viernes, 9 de marzo de 2018

LA MACARRONEA DE JUAN DE VERGARA: Traducción (V)



Uno con barbaza de viejo cabrón remedada,
Cuando en los matorrales se alza al romper tiernas hierbas,
“¡Oh, César Carlos -proclama bien alto- cuánto me debes!”
Y mira el cielo de cara ¡tif, taf! mentiras largando1:                    55
Tú, Plutón, Aqueronte, tú, gran Cérbero2, puedes
Testificar cuántas veces mi alma ofrecí por el César,
Cuántas la arrebaté a vuestras manos; mal grado de Júpiter
En Ocaña3 el primero, y en Sisla4 el segundo de nadie,
Y en El Romeral5 el primero fui, el primero doquiera;                 60
¡Oh, cuántas veces lavé estos miembros de sangre enemiga,
Cuántas fluyó de la tierra sangre de los comuneros,
Y el Rey, el primero, y el Reino sin mí se habrían perdido!
Si no pagas ya, de tí me quejaré dondequiera.
A todos los mares llamado, doblemente pagado                        65
Siempre era. Victorïoso volvía a mis costas natales.









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1 Cf. glosario s.v. ‘tif taf’ y ‘sborare’.
2 El hecho de invocar el testimonio de estas entidades infernales mirando el cielo realza la falsedad, aparte de la ignorancia, del personaje. La iunctura de Cerberus ingens aparece tres ocasiones en la Callioperria con coincidencia de sedes metrica vv. 16, 57 y 249.
3 Tras la derrota de Villalar (23 de abril de 1521) la resistencia comunera queda circunscrita a Toledo, de cuya provincia la comarca de Ocaña constituía el núcleo manchego. Allí había establecido su base de operaciones el obispo Acuña contra las incursiones imperiales del prior de San Juan, don Antonio de Zúñiga. Posteriormente, los agentes imperiales consiguieron que Ocaña volviera la espalda a Toledo (cf. J. MIRANDA CALVO, Reflexiones militares sobre las Comunidades de Castilla, ed. Zocodover, Toledo 1984, pp. 65-67).
4 En la Sisla (Toledo) se enfrentaron el obispo Acuña y el prior de San Juan en abril de 1521 (cf. J. PÉREZ, Los comuneros..., p. 77).
5 En marzo de 1521 en El Romeral, cerca de Lillo (Toledo), el prior de San Juan realizó un ataque sorpresa contra el obispo Acuña. Tras violentos combates, el campo quedó para el obispo Acuña aunque sin resultados verdaderamente decisivos (cf. J. MIRANDA CALVO, o.c., p. 65).

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