Entre tácitas nieblas
y amigos silencios del templo
andaban, y a las ninfas
manoseando llevaban.
Van a una oscura gruta,
burdel profundo de putas,
y a los harto ardorosos
cualquier tardanza parece 325
ser molesta en exceso,
que dulces gozos retrasa.
Ya al lupanar
penetraban, y entraban bajo su techo.
Hete aquí que viene un
fulano que Santo se llama;
travieso fuera otrora,
de Villán era amigo,
y sofaldaba a las
mozas; por Dios empero llamado, 330
dejó las mozas, y del
avaro Taborda los actos,
y en su mano cuentas
llevaba, y mugre en bonete.
Éste los echó de
menos, y el acto nefando
al sospechar,
siguiéndolos en presurante carrera,
tal dice: “¡Oh,
desdichados!, ¿qué desgraciada locura, 335
qué furor de probar un
crimen nefando os engaña?
Máxime en tan santa
noche, en que el Señor del Olimpo
hombre nació, viniendo
a purgar del pecado a su prójimo.
¡Ay, vergüenza y
zozobra, volved al coro admirable!
Dejad marchar a estas
putas; ¡idos lejos, putonas! 340
322
A veces se duerme el bueno de Homero1
323
Verso leonino, padre el poeta. 2
324
Colegio de San Miguel.
328
Racionario Armigio.3
329
Villán, y Taborda, ilustrísimos jugadores, que, a causa de sus
preclaros hechos merecieron obtener el principado de los jugadores.4
_________________________________________________________________
1
Frase proverbial, procedente
de HOR. Ars, 359 (Indignor,
quandoque bonus dormitat Homerus),
para indicar que incluso los más grandes poetas cometen errores. En
el caso de este verso, el "error" señalado en la glosa
(probablemente de mano del copista-editor del ms. Z) parece
consistir en la existencia de un límite de palabra un tiempo
después de la cesura penthemímeres en hexámetros con cesura
trocaica tercera; en realidad una tipología anómala, (que se da en
la propia iunctura
virgiliana [cf. aparato de fuentes]), que, por caso, había atraído
la atención del tratadista Escalígero (cf. J. LUQUE MORENO,
"Escalígero y la 'composición' de los versos", Ágora.
Estudos Clássicos em Deba3 (2001),
pp. 88-110: 96, 100-102.
2
El verso leonino, de origen
medieval, suponía la existencia de una rima interna entre los dos
hemistiquios del hexámetro, que he reproducido en la traducción.
3 Montero
y Solís pudieron comprobar en el Archivo de la Catedral de Sevilla
la existencia real del
racionario Armijio, de nombre Cristóbal, quien en el cuerpo del
poema será aludido con apodo (Ib.
pp. 652-653).
4
Sobre las fuentes literarias
de Villán como fabuloso inventor de juego de naipes, así conocido
comúnmente en el s. XVII y citado por el propio Cervantes cf. J.-P.
ETIENVRE, "Vilhan et Nicolas Pépin: les origines légendaires
de la carte a jouer en Espagne", Mélanges
de la Casa Velázquez,
16, pp. 203-235. Las primeras noticias escritas de Vilhán datan de
1593 y 1596 en Andalucía, aunque señala Etienvre que es posible
que dicho nombre haya circulado por dicha región antes del último
decenio del s. XVI (ib.
p. 217). La obra de Pacheco confirma plenamente su hipótesis,
reforzada, si cabe, por el emparejamiento con el desconocido
personaje de Taborda, del que existe un único registro -posterior-
de cita con Vilhán en la Sátira
de Eugenio de Salazar (1601): "Comienzo a examinar un buen
testigo / Que a Vilhan se encomienda que le vala / Pide a Taborda
que le sea amigo" (ib. p. 222). Aparecen, asimismo, en la
Sátira
de nuestro autor v. 413: "Ni ardides de Vilhán y don Taborda".
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