sábado, 13 de febrero de 2016

LOS ESTUDIOS DE MEDICINA EN EL SIGLO XVI Y EL CURSUS ACADÉMICO DEL DOCTOR DIEGO SÁNCHEZ




Quien deseara y tuviera posibilidades económicas, hacia el primer tercio del siglo XVI, para graduarse en medicina debía pasar una serie de pruebas y requisitos académicos. Era preciso, en primer lugar, superar una enseñanza secundaria que se llevaba a cabo en el "colegio" o "escuela de gramática", radicada en casi todos los municipios de más de 500 habitantes o en las facultades de gramática ligadas a las universidades. En tales escuelas la asignatura clave era la gramática latina, impartiéndose casi siempre por el texto escrito por Antonio de Nebrija a finales del siglo anterior. Tal formación latina no comenzaba normalmente antes de los ocho o nueve años, o al menos no antes de que el niño dominara los rudimentos básicos de la lectura y la escritura en la lengua materna, y su duración era de cuatro a seis años. La formación clerical, militar o vocacional llevaba, en numerosas ocasiones, a que el estudio del latín se iniciara en la adolescencia e incluso en la edad adulta. Esta larga, difícil y rigurosa educación, como señala Kagan, era obligatoria para los estudiantes que deseaban entrar en la Iglesia y proseguir estudios universitarios en una de las disciplinas superiores de abogacía, medicina, filosofía o teología1.

Una vez cumplidos estos estudios de Gramática y Latinidad, el aspirante a iniciar estudios universitarios debía realizar un examen previo acreditativo de haber superado los estudios elementales. Si lo superaba, podía acceder a las Facultades de Cánones, Leyes y Artes, pues para poder cursar Medicina o Teología, se exigía ser antes bachiller en la Facultad de Artes2. Para obtener tal grado eran necesarios tres cursos en Súmulas, Lógica Magna y Filosofía en dicha Facultad3. En Salamanca se exigía tener probados los cursos de Artes para poder cursar medicina, y tener el grado de bachiller en Artes para poder obtener el grado de bachiller en Medicina, estando terminantemente prohibido simultanear los estudios de Artes y Medicina4.

La constitución XVI de Martín V (1422) señalaba que para obtener el grado de bachiller en Medicina en Salamanca era preciso, como ya se ha dicho, ser bachiller en Artes, haber oído Medicina durante cuatro años o la mayor parte de ellos, y haber leído públicamente diez lecciones. El escolar, con dos testigos idóneos, tenía que acreditar ante el Rector sus cursos y lecciones. Hecha la probanza, el grado de bachiller lo confería un doctor o maestro, elegido por el escolar. La recepción del grado de bachiller tenía lugar en el General de la Facultad, después de responder públicamente sobre una determinada cuestión5. Este grado era el exigido para curar por el Tribunal del Protomedicato6 y bastaba para acceder a las cátedras.

La misma Constitución establecía que entre el grado de bachiller y la licenciatura en el Estudio salmantino tenían que mediar cuatro cursos de lectura y en cualquiera de dichos años realizar prácticas de Medicina durante cuatro meses. El bachiller aspirante a licenciado tenía que sustentar además públicamente varios actos, llamados repeticiones, presididos por el padrino. El grado de licenciado significaba tener licencia para hacerse doctor "quando quisiere e por bien tubiere". El grado de doctor era, pues, de pura ceremonia, y suponía gastos muy cuantiosos para el doctorando, que tenía que sufragar un costoso ceremonial, al alcance de muy pocos bolsillos, en el que figuraban banquetes, regalos y corridas de toros7.

Dentro del tono autobiográfico de epist., Diego Sánchez hace alusiones a su curriculum académico. Afirma, en primer lugar, haber salido "filósofo", "sofista" y "matemático" por la Universidad de Salamanca, lo que no es más que un modo perifrástico de referirse al grado de bachiller en Artes8 (vv. 8-9). Casi inmediatamente dice haber obtenido las insignias del doctorado en Lérida (v. 13). Hasta ahí nada anormal: podría sobreentenderse por obvia la obtención del grado de bachiller y licenciado en Medicina; el hecho de que marchara a Lérida para doctorarse puede explicarse por los cuantiosos gastos que suponía tal graduación en Salamanca. Tales traslados no resultaban, por otra parte, extraños en la época9. La sorpresa surge al consultar los datos existentes sobre Diego Sánchez en el Archivo Universitario de Salamanca. Entre los cinco escolares médicos con este nombre que recoge Teresa Santander en su recopilación10 (nn. 2896-2900), el único que puede necesariamente encajar con los datos del Archivo Municipal de Marchena es el número 2896 "SÁNCHEZ, Diego. Probó [20-IV-1532] todos sus cursos y lecciones en Medicina (Lib. 543 f. 8)"11. Resulta, con todo, inverosímil que se encontrara un año después en la villa sevillana ejerciendo la medicina con el título de doctor. Ciertamente, los cursos de lectura del licenciamiento eran fácilmente dispensados mediante un breve pontificio, pero aun así debía mediar el plazo de cuatro años exigido por las Constituciones12. Al hecho evidente de que no se mencione ningún grado de licenciamiento a nombre de Diego Sánchez en los libros de registros salmantinos debe anteponerse otro más revelador, y es que no figura en dichos libros que nuestro Diego Sánchez nº. 2896 obtuviera el grado de bachiller en Medicina en Salamanca. En tales casos, tras la preceptiva probanza de curso aparecía la fecha de consecución del grado y el nombre del doctor que lo otorgaba. Ejemplo de esto pueden ser los nn. 2901 "SÁNCHEZ, Francisco. Probó: 24-VII-[1535] todos sus cursos en Medicina y diez lecciones (Lib. 548 f. 130). Grado de Bachiller en Medicina: 28-VII-1535 con el Dr. Antonio de la Parra (Lib. 548 f. 130)" o el 2902 "SÁNCHEZ PUERTO CARRERO, Francisco: Natural de Alcántara. Probó: 21-VIII-[1538] todos sus cursos en Medicina y lecciones con un testimonio de Alcalá; grado de Bachiller en Medicina en Salamanca: 21-VIII-1538 con el Dr. Juan de Aguilera (Lib. 553 f. 100v)".

Pensamos que la situación de Sánchez es la misma a la que se aludió en el claustro pleno de la Universidad de Salamanca de 15 de febrero de 1560 en el que se propuso llevar a la Corte, entre otros asuntos, el de los que oían Cánones y Leyes al mismo tiempo "y en la Facultad de Medicina, adonde hay mas peligro, hacen lo mismo, oyen artes y medezina en un tiempo y hacen cursos de pratica y prueban en esta Universidad los cursos de artes y hazense bachilleres, y en el mismo tiempo prueban los cursos de medezina y pratica antel Provisor o Corregidor y vanse a otra Universidad a hazerse bachilleres en medezina, contra las Constituciones desta Universidad, porque no se le cuentan los cursos de medezina hasta que no son graduados en artes, y con esto se van a curar, no siendo dotos, ni pudiendo ser graduados [...]"13. Parece, así, evidente que Sánchez no pudo obtener el grado de bachiller en Salamanca por haber simultaneado los estudios de Artes con los de Medicina, y ésta es la razón de su marcha de la universidad salmantina. Otra cuestión es cómo consiguió el título de doctor.

Ya se ha señalado que los elevados costes de los títulos de las universidades de Alcalá, Salamanca y Valladolid llevaba a muchos a graduarse en una universidad "provincial" más barata14, a veces carente de cátedras de medicina: "Así, todos los años un cierto número de estudiantes superiores de Salamanca y Valladolid se trasladaba a Santiago de Compostela, universidad mucho más aislada. Y lo mismo sucedía en gran medida en Oñate. Esta universidad, además, convirtió en norma matricular a bachilleres de otras universidades un día y concederles títulos al siguiente. Y como parte sustancial de los ingresos de los profesores de Oñate provenía de las costas de graduación, siempre resultaba interesante tolerar estas prácticas. Hacia el siglo XVIII, se sabía que un cierto número de universidades entre ellas Oñate, Osuna, Irache y Almagro, vendía sus títulos"15. En la sinceridad implícita con que Diego Sánchez se dirige a su probable ex condiscípulo salta de su bachilleramiento en Artes a la búsqueda de las insignias del doctorado, motivo por el que se desplazó a Lérida. Parece indiscutible que, llegado allí, Sánchez presentó la probanza de sus cursos de medicina para graduarse en el Estudio leridano. Ignoramos cómo, pero sólo una práctica fraudulenta y fruto de la venalidad por parte de dicha universidad puede explicar la obtención del doctorado por parte de Sánchez en un plazo tan breve. Lérida era una de las universidades de la Corona de Aragón, junto con la de Huesca y Barcelona, fundada antes de 147416. Su Estudio de medicina le hacía la competencia al de Barcelona, y en ella se formaron médicos tan destacados como Pedro de Oleza y Rovira17. La razón de que allí recabara Sánchez, pudo, acaso, haberse dilucidado durante su época de estudiante salmantino: Hombre despierto, sin duda, y dotado de don de gentes, debió conseguir información satisfactoria al respecto entre los no pocos estudiantes catalano-aragoneses que se desplazaban a Salamanca para obtener el título de bachiller, y se incorporaban luego a las universidades de su tierra para obtener los grados superiores18. La falta de escrúpulos y el deseo de medrar presiden, pues, el cursus académico del joven Sánchez. La justificación de tal proceder se significa en la descripción que hace en epist. de su vida estudiantil en Salamanca.







Ilustración: placa sobre el dintel de la antigua facultad de medicina de la universidad de Salamanca



1 RICHARD L. KAGAN, Universidad y sociedad en la España moderna, Tecnos, 1981, pp. 74-75.
2 Cf. A. Mª. CARABIAS, o.c., p. 282. Utilizando estadísticas confeccionadas con datos de los registros de matrícula de la Universidad de Alcalá de 1550-51 en adelante, Kagan estudia la edad de los estudiantes quinientistas: "Los jóvenes menores de veinte años eran poco numerosos y los más comunes eran los de edades comprendidas entre los veinte y los treinta años, pero la edad mediana a la que los estudiantes se matriculaban por primera vez era de dieciocho años. [...] Las facultades profesionales superiores enseñaban a muchachos que eran algo mayores que los inscritos en artes, pero aquí también la edad mediana estaba en descenso. La edad mediana de los estudiantes de derecho canónico en Alcalá -desde los estudiantes de primer año hasta los de quinto- era de veinticuatro años en 1550, pero sólo de 18 en 1700, un salto de seis años en siglo y medio" (cf. o.c., p. 218).
3 Carabias Torres desgrana el plan de estudios de la facultad de artes salmantina, donde "se enseñaban solamente las ciencias filosóficas, de forma que el resto de las disciplinas que tradicionalmente componían el conjunto de las artes liberales se explicaban en cátedras independientes. Se leía a Pedro Hispano y sus "Summulae Logicales" en la cátedra de súmulas, texto tradicional que fue suplantado a lo largo del siglo XVI por los de Soto y Báñez, así como por los de Aristóteles, los propios para la enseñanza de la lógica. El catedrático de filosofía natural explicaba por los textos aristotélicos "De Coelo", "De Generatione", y "De anima" y por los de metafísica; el de filosofía moral la ética del estagirita, su política y su tratado de economía; en la cátedra de físicos, por la física aristotélica. Había también dos cátedras de prima de gramática, en las que se seguía a Laurencio Valla ("Elegantiae linguae latinae") y a un poeta latino que solía ser Séneca o Virgilio. Tres cátedras de griego, respectivamente para menores, medianos y mayores; y la controvertida cátedra de tres lenguas, dedicada al hebreo, caldeo y árabe, cuya enseñanza en Salamanca fue muy irregular. En la cátedra de astrología se explicaba la esfera armilar (instrumento astronómico habitual, que se describe como formado por varios arcos o anillos circulares de metal o madera que representan los de la esfera celeste y en cuyo centro se coloca una esfera más pequeña representando la tierra), la teoría de los planetas, el uso de las tablas astronómicas, el astrolabio, el almagesto de Ptolomeo y los epítomes de Copérnico [...] Por fin estaba la cátedra de música, en la que, según el plan de Covarrubias [1561], tenía que explicarse diariamente música práctica y especulativa" (cf. o.c., pp. 288-289).
4 Cf. TERESA SANTANDER RODRÍGUEZ, Escolares médicos en Salamanca (siglo XVI), Salamanca 1984, pp. 23-24.
5 Cf. ib., pp. 18-19, 23.
6 Esta institución creada por los Reyes Católicos en 1477 otorgaba la autorización necesaria para ejercer a los bachilleres médicos, por medio de la concesión de "cartas de examen, y aprobación y licencia", así como se ocupaba de la represión de quienes ejercían sin licencia. Sobre este tribunal y su evolución legal cf. L. S. GRANJEL, o.c., pp. 74-78.
7 Sobre los grados de licenciado y doctor y su ceremonial y gastos en Salamanca cf. T. SANTANDER, o.c., pp. 42-56. Mª Jesús Pérez Ibáñez (cf. El humanismo médico del siglo XVI en la Universidad de Salamanca, Universidad, Valladolid 1997, p. 39 n. 75) indica que de 6926 matriculados en Medicina en Salamanca a lo largo del siglo XVI sólo 1047 alcanzan el grado de Bachiller, el de Licenciado 116 y 40 el de Doctor.
8 Cf. supra n. 18.
9 Kagan (cf. o.c., p. 255) recoge el testimonio de Suárez de Figueroa, autor de principios del siglo XVII, que escribía: "El gasto de Salamanca en los grados es excesivo, y por eso los pobres huimos de él, nos vamos a lo barato". Ciertamente, "sólo unos cuantos conseguían los grados avanzados de licenciatura y doctorado. Su elevado coste era una de las razones para ello. En las universidades más pequeñas, una licenciatura o un doctorado en una de las facultades superiores costaba hasta 500 o 600 reales, debido a los gastos de matrícula y a los regalos, banquetes y desfiles que el graduado estaba obligado a ofrecer. Estos títulos costaban mucho más en Alcalá, Salamanca y Valladolid" (cf. ib., p. 245).
10 La obra citada de Santander "comprende una relación nominal de quienes durante el siglo XVI se matricularon, probaron sus cursos y se graduaron de Bachilleres, Licenciados y Doctores en la Facultad de Medicina de la Universidad de Salamanca" (p. 11). La autora maneja, entre otra documentación, los libros de matrícula del Archivo Universitario salmantino, que remontan al curso 1546-47, y los libros de cursos y bachilleramientos, cuyo ejemplar más antiguo (lib. 541) conservado es del curso 1525-1527.
11 Cf. ib., p. 340. Los otros escolares con este nombre figuran como matriculados en medicina con posterioridad a 1552.
12 Cf. ib., p. 42.
13 Cit. por T. SANTANDER, o.c., p. 24.
14 Cf. supra n. 24.
15 Cf. R. L. KAGAN, o.c., p. 255.
16 Cf. ib., p. 107.
17 Cf. L. S. GRANJEL, o.c., pp. 20, 42.

18 V. DE LA FUENTE, Historia de las Universidades, II 145 (nota) cit. por T. SANTANDER, o.c., p. 58 n. 65 señalaba que los aragoneses de la cuenca del Ebro y las Comunidades propendían a ir a Alcalá, mientras que los del alto Aragón más bien a Salamanca.