1. Regularidad prosódica general.
Como bien observa Zaggia, “en la versificación
folenguiana la prosodia de los vocablos macarrónicos es
sustancialmente idéntica, en sus normas generales, a la de los
vocablos latinos; o por decirlo mejor, en la versificación
folenguiana las normas prosódicas latinas son regularmente aplicadas
también a los vocablos macarrónicos, y no sólo en la desinencia, o
en el sufijo o prefijo [...], sino también en el tema. Se puede por
tanto afirmar de un modo general que el macarrónico folenguiano, a
pesar de ser lingüísticamente heterogéneo, se presenta bajo un
aspecto prosódico unitario y regular”1.
Existen algunas libertades prosódicas en el
tratamiento de los macarronismos o “licencias prosódicas
macarrónicas”, que, lejos de ser arbitrios incontrolados, devienen
en normas generales, “regularmente contempladas en el particular
sistema prosódico-métrico de las Macarroneas folenguianas”2.
Antes de proceder a analizarlas, Zaggia da cuenta en primer lugar de
las normas prosódicas que las palabras macarrónicas comparten con
las latinas.
2. La ‘ley de la penúltima’.
Esta ley prosódica latina, que regula la
posición del acento y que hace recaer éste sobre la penúltima
sílaba si ésta es larga y sobre la antepenúltima si la penúltima
es breve, es aplicada en el macarroneo al revés, cuando el punto de
partida lingüístico es el léxico vulgar: es la posición del
acento de intensidad el que determina la ‘cantidad’ de la
penúltima sílaba del macarronismo. Así, del vulgar (o dialectal)
pòvero, càneva, chiàchiara se obtienen en el macarroneo
povĕrus,
canĕva,
chiachiăra,
y de appéna, contàdo, genìa, paròla provienen appēna,
contādus,
genīa,
parōla.3
3. Particularidades prosódicas de
las formas rizoátonas.
La norma prosódica expuesta en el parágrafo
anterior, naturalmente vigente para las formas rizotónicas, es
generalmente seguida también en las formas rizoátonas. De tal modo,
dados los nom. povĕrus,
artelarīa,
fasōlus
se tienen los gen. pl. povĕrorum,
artelarīarum,
fasōlorum.
Zaggia enumera algunas excepciones, justificadas sobre todo por la
búsqueda del ritmo dactílico (citadĭnorum,
gen. pl. de citadīnus),
y que afectan solamente a las sílabas protónicas, donde se admite
gran libertad prosódica para los macarronismos4.
4. Particularidades prosódicas en
los derivados.
En los derivados se encuentran también
excepciones al tipo más común (attrapŏlare
de trapŏla,
ventrōnazzus
de ventrōnus),
justificadas por la búsqueda del ritmo dactílico (camĭsola
de camīsa),
y que responden a la licencia prosódica macarrónica enunciada en
Normula, par. 95.
5. Sílaba anceps
en protonía.
Según Normula, par. 3 puede medirse como
larga o breve ad placitum la primera sílaba átona de
macarronismos como gridare, sbraiare, tracagnum, siempre que
tal sílaba no sea cerrada por dos consonantes - ...prima sillaba
duas habet consonantes non haerentes sequenti sillabae-, en cuyo
caso devendría obligatoriamente larga por posición.
Esta regla no se aplica sólo a los macarronismos
con dos o tres consonantes en inicio absoluto de palabra, y
encontramos ejemplos de ello en trisílabos paroxítonos (ăguzzus
/ āguzzus,
băgordus
/ bāgordus),
en proparoxítonos de cuatro o más silabas (pănărottus
/ pānārottus,
prĭmăvera
/ prīmāvera).
También existe una libre alternancia de larga y breve en la sílaba
tónica abierta de los trisílabos proparoxítonos (căneva
/ cāneva,
chiăchiara
/ chiāchiara,
pŏverus
/ pōverus),
de los bisílabos (busus, paga, gata –pero gātta-),
y de los monosílabos (be, che, pur)6.
6. La ley de la ‘posición’.
La conocida ley prosódica latina de la
‘posición’ es escrupulosamente respetada por Folengo, como puede
deducirse de Normula, par. 37.
7. Ley de la ‘posición’ y
alternancia entre consonantes dobles y simples.
Este fenómeno de alternancia, ya ilustrado en
las palabras latinas, se manifiesta sobre todo
en las palabras tomadas del vulgar, en las que actúa decididamente
la tendencia de los dialectos septentrionales italianos a la
simplificación de la consonante doble. Las implicaciones prosódicas
de este fenómeno de fonética dialectal son fundamentales, y hay
huellas de ello en casi cualquier verso de las Macarroneas
folenguianas: “Es pues una peculiaridad del macarrónico
folenguiano la utilización de este fenómeno como criterio
discriminante en el ámbito de la prosodia: es, en suma, este hecho
de orden formal lo que motiva oposiciones prosódicas como la de
ăpena
(forma dialectal) / āppena
(forma literaria), y de igual suerte pĭcolus
/ pīccolus,
scănare
/ scānnare,
etc. Eso no quita que el hecho pueda ser también de naturaleza
exclusivamente formal, sin pertinencia prosódica: se tiene de hecho,
por ejemplo, scānare
junto a scănare
(además de scānnare),
grātare
junto a grătare
( y grāttare),
gālonus
junto a gălonus
(y gāllonus).
No se da nunca no obstante –puesto que eso contradiría una férrea
ley prosódica: el alargamiento por posición de toda sílaba
cerrada- el tipo *scănnare,
*grăttare,
*găllonus”8.
8. Sílaba anceps
delante de “muta cum liquida”.
Este uso prosódico latino es aplicado en la
versificación folenguiana también a las palabras tomadas del vulgar
(ăbrazzat
/ ābrazzat;
lădros
/ lādros
)9.
9. Sílaba breve delante de ‘i’
consonántica.
Frente a la regla latina que exige vocal larga
delante de ‘i’ consonántica, Folengo se arroga la posibilidad de
medirla como breve en Normula, par. 410.
Zaggia considera que puede haber razones
fonéticas detrás de esta bien precisa licencia prosódica
macarrónica: “es cierto, en verdad, que en el vulgar la i
consonántica no se pronuncia doble, sino simple: por eso la “sílaba
cerrada” podía parecer inmotivada”11.
La licencia afecta exclusivamente a las palabras tomadas del vulgar.
10. Sílaba breve delante de ‘z’.
Esta licencia prosódica macarrónica va contra
el uso latino, que exige sílaba larga delante de ‘z’. Aunque la
Normula no habla de ella, está presente ya en una glosa de la
red. P, en Baldus P I 293: quamvis littera ‘z’ sit
naturaliter longa, tamen auctoritate sua breviat; y en la red. T,
en Baldus T III 374: ‘x’ et ‘z’ macaronice
aliquando breviantur.
Folengo emplea la grafía geminada –zz-
cuando la sílaba es larga (magazzenus, gorghezzare, sachezzare,
etc.)12.
11. Sílaba breve delante de ‘gn’.
Esta licencia, aludida en Normula, par. 9
(cāgna
y căgnola)
no está contemplada por la normativa prosódica clásica. Zaggia se
inclina, con reservas, por considerla como una licencia prosódica
macarrónica13.
12. La regla de “vocalis ante
vocalem corripitur”.
Esta regla básica de la prosodia latina se
aplica también en el macarroneo folenguiano, como se deduce de
Normula, par. 3.: bĭancus,
păësus,
galĕazza,
scrŏa,
etc.
No se aplica esta regla si el acento tónico
vulgar viene a caer en una vocalis ante vocalem
(ambasserīam)14.
13. Consonantización de ‘i’
prevocálica.
Este posibilidad latina se contempla para el
macarroneo folenguiano en Normula, par. 8., así como en
glosas de la red. T: en Baldus T II 48: ‘Mambriani’
trisillabum est: hac figura saepe utitur poeta; en Baldus
T IV 424: ‘bestiamen’ trisilabum, etc.
Folengo emplea escasamente esta licencia, y
respeta generalmente la autonomía vocálica de la ‘i’15.
14. La sinícesis.
La sinícesis, fenómeno bien conocido en el
latín antiguo, se encuentra presente en el macarroneo folenguiano,
como en caseum en Baldus T V 136, donde la glosa
marginal explica: ‘caseum’ bisilabum est.16
1
Cf. ib., p. 661
2
Cf. ib., p. 661
3
Cf. Ed. Zaggia, p. 661
4
Cf. ib., pp. 662-663
5
Cf. ib., pp. 663-664
6
Cf. Ed. Zaggia, pp. 664-665
7
Cf. U. E. PAOLI, o.c., pp. 181-182 y ed. Zaggia, p.
665
8
Cf. Ed. Zaggia, p. 694
9
Cf. ib., p. 666
10
Cf. ib., p. 667
11
Cf. ib., p. 667
12
Cf. Ed. Zaggia, p. 667
13
Cf. ib., p. 668
14
Cf. U. E. PAOLI, o.c., p. 182 y ed. Zaggia, pp.
668-669, que enumera otros ejemplos explicables por razones de
analogía y /o de índole fonética.
15
Cf. Ed. Zaggia, pp. 669-670
16
Cf. U. E. PAOLI, o.c., p. 184 y ed. Zaggia, p. 671
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