La poesía macarrónica, como cualquier otro tipo de poesía, es un proceso comunicativo, y desde este punto de vista es necesario acercarse a ella para entender su verdadera naturaleza, exponiendo los factores de comunicación que la caracterizan:
1) El emisor, que, de acuerdo con Luca Curti1, aparece como “un escritor ficticio que escribe como no debiera; que, en particular, 'no tiene un buen latín', confunde (también toscamente) los registros, piensa que la lengua del notario –nodarus- (y tal vez hasta la de los predicadores) va muy bien también para escribir versos de cuño virgiliano. Y de estos, y otros errores similares suyos, nos reímos"2. Ahora bien, “este escritor ficticio es clara y cuidadosamente distinto del autor efectivo de la composición macarrónica. Tifi (y Fosa y hasta Alione) no son los autores “macarrónicos”, son sólo los autores de las macarroneas [...] simplemente “ponen en escena” un poeta ficticio”3, de modo que puede decirse que “el autor de la macarronea es primera persona y el autor macarrónico segunda persona”4, en una suerte de duplicación psicológica de proficuo efecto literario.
2) El receptor, respecto al que se corre el riesgo de que confunda las dos personas, y piense que se halla sólo ante un mal poeta. Para evitar esto, “el latinus grossus, los disparates sintácticos y las intrusiones dialectales ( y la rusticidad puesta en acto causa ridendi) señalan la presencia de una segunda persona: un nodarus, por ejemplo”5, mientras que “la garantía fundamental de la primera persona es la solidez de un cuadro formal “alto”, que se manifiesta, en primer lugar y sobre todo, en el respeto sustancial de la métrica (y de la prosodia)”6, así como en la presencia de calcos literarios clásicos. “La segunda persona desfigura las citas más obvias y la primera pesca en la memoria clásica preciosos pasajes y alusiones no banales; y que, también por este expediente, señala la presencia de una regla superior, de acuerdo con la que medir y estimar las desviaciones del texto”7. De estas desviaciones, como señala el propio Folengo en la Apologetica in sui excusationem de la edicion Toscolanense (1521) debe reirse el lector, mientras que “con el texto (y con su 'verdadero autor') se puede, por el contrario, felizmente reír”8. Este carácter de poesía erudita, aparte de sus méritos intrínsecos, aseguró el éxito internacional de Folengo durante más de un siglo, y suscitó la libido imitandi en los círculos humanistas europeos.
2) el código, que hemos dado en llamar convencionalmente macarroneo o macarrónico, que destaca básicamente por su carácter de lenguaje literario intencionalmente híbrido, donde elementos lingüísticos diversos, que encarnan a su vez tradiciones literarias diversas9, no se yuxtaponen sino que se funden, en una línea que en Folengo va del latín al vulgar (progresivo refinamiento métrico y acomodación a las exigencias del discurso poético latino) y del vulgar al latín (clara tendencia al incremento del elemento vulgar en los niveles léxico y sintáctico)10.
3) el canal, que no puede que ser otro que la escritura para un mensaje que nace ya como un género literario.
4) la situación o contexto, en este caso histórico-lingüístico, que influye en el código elegido y en su significado. El norte de Italia, y más concretamente la Padania, vivía una situación de conflicto lingüístico entre un toscano importado y aún mal asimilado que le disputa por un lado al latín la primacía como lengua culta, y que, por otro lado, choca con la cultura local que encuentra su medio de expresión en el dialecto. Esto lleva a los poetas prefolenguianos y a Folengo a orientarse, en busca de un efecto extrañador y cómico, hacia los extremos de la gama lingüística y cultural: latín y dialecto11.
1 Cf. L. CURTI, “Sul macaronico”, G. BERNARDI PERINI – C. MARANGONI (edd.), Teofilo Folengo nel quinto centenario della nascita (1491-1991). Atti del Convegno. Mantova-Brescia-Padova, 26-29 settembre 1991, Olschki, Firenze 1993, pp. 141-182 (a partir de ahora Atti Convegno 1991 de acuerdo con M. ZAGGIA, Schedario..., p.11)
2 Cf. L. CURTI, o. c. p.161
3 Cf. L. CURTI, o.c. p. 161
4 Cf. L. CURTI, o.c. p.162. Piénsese que esta dicotomía tiene un fundamento anagráfico: Tifi es un pseudónimo de cuño clásico (Cf. G. PADOAN, “Alcune considerazioni sulla 'scuola' maccheronica padovana”, Atti Convegno 1977, p. 293) de Michele Odassi, y Folengo, cultivado humanista autor de obras latinas y vulgares, debe distanciarse de Merlín Cocayo, autor de las macarróneas: finge chimere, sogni o fantasie, / quali non pose mai Merlin Cocaio, / lo qual di Cingar sotto le bugie/ scrisse, che piú mai fece alcun notaio, / d´alcuni menchionazzi le pazzie (Orlandino, III 65 cit. por G. PETROCCHI, “Aretino e Folengo”, Atti Convegno 1977, p.135).
5 Cf. L. CURTI, o.c., p.162. En esto parecer incidir un verso de Folengo (Baldus V, II 11): Scribere vadit adhuc macaronica verba nodarus (“Vase el notario aún a escribir macarrónicos términos”), prueba, no obstante, para otros de que la etiqueta 'macarrónico' englobaba también las producciones del latinus grossus (los sermones híbridos del Cuatrocientos, por ejemplo) (Cf. U.E. PAOLI, o.c. p. 2, con su idea del maccheroneo d´arte opuesto al macarróneo vulgar, y L. LAZZERINI, o.c. pp. 18-19 y EADEM , Il testo trasgressivo. Testi marginali, provocatorî, irregolari dal Medioevo al Cinquecento, Angeli, Milano1988, pp. 114-115).
6 Cf. L. CURTI, o.c., p.162
7 Cf. L. CURTI, o.c. p. 163. I. Paccagnella (cf. o. c., p. 75) sostiene que estos calcos son transparentes, mientras que para L. Lazzerini (cf. "Aux origines...", p. 21 e Il testo..., p. 117) estos calcos distan con mucha frecuencia de ser transparentes, y señala un calco de Juvenal en Tifi que le permite hacer una corrección al texto editado por el propio Paccagnella. Tales calcos llevan a M. Chiesa a hablar de un “diálogo subterráneo con los clásicos” en la poesía macarrónica (cf. G. G. ALIONE, Macarronea contra macarroneam Bassani, ed. de M. CHIESA, Centro Studi Piemontesi, Torino 1982 (“Collana di testi e studi piemontesi”, n. s., 2), p. 25).
8 “Ride, sed non irride, quia si dementer irridendo rides, alter Marguttus rideas irrisus” cit. por L. CURTI, (o.c. p. 162) de la Apologia in sui excusationem recogida en la ed. Luzio II p. 284.
9 Cf. E. BONORA, “L'incontro di tradizioni linguistiche nel maccheronico folenghiano”, Retorica e invenzione, Rizzoli, Torino 1979 [1958] pp. 81-89 y M. CHIESA, “La tradizione linguistica e letteraria cristiano-medievale nelle “Macaronee”, Teofilo Folengo tra la cella e la piazza, ed. dell´Orso, Alessandria 1988, pp. 7-35.
10 Cf. S. ISELLA BRUSAMOLINO, “Lettura folenghiana: esempi di rapporti sinonimici”, P. GIBELLINI (ed.), Folengo e dintorni. Atte delle “Manifestazioni folenghiane” promosse dall´Assessorato alla cultura del Comune di Brescia in collaborazione con l´Università Cattolica di Brescia e l´Assessorato alla cultura del Comune di Mantova. Brescia, novembre 1979-gennaio 1980, Grafo, Brescia 1981, p. 54 (a partir de ahora Atti Convegno 1980 de acuerdo con M. ZAGGIA, Schedario..., p. 10) y EADEM, “Superficie grafica e strati linguistici nel Baldus del Folengo: un esempio”, Atti Convegno 1991, p. 196.
11 Cf. C. SEGRE, “La tradizione macaronica da Folengo a Gadda (e oltre)”, Atti Convegno 1991, pp. 62-74.
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