Llega la fecha en que Mantua toda se viste de fiesta:
el uno de mayo sonríe bajo un Apolo1
luciente. 180
Todo hidalgo ordena delante de su palacio
plantar un enhiesto varal ornado de arbóreas frondas,
al que el pueblo a causa del mes el "mayo"2
lo llama.
Una turbamulta plebeya sigue a carros triunfales,
que por una parte u otra de la ciudad buey o vaca 185
gruesa lleva, y camina cubierta de rosas variadas.
Tejido de hojas de naranjo se alza un baldaquino
de mirto, laurel, mejorana, romero sobre los carros.
Todo tipo de álamos, toda de verdeantes
olmos especie, de encinas, y de las yedras rampantes 190
desparpajan sus cabelleras y cuádrigas ornan.
Obleas de pasta, y mil de dorado papel las cintas
que de hilos cuelgan, crujen del aire inquieto movidas.
En alto de este carro triunfal elevarse Cupido
alado se observa, niño cegato y sin pañales; 195
él tira los dardos acá y allá de su dura ballesta.
Un grupo de muchachitas, cubierto en sus trenzas3
de flores,
llena sus cestos de huevos por toda la villa cantando.
Baldo también, mezclado con éstas al canto se apresta,
y de las ganancias exige su parte sin que nada falte. 200
1Citado
como dios del sol
2Árbol
de mayo o mayo, elemento esencial de estas fiestas, probablemente
importadas en Italia por los longobardos, en las que se mezclaron
elementos de exaltación guerrera y de las celebraciones
primaverales de la Maya romana (Faccioli).
3En
mi traducción intento reproducir de algún modo el acusativo de
relación presente en el verso (Turba puellarum trezzas redimita
corollis), ya señalado por Paoli, así como su fuente en el
primer verso de la Copa del Appendix Vergiliana (Copa,
Surisca, caput Graia redimita mitella).
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