domingo, 25 de septiembre de 2016

FRAGMENTOS DE MI TRADUCCIÓN DE BALDO DE FOLENGO: LOS COMPAÑEROS DE BALDO (V, 4, 53-80)




Primero el magno Fracasso, estirpe de los gigantes,
cuya estatura fue (en verdad no digo mentiras)
con toda seguridad de unos brazos cuarenta1.                                   55
Y su cabeza más de un staio2 tenía de gorda,
entero en su boca abierta le habría entrado un cordero,
y ocho botas podrían hacerse con sus orejas,
y sobre su frente habrías podido jugar a los dados.
Vastos hombros tuvo, y una espalda muy ancha,                              60
gordas piernazas y brazos, y un culo desmesurado.
No había en el mundo caballo que pudiera llevarlo;
cuando montaba, a todos dejaba como tortilla.
Cogiendo por los cuernos un toro enorme en sus manos,
lo hacía girar sobre su cabeza con la presteza                                   65
del halconero que gira el señuelo a su ave llamando.
Panzuda y dura celada llevaba en la cabeza,
que tanto vino albergaba cuanto puede una brenta3.                    
Como merienda su ancha boca comía un ternero,
y ochenta panes no llenaban sus tripas del todo.                              70
Sean como queráis, bastiones y cortaduras
sus manos zarandeaban, y todos a tierra tiraba.
Sus dedos así arrancaban encinas de las añosas,
como arrancar suelen ajos y puerros los campesinos.
Andaba con tanto estrépito y tan pesado el paso,                             75
que toda la tierra se estremecía bajo sus plantas.
Tenía un escudo más grande que el fondo de una tinaja,
y un gigantesco bastón no menor que un mástil de barco.
Cuya progenie venía de aquel famoso Morgante4,
que con el badajo de una campana armado salía.                            80













Imagen: el gigante Morgante.

118,60 metros según la medida del brazo mantuano.
2Unidad de medida para áridos equivalente a unos treinta litros y también, como aquí, el recipiente cilíndrico con sus duelas correspondientes.
3Recipiente de vino de 50 litros de capacidad usado en la Italia septientrional.

4Gigante protagonista de la obra homónima de Luigi Pulci (1483).

domingo, 11 de septiembre de 2016

FRAGMENTOS DE MI TRADUCCIÓN DEL BALDUS: FORMA BALDI (IV, 1-50)





Ya en estatura Baldo a crecer había empezado
ampliamente, y a alzarse al cielo con miembros robustos;
ya se le pueden contar unos cinco brazos de altura;
fornido resulta, de anchas espaldas y pecho potente,
mas una pequeña cintura ciñe sus flancos estrechos.                              5
Membrudo de piernas, pequeño de pie, y huesudos tobillos,
camina derecho, y con paso ligero, de tal manera
que apenas deja de sus pies la señal en la arena.
Vivaces tiene aquél los sus ojos, girándolos siempre
de un lado para otro, más veloces que el rayo                                       10
que se produce cuando el sol en espejo rebota.
La barba aún no la tiene poblada ni dura de pelos;
en el mentón le apuntan sólo treinta pelusas;
su labio de arriba un poco más sobresale que el otro
de abajo, rasgo de un hombre juicioso en el futuro.                               15
Mas como en esta tierna edad carece de guía,
malas ya compañías, rufianes y malandrines
frecuenta con bravucones, bandidos y ciertos esbirros,
que el nombre reciben de matasietes y perdonavidas.
Sólo con tales Baldo se huelga, como la verde                                       20
edad conduce al jovencito al modo de un potro,
y hácele más de un cabestro romper del establo;
de hecho, estos gallitos, mientras les hierve la sangre,
les es el estómago sano, siempre a zampar preparado,
no ponen prudencia ni buen sentido en sus asuntos,                              25
y no miran nada más lejos de sus narices.
En toda la ciudad solamente se habla de Baldo,
quien con sus fuerzas descomunales a todos aterra,
no se cura de dioses, ni santos, ni de diablos.
A ése ni espadas, a ése ni lanzas jinetas1 a miles                                  30
ni esbirros ni los corchetes asustan, ni el propio Gallofo,2
Señor de la villa, puede domar su ánimo fiero.
Ante su extensa fama y su nombre sueltabarrigas3
brazo no hay tan fuerte, ni de gigante ciclópea
espalda, ni de Orlando mirada, ni mies de Reinaldos                              35
que en los calzones no se cague del mucho cangüelo.
Ciñe espadón al costado por ser de todos temido,
forjado en las oficinas lóbregas de Vulcano;
templáronlo con el súbito fuego del rayo los fabros
Broth el cojo, Sterops bizco, y el jorobado Pirazzo.4                               40
Tanta elasticidad en sus músculos era patente,
que cualquier manera de salto que hagan, bien sea
el gato que atrapa un ratón, o la presta leona cabrito,
Baldo lo repetiría sin el menor menoscabo.
Por eso en Cipada los cabecillas y gente del hampa,                               45
y quienes perjuran siempre de ser entre ellos hermanos
inducen a Baldo con el vínculo del juramento
a ser rey de aquella compaña, y tomar su mando gustoso,
de suerte que todos por él arriesgar la vida no teman,
pues donde falta un jefe, todo al cuerno se anda.                                  50









Ilustración: Giorgione.


1 Non illum spadae, non illum mille zanettae. Lanza corta con el hierro dorado y una borla por guarnición. Messedaglia, citado por Chiesa, señala que fue introducida en España por los caballeros bereberes de la tribu de los Zeneta al servicio de los sultanes de Granada.
2cf. libro II, 64.
3Ipsius ad grandem famam nomenque cagandum.

4Broth zoppus sguerzusque Sterops gobbusque Pyrazzus. Parodia macarrónica de un verso virgiliano en que se menciona a los tres Cíclopes herreros de Vulcano (Aen. 8, 425: Brontes Steropesque et nudus membra Pyracmon), cuyos nombres son deformados dialectalmente (Faccioli).