar ciertos sustantivos vulgares que comienzan por es- (espantosas, estado –aunque con reservas-, estragos) suprimiendo la ‘e’ inicial (spantosa, statum, stragos). Esto crea una ilusión de regresión en el proceso diacrónico de paso del latín al romance2, y contribuye a homogeneizar bajo una caracterización morfológica unitaria los elementos heterogéneos desde el punto de vista lingüístico y cultural (latín y vulgar) que vienen a integrar el híbrido macarrónico. Prueba de esto viene a ser la alternancia de formas latinas y macarrónicas semánticamente equivalentes a veces en el mismo verso o en pura contigüidad (v.: 33 fremitus / trapala; v. 45: grita / clamor; v. 72-73: desnuda / nudo corpore).

La búsqueda de efectos expresionistas lleva al empleo de cierto léxico marginal, integrado por algunos hapaxlegomena (carilleras, tripicallus, zangarros), variantes inhabituales o documentadas más tardíamente (zangarrón en el compuesto Zangarronicolas), y arcaizantes (resgadas). En el aspecto de composición y derivación, destaca el neocompuesto Zangarronicolas, cómico remedo de compuestos latinos del tipo Christicola y deicola.

4. 1. 2. Macarronismos morfológicos.

No hay rastro de tales en mach. El esfuerzo deliberadamente clasicista de estas composiciones humanistas, excluye de entrada la inclusión de errores morfológicos voluntarios, al modo del mucho más irreverente modelo italiano. Resulta bastante difícil, ante estos poemas, mantener la teoría (que sigue siendo la de mayor boga entre los críticos) de que la poesía macarrónica surge y se desarrolla como contestación al latín humanista.

4. 1. 3. Macarronismos heteróclitos.

Sólo existe una apunte de declinación heteróclita en el ac. testucum por el esperable *testucem de la 3ª, del vulgar testuz, palabra ciertamente ardua de macarronizar. Se ha observado hasta ahora una tendencia en los autores macarrónicos hispanos a no presentar macarronización en los llamados casos rectos singulares (nom.-voc.-ac.) cuando plantean problemas de adaptación morfológica. El atrevimiento formal de testucum es índice de un proceso de experimentación y reflexión sobre los medios de derivación nominal que ofrecen los sistemas lingüísticos en juego.

4. 1. 4. Macarronismos semánticos.

Se registran tres casos: disparavere, luminaria (gallardo ejemplo además de manipulación morfológica) y rostrum.

4. 1. 5. Macarronismos de locución.

Hay dos ejemplos que reproducen expresiones sacadas de la lengua vulgar: dando matracam y soltaverat relojem.

4. 1. 6. Frecuencia de los macarronismos.

Se contabilizan 26 versos que contienen un solo macarronismo (vv. 1, 2, 3, 7, 14, 16, 18, 21, 33, 36, 37, 39, 43, 45, 55, 63, 64, 66, 67, 68,75, 80, 82, 89, 92, 94) que representan un 26,80% sobre un total de 97 versos.

Hay 14 versos que presentan más de un macarronismo (vv. 6, 15, 35, 38, 40, 41, 42, 44, 51, 56, 70, 72, 76, 96) que suponen un 14,43% del total.

Mach. presenta 57 versos íntegramente latinos (vv. 4, 5, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 17, 19, 20, 22, 23, 24, 25, 26, 27, 28, 29, 30, 31, 32, 34, 46, 47, 48, 49, 50, 52, 53, 54, 57, 58, 59, 60, 61, 62, 65, 69, 71, 73, 74, 77, 78, 79, 81, 83, 84, 85, 86, 87, 88, 90, 91, 93, 95, 97) que representan 58,76% del total.

Lo más destacable de esta estadística es el predominio de los versos latinos sobre los macarrónicos, de lo que puede dar razón las exigencias del latín de laboratorio humanista, aplicado a la composición de un poema que, aunque macarrónico, responde a los patrones de la épica clásica.

4. 1. 7. Función estilística de los macarronismos.

Se adivina en mach. un designio de armonizar los componentes vulgar y latino del macarroneo, en el sentido preciso de integrar sin estridencias aparentes el léxico macarrónico en un discurso predominantemente latino. Tal es la motivación que se esconde tras los macarronismos spantosa, statum y stragos comentados en 4.1.1. Su adecuación al contexto latino épico es prácticamente perfecta (cf. mach. 1: Infernas acies atque spantosa canamus; mach. 6: Macharronaea, precor, stragos tu dicere sola; mach. 14: Infera res morem solitum statumque tenebat). El poeta se permite de tal modo emparejar latinismos y macarronismos equivalentes incluso en un mismo verso (cf. mach. 33: Praeterea Inferni fremitus et trapala multa; mach. 45: Sed postquam grita paulatim clamorque quievit ) en un afortunado juego de equilibrio y variación, señal de las posibilidades latentes de un lenguaje artístico como el macarroneo, que ofrece al creador los recursos expresivos de dos sistemas lingüísticos en acto.

Los macarronismos más marcados desde el punto de vista estilístico son aquellos en los que se busca un efecto de expresionismo cómico. Tal ocurre en mach. 38-44, donde se describen las mutilaciones sufridas por las almas de los turcos en la batalla de Lepanto. Los macarronismos, que a pesar de verse integrados en el discurso poético latino mediante el sometimiento a sus preceptos, no dejan de ser una ruptura constante de la ilusión poética, se ven aquí resaltados en este carácter. Los macarronismos rompen la unidad cultural y estilística del texto monolingüe, introduciendo referencias a la realidad inmediata y cotidiana del hablante de la lengua vulgar, que son sentidas como anacrónicas y, por tanto, cómicas. Este efecto se potencia mediante el empleo de un léxico marginal que marque más las diferencias de todo orden con el cuerpo léxico latino. Este procedimiento destaca en los vv. 39-40 donde términos inusuales o arcaizantes como “carillerasque trahebant / resgadas” se ven cómicamente peraltados por figuras de construcción latinas como la inversión, disyunción y encabalgamiento. En este pasaje todos las palabras macarrónicas se ubican en posiciones relevantes como frontera versal, y ante cesura.

4. 2. Sintáxis macarrónica.

No hay anomalías apreciables respecto a la normativa clásica.

4. 3. Prosodia macarrónica.

4. 3. 1. Rasgos generales.

Martínez, que se muestra buen conocedor de la obra de Merlín Cocayo, es tan respetuoso como él con las reglas de las prosodia latina, aunque no consiente en las libertades prosódicas que se permitía el grassus poeta.

La regularidad se extiende también a la prosodia de las desinencias de las palabras latinas y macarrónicas, que siguen las normas de la lengua latina no sólo en la forma, sino también en la prosodia. No hay rastro en mach. de las licencias admitidas en Normula par. 5. El único ejemplo aducible, el abl. de gerundio breve del macarronismo de calco dandŏ matracam, responde a una tendencia ya presente en el latín imperial, que se extiende en la edad tardoantigua y medieval3.

Estamos ante un premeditado designio de regularidad prosódica que se manifiesta claramente en los nuevos tiempos verbales en que se emplean los verbos macarrónicos (soltavĕrăt, chapuzavērĕ), siendo así que en primer caso nos hallamos ante una palabra integrante de un macarronismo de locución, calcado de una expresión vulgar, en el que la libertad prosódica suele ser mayor.

4. 3. 2. Prosodia de las palabras latinas.

4. 3. 2. 1. Regularidad prosódica general.

El cuidado formal en este terreno es prácticamente total. Sólo hay dos versos que presentes anomalías (vv. 11 y 95), que representan un 2,06% del conjunto. No existe manipulación formal de voces latinas por motivos prosódicos.

4. 3. 2. 2. Errores prosódicos.

Encontramos dos ejemplos de largas por breves (cf. v. 11: daemōnum; v. 95: schōlaris). No se registran, por otra parte, alargamientos en arsis, tan frecuentes en los macarrónicos anteriores, ni rupturas de la ley de la posición.

4. 3. 2. 3. Voces aparentemente latinas.

Corresponden a esta tipología curiosa, disparavere, perdidit, statum, turbaverant.

4. 3. 3. Prosodia de los macarronismos.

4. 3. 3. 1. Regularidad prosódica general.

Las palabras macarrónicas se homologan prácticamente a las latinas en el respeto de las normas prosódicas romanas. De 61 macarronismos registrados no hay ninguno que las incumpla en sus reglas más básicas (ley de la penúltima, ley de la posición). Se observa, por otra parte, una tendencia a ignorar las posibilidades ofrecidas por las licencias macarrónicas registradas en Normula parr. 4, 5, 7, 8, 9, indicio del deseo de presentar el corpus heterolingüe del poema bajo un aspecto prosódico unitario y regular, aparte de serlo de independencia respecto al modelo folenguiano. Llama la atención, en este aspecto, la ausencia de macarronismos que recogan diptongos vulgares, hecho que no era ni mucho menos evitado en epist. Se podría hablar, pues, de cierto conservadurismo prosódico en lo tocante a los macarronismos.

4. 3. 3. 2. La ‘ley de la penúltima’.

Es escrupulosamente el acento de intensidad vulgar el que determina la cantidad de la penúltima sílaba (cf. trapăla de ‘trápala’), sin que hayan excepciones a esta regla, como en las macarroneas precedentes.

4. 3. 3. 3. Sílaba tónica anceps.4

Se registra un caso de libre alternancia de larga y breve en la sílaba tónica de bisílabos (grītam / grĭta).

4. 3. 3. 4. Ley de la posición y alternancia entre consonantes dobles y simples.

La ley de la posición es férreamente respetada. Existen dos casos de lo que hemos dado en llamar de ‘aparente ruptura’: artĭlleria, bărrigas (pero amarīlla, carīlleras), que constituyen una de las peculiaridades prosódicas sobresalientes del macarróneo español.

En cuanto a la alternancia de consonantes dobles y simples para marcar alargamiento por posición, el único posible ejemplo aducible, el adj. Hespañōlla, resulta demasiado aislado, además de innecesario, como para considerarlo influencia de Normula par. 7.

4. 3. 3. 5. Sílaba anceps ante “muta cum liquida”.

Tenemos ejemplos en diāblos / mătracam (único caso de escansión breve tal vez condicionado por su pertenencia a un macarronismo de calco).

4. 3. 3. 6. La regla de “vocalis ante vocalem corripitur”.

Los únicos ejemplos claros de aplicación de esta regla a las palabras tomadas del vulgar está en la serie dĭablorum, dĭablos. Hay, por otro lado, un único ejemplo de aparente infracción a esta regla cuando el acento de intensidad vulgar recae en una vocalis ante vocalem: artillerīa, pero en el que no hay que descartar la influencia del homólogo folenguiano artelarīa. El autor parece, pues, evitar aquellos macarronismos que exigirían un tratamiento prosódico no estrictamente asimilable al de las palabras latinas.

4. 4. La métrica macarrónica.

4. 4. 1. Características.
El poema consta de 97 hexámetros κατά στίχον. La única anomalía métrica reseñable es la presencia de un hexámetro con quinto pie espondaico (mach. 29).


a) Los cuatro primeros pies: distribución de dáctilos y espondeos.


TIP.
TOTAL
Nº ORDEN mach.
Nº ORDEN VERG. Aen.
Nº ORDEN OV. Met.
SDSS
16=16,49%
1
4
-
DSSS
13=13,40%
2
1
2
SSSS
10=10,30%
3
5
15
SSDS
9=9,27%
4
7
-
DDSS
8=8,24%
5
2
1
DSDS
7=7,21%
6
3
4
DDDS
5=5,15%
7
11
6
SDSD
5=5,15%
8
6
-
DSDD
4=4,12%
9
12
7
SSSD
4=4,12%
10
13
-
SDDS
3=3,09%
11
8
-
SSDD
3=3,09%
12
14
16
DDSD
2=2,06%
13
10
5
DDDD
2=2,06%
14
15
8
SDDD
2=2,06%
15
16
-

97




La Eneida de Virgilio resulta la obra más imitada, aunque queda roto el orden de las secuencias virgilianas tanto en las series más utilizadas como en las que menos. La amplitud de series empleadas, así como su uniforme distribución son prueba de la competencia artística del autor.


b) Elisiones.



TIP.
TOTAL
1A
-
1T
7=16,27%
2A
6=13,95%
2T
4=9,30%
3A
4=9,30%
3T
6=13,95%
4A
4=9,30%
4T
10=23,25%
5A
1=2,32%
5T
1=2,32%
6A
-
6T
-

43


La elisión ocupa los lugares tradicionales. La primera tesis, segunda arsis y cuarta tesis tienen así más elisiones que las que encontramos en la primera arsis y sexta tesis, que son, en este caso, inexistentes. Se confirma también la tendencia a no hacer elisión en la quinta tesis y sexta arsis. No se han localizado casos de hiato.


c) Cesura y monosílabo ante cesura.


TIPOLOGÍAS
TOTALES
VERG.
PENTEMIMERES
82=89,13%
88=95,65%
99,62%
TRIPLE A
6=6,53%
TRIPLE B
-
4=4,34%
0,38%
HEPTEMIMERES
4=4,34%

92



La proporción resulta muy similar a la de Virgilio. Hay cinco versos (19, 25, 29, 68, 88) que presentan sólo cesura triemímeres.




TIPOLOGÍAS
TOTALES
Quae vos ||
1=25%
4=100%
Fĕrŭs et ||
1=25%
Quaed(am) et ||
1=25%
Mĕdĭ(a) et ||
1=25%

4=4,12% sobre 97vv.


De acuerdo con las normas clásicas, debe observarse que el monosílabo ante cesura es evitado. En consonancia con éstas, aparecen los tipos habituales: monosílabo ante cesura precedido de otro monosílabo, muchas veces resultado de un bisílabo en elisión, o de una palabra pirriquia, que también aparece como resultado de una elisión.


d) Estructura silábica y finales de hexámetros: el monosílabo final.



TIPOLOGÍA
TOTAL
VERG.
OV.
2+3
52=53,60%
32%
35,5%
3+2
37=38,14%
53,5%
55%
2+1+2
2=2,06%
11%
8%
5
2=2,06%
-
-
1+2+2
1=1,03%
0,5%
0%
1+1+2
1=1,03%
-
-

97




Virgilio y Ovidio aparecen como los autores clásicos más imitados. Son evitados según la norma clásica los monosílabos finales.







___________________________________________________
1 Este procedimiento es radicalmente distinto al de Folengo, quien suprime el pronombre reflexivo cuando éste es requerido en latín o en italiano. Se elimina de hecho la diferencia entre "avvicinare" y "avvicinarsi", "difendere" y "didendersi", etc. (p.e., Baldus V XXI 470: tempus avicinat ["si avvicina"] quo debes rendere contum; y de igual modo afannat "si affanna", brancat "si abbranca", parecchiat "si apparecchia", etc. (cf. U. E. PAOLI, Il Latino..., p. 171-172).
2 Este fenómeno había sido ya observado por Paoli (Il latino..., pp. 51-52: “Accade perciò più volte che, chi scrive il maccheroneo letterario, ricostruisca inconsciamente forme e modi di esprimersi attraverso i quali il latino è dovuto necessariamente passare nel lento e continuo processo di decadenza che accompagna il suo divenir volgare”).
3 Cf. ed. Zaggia pp. 645-646
4 cf. aquí.

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