En
una especie de post
scriptum el maestro
Acuario añade: hanc
subsequentem aeglogam in eadem capsa retrouaui, quam tibi etiam
mittere non renui. Iterum uale;
y viene luego la égloga (120 versos), a la que sigue altera
aegloga macaronica,
de análoga extensión (145 versos), pero independiente. Hay así,
como observa Zaggia, una breve antecámera bucólica, en dos
distintas sesiones, antes del poema épico. Estas dos églogas
constituyen la primera incursión del lenguaje macarrónico en la
poesía bucólica. Externamente, las églogas folenguianas respetan
las características generales de la tradición bucólica latina: uso
del hexámetro, extensión en torno a los ciento cincuenta versos,
estructura dialógica y ambientación campesina1.
En
cuanto a la temática, la primera de las dos églogas remite al
litigio entre pastores desarrollado en la tercera égloga de
Virgilio. Retomando el comienzo de la primera égloga virgiliana (Tu
solus, Bigoline, iacens strauacatus in umbra),
el pastor Tognazzo se interesa por las causas de la melancolía de su
compañero Bigolino. Éste le ruega, con malos modos, que lo deje en
paz:
Deh,
Tognacce, precor, noli mihi rumpere testam:
Si meus esse cupis charus compagnus ut ante,
Discede,
atque tuum cura sequitare caminum. (Egl.
P I 5-7)2.
"Eh, Tognazzo, te ruego, no me calientes los cascos:
si quieres, como antaño, ser mi querido compadre,
lárgate, y ocúpate de seguir tu camino".
De las súplicas se pasa a los insultos y a los golpes,
hasta que Scaramella acude a separarlos y poner paz entre ellos:
Surgite,
pastores, vestras quoque tangite dextras.
Tu, Bigoline, manens lassivas pasce capellas
Tuque, Tognazze, tuum voias seguitare viazzum.
Et
iam Phoebus liquidis sol stuffat in undis. (Egl.
P I 117-120).
"Levantaos, pastores, y daos la mano derecha.
Tú, Bigolino, quédate y pace traviesas cabrillas,
Y tú, Tognazzo, ten a bien seguir tu camino.
Y ya el apolíneo sol se zambulle en límpidas ondas".
La
segunda égloga, en forma de diálogo entre los pastores Pedralo y
Tonello, se presenta sustancialmente como una égloga fúnebre, en la
tradición, pues, de la quinta bucólica de Virgilio, y materializada
en forma de un elogium
de la esposa
difunta, como señala Zaggia: "pero aquí la descriptio
analítica de la belleza de la mujer y la laudatio
de sus virtudes (dos tópicos retóricos tradicionales) vienen
traducidos en términos rústicos y, por eso, connotados
antifrásticamente como caricatura y parodia (no menos del personaje
descrito que del descriptor)"3.
Entre
las fuentes literarias latinas y vulgares de las églogas señaladas
por la crítica4,
Luca Curti ha asignado recientemente un papel relevante a Giovan
Battista Spagnoli Mantovano, Baptista
Mantuanus o el
Carmelita, y a su humanismo realista y humilis
en la constitución de la "segunda persona" macarrónica
folenguiana5.
En opinión de Curti, "Spagnoli no habrá ya de ser considerado
como una 'fuente' de Folengo, igual como el demasiado famoso nodarus
no es 'fuente' para Tifi o para Bassano; será, por el contrario, el
equivalente poético (equivalente 'alto') del nodarus,
o sea, un ejemplo de insuficiencia (lingüística y, mucho más,
estilística) que entra, con notable peso, en la estructura de la
'segunda persona' folenguiana. El poeta 'macarrónico' (Merlín) que
Folengo construye como objeto de burla (a beneficio nuestro, de
nosotros 'tercera persona') tiene rasgos que recomponen, al menos en
parte, la fisonomía del Mantuano"6.
Estos rasgos parodiados son los de su simpatía por los humildes, su
lenguaje 'moderno' (es decir, un latín vivo hasta la impureza) y, en
resumidas cuentas, su realismo7.
Curti
aporta como ejemplo un pasaje de la primera égloga de la
Adulescentia
del mantuano Spagnoli, en el que el pastor Fausto describe la belleza
de su amada Galla:
Namque
erat ore rubens et pleno turgida vultu
Et, quamvis oculo paene esset inutilis uno,
Cum tamen illius faciem mirabar et annos,
Dicebam
Triviae formam nihil esse Dianae8.
"Pues de salud rebosaba en la su cara rellena,
y, por más que tuviera un ojo casi perdido,
cuando admiraba, no obstante, su figura y sus años,
yo en nada tenía el primor de la Trivia Diana".
Esta
inconcebible ruptura de lo aptum
sin motivos cómicos, que desconcertaba a un comentarista
contemporáneo9,
condenaba el texto, a los ojos de lectores humanísticamente
exigentes, como Folengo, irremediablemente al ridículo. Éste retoma
el pasaje de Spagnoli, en términos bastante más perentorios, en la
segunda égloga de la red. P, entre las alabanzas del pastor Pedralo
a la belleza de su esposa difunta, Bertolina:
Haec
quoque bella fuit, sicut, Tonelle, videbas,
[...]
nec sua stricta fuit nimium bochina, quod ipsa
quando ridebat geminas toccabat oregias;
quam pulchros oculos -unus niger atque gazolus,
alter bertinus, non sguerzus, sed sine luce-
hos inficatos mihi saepe tenebat adossum,
nec
bene noscebam si me guardaret alhoram. (Egl.
P II 90, 93-98).
"Ésta, además, fue bella, como tú viste, Tonelo,
[...]
y no fue demasiado estrecha su boca, porque ella,
cuando le daba la risa, tocaba ambas orejas;
cuán hermosos ojos -uno negro y garzo,
otro grisáceo, no bisojo, sino sin vista-
de hito en hito en mí con frecuencia tenía clavados,
sin yo seguro quedar de que entonces mirándome estaba".
Frente
a la opinión de Momigliano que veía en casos como éstos una
parodia tanto de Virgilio como de Spagnoli, Curti piensa que el latín
humanista empleado por Folengo, tan alejado de la facilidad y
popularidad de Spagnoli, es indicio de cúan lejos estaba Folengo de
poner sobre el mismo plano a los dos escritores mantuanos: "Virgilio
será, por contra, el modelo altísimo sobre el que la operación de
caricatura realizada por Folengo permite al lector valorar la
deformidad de la poesía de Spagnoli: de su virgilianismo 'grueso' y
presunto"10.
Ilustraciones: ejemplar de la red. P de la Biblioteca Universitaria de Barcelona.
1
Cf. ed. Zaggia, pp. 7-8.
2
Seguimos el texto de la ed. Zaggia, al que remitimos para el
comentario lingüístico y literario.
3
Cf. ed. Zaggia, p. 9.
4
Cf. ed. Zaggia pp. 9-10, 54-55 con bibliografía.
5
De acuerdo con su interpretación del macarroneo como parodia, en su
núcleo constitutivo, de la insuficiencia lingüístico-literaria
como era percibida en los círculos del nuevo humanismo, Luca Curti
indica que la calidad de la parodia varía de autor en autor, así
como su objetivo, es decir, los rasgos que forman la 'segunda
persona': "Ya que está bien claro, para todos y también para
mí, que Teófilo Folengo no ha escrito la Zanitonella y el
Baldus (y menos que nunca los de la Vigaso Cocayo) por el
placer de poner en la picota, por ejemplo, a Barletta o,
directamente, a algún anónimo nodarus. Sería curioso que,
en un gran autor como él, la complejidad de la operación literaria
no fuera a la par que la invención fantástica" (cf. LUCA
CURTI, Sul macaronico..., p. 171).
6
Cf. ib. p. 172.
7
Cf. ib. p. 174.
8
Cf. BAPTISTA MANTUANUS, The Eclogues, edited, with
introduction and notes, by W. P. MUSTARD, Baltimore 1911, p. 64 (vv.
44-47) cit. por Luca Curti, o.c., p. 175.
9
Josee Bade (Jodocus Badius Ascensius), quien, intentando reconducir
el pasaje a un cánon 'alto', alude inútilmente a la Venus
paeta: "[non] lusca, id est, altero oculo capta, sed dicit:
pene, ut non mere luscam, sed petam (id est, tremulis oculis) putes,
nam et Venus peta dicitur" (cf. BAPTISTAE MANTUANI Adolescentia
seu Bucolica, Iodoci Badii commentariis illustrata, Lugduni,
sub scuto Coloniensi, 1546, p. 11, cit. por Luca Curti, o.c.,
p. 175).
10
Cf. ib. p. 178. Afirma Curti (pp. 178-179) que la presencia masiva y
vistosa de obras vulgares como el Contrasto di Tonin e Bighignol,
no supone una contradicción dada la similitud de planteamientos.
Observa, no obstante, de acuerdo con la observación de Dionisotti
de que la literatura humanística latina de finales del siglo XIV es
mucho más realista y popular que la contemporánea y
correspondiente literatura vulgar, que el elemento escatológico de
la primera égloga folenguiana procede de Spagnoli y no del
Contrasto. Alude, así, a un pasaje de la cuarta égloga de
la Adulescentia ("Dum vado ad ventrem post haec carecta
levandum, / Ianne, meum tu coge pecus, ne vitibus obsit"), que
resultaba demasiado para Ascensius: "hoc profecto nimis
rustice, tametsi rustico congruit", y cuyo realismo explota
cómicamente Folengo: "Oybo, cagas: merdam faciam mangiare;
saporem / summe, ribalde, tuum, mangia: non est bona? Mangia!"
(Egl. P I 104-105).