Ya en
estatura Baldo a crecer había empezado
ampliamente,
y a alzarse al cielo con miembros robustos;
ya se le
pueden contar unos cinco brazos de altura;
fornido
resulta, de anchas espaldas y pecho potente,
mas una
pequeña cintura ciñe sus flancos estrechos. 5
Membrudo de
piernas, pequeño de pie, y huesudos tobillos,
camina
derecho, y con paso ligero, de tal manera
que apenas
deja de sus pies la señal en la arena.
Vivaces
tiene aquél los sus ojos, girándolos siempre
de un lado
para otro, más veloces que el rayo 10
que se
produce cuando el sol en espejo rebota.
La barba aún
no la tiene poblada ni dura de pelos;
en el mentón
le apuntan sólo treinta pelusas;
su labio de
arriba un poco más sobresale que el otro
de abajo,
rasgo de un hombre juicioso en el futuro. 15
Mas como en
esta tierna edad carece de guía,
malas ya
compañías, rufianes y malandrines
frecuenta
con bravucones, bandidos y ciertos esbirros,
que el
nombre reciben de matasietes y perdonavidas.
Sólo con
tales Baldo se huelga, como la verde 20
edad conduce
al jovencito al modo de un potro,
y hácele
más de un cabestro romper del establo;
de hecho,
estos gallitos, mientras les hierve la sangre,
les es el
estómago sano, siempre a zampar preparado,
no ponen
prudencia ni buen sentido en sus asuntos, 25
y no miran
nada más lejos de sus narices.
En toda la
ciudad solamente se habla de Baldo,
quien con
sus fuerzas descomunales a todos aterra,
no se cura
de dioses, ni santos, ni de diablos.
A ése ni
espadas, a ése ni lanzas jinetas1
a miles 30
ni esbirros
ni los corchetes asustan, ni el propio Gallofo,2
Señor de la
villa, puede domar su ánimo fiero.
Ante su
extensa fama y su nombre sueltabarrigas3
brazo no hay
tan fuerte, ni de gigante ciclópea
espalda, ni
de Orlando mirada, ni mies de Reinaldos 35
que en los
calzones no se cague del mucho cangüelo.
Ciñe
espadón al costado por ser de todos temido,
forjado en
las oficinas lóbregas de Vulcano;
templáronlo
con el súbito fuego del rayo los fabros
Broth el
cojo, Sterops bizco, y el jorobado Pirazzo.4 40
Tanta
elasticidad en sus músculos era patente,
que
cualquier manera de salto que hagan, bien sea
el gato que
atrapa un ratón, o la presta leona cabrito,
Baldo lo
repetiría sin el menor menoscabo.
Por eso en
Cipada los cabecillas y gente del hampa, 45
y quienes
perjuran siempre de ser entre ellos hermanos
inducen a
Baldo con el vínculo del juramento
a ser rey de
aquella compaña, y tomar su mando gustoso,
de suerte
que todos por él arriesgar la vida no teman,
pues donde
falta un jefe, todo al cuerno se anda. 50
Ilustración: Giorgione.
1
Non illum spadae, non illum mille zanettae. Lanza corta con
el hierro dorado y una borla por guarnición. Messedaglia, citado
por Chiesa, señala que fue introducida en España por los
caballeros bereberes de la tribu de los Zeneta al servicio de los
sultanes de Granada.
2cf.
libro II, 64.
3Ipsius
ad grandem famam nomenque cagandum.
4Broth
zoppus sguerzusque Sterops gobbusque Pyrazzus. Parodia
macarrónica de un verso virgiliano en que se menciona a los tres
Cíclopes herreros de Vulcano (Aen. 8, 425: Brontes
Steropesque et nudus membra Pyracmon), cuyos nombres son
deformados dialectalmente (Faccioli).
No hay comentarios:
Publicar un comentario