sábado, 16 de agosto de 2025

FRAGMENTOS DE MI TRADUCCIÓN DE "BALDO" DE MERLÍN COCAYO: Donde se cuenta el origen del grasipoeta Merlín Cocayo, y la misión que encomendó a Baldo y a sus compañeros en las puertas del Averno (Baldus V, XXII, 1-156)

 



Ahora cargar tu albarda, mula mía, sin cuento

debo, por cuyo peso sudando vas a cagarte,

y trigo y espelta consumirás partiéndote el lomo.

Tú monta conmigo; tú conmigo, Grugna[1], cabalga,

pues necesitamos dar término al viaje ya comenzado.          5

Aunque mal herrada esté en los pies anteriores,

es empero de suma importancia encontrar al poeta,

aquel lleno de barbas, viejo y gordo poeta,

que en la parte final del libro anterior nos dijiste

que habíase aparecido a Baldo y sus amigos.                      10

Para que, empero, la entera prez de tan grande poeta

sea sabida, la historia tomemos desde el principio.

Hay un lago[2] en Italia, que es de Garda[3] llamado,

que antaño cantó mi hermana Gosa[4] en Maderno[5],

cuando Gardón[6] devastó de Moniga[7] las posesiones,      15

y en Rivoltella[8] ocupaba la silla del papa Stivallo[9].

Del vientre de este lago nace un río anchuroso,

que, donde amenaza allí de Peschiera[10] la fortaleza,

corre en rápido cauce por los pastos verdosos.

Mincio se llama, y después de lamer las murallas de Goito, 20

y de en redor tocar de la villa de Mantua los muros,

igual a un océano es cuando bate con ondas inmensas;

mas mientras corre por la ciudad y en torno a sus muros,

arrastra consigo despojos, y limpia los cagaderos,

de nuevo reduce su cauce, vuélvese río, y entonces              25

se lanza a encontrar el enorme castillo de Governolo[11].

Antes, empero, que aquél a fluir retorne, ya vuelto

de lago río, hete que encuentra dos enemigas

tierras fronteras, por entre las cuales el Mincio corriente

fluye, y mantiénelas separadas como las lobas,                    30

que con rabiosos mordiscos querrían encima tirarse.

Así a Ostiglia separan las aguas del Po de Revere[12],

así a Stellata desunce el río de Ficarolo[13].

Entre estas tierras, pues, sus masas acuosas el Mincio

conduce, por evitar así mayores desastres,                     35

y que una rabia diabólica azuce a los mal predispuestos.

Una, que llaman Pietole, en un valle a diestra se encuentra;

otra, que llaman Cipada, en un monte a siniestra se encuentra.

Aquélla, igual que Roma, a todo país desafía;

ésta, como Cartago, las sus bravatas desprecia:             40

de donde nace hostilidad cerval entre aquéllas.

Mas ya que la culta Pietole al magno poeta Virgilio

pariera, y de su nombre tan alto se vanagloriara,

una envidia mordiente pudrió de Cipada la flema[14].

En toda empresa ceder no quería a nadie en el mundo, 45

y en este solo hecho Cipada se reconcome:

que de poetas está del todo desguarnecida.

¿Qué discurre?, se elige por orden del sacro senado

un embajador con sus letras y grandes conocimientos,

que, doctorado, todo el misal al dedillo sabía.                50

Éste del puerto de Curtatone[15] a tierra de griegos

arriba, y llega a la eximia ribera de Negroponte[16].

Al punto acuden sus habitantes, y al gran de Cipada

embajador allí acogieron con muchos honores.

Después de esto, a él le preguntan qué viene buscando. 55

Éste pide un guía, que para llegar lo conduzca

donde el monte Parnaso picudo perfora la Luna,

pues debe hablar con Febo y con las hermanas de Febo.

Rápidamente admitiose al embajador a las aguas

de Belerofonte[17], y tras hacerle mil cortesías,                   60

la embajada oyó de Cipada el dios apolíneo.

Fue así esta: como Pietole de su imponente poeta

Virgilio se gloria, que así la magna Cipada un poeta

posea tal, que con el poder de su canto al propio

Virgilio no sólo, sino también a Homero humille,            65

de suerte que indignos sean de limpio su culo dejarle.

Febo, a su vez, meditando la cosa profundamente,

dio al fin la respuesta siguiente: "distintos metales

son los que suelo distribuir a distintos poetas.

A uno plata, a otro estaño, a otro el oro,                           70

a cuál maleable plomo, a cuál las escorias del hierro.

De los materiales estos abunda nuestra botica,

haciendo excepción de que por los solos Marón y Homero

la caja del oro vaciose, y no quedó ni un adarme.

Lo devoraron todo los sicofantas aquellos,                       75

de oro puro ni una brizna a sus nietos dejaron.

Si me pones delante a Sannazaro, Pontano[18],

a Fracastoro, o si me citas a Vida, a Marullo[19],

alquimia es, créeme, lo que los modernos cantaron.

Por esta razón no desprecies seguir así nuestro sano        80

consejo, si quieres tener el honor de una empresa pareja.

Va donde los galopinos, y procura encontrar los ilustres

reinos de las lasagnas, do vida feliz se dilata;

el paraíso veraz de las ocas[20] allí tiene asiento.

Tal como yo aquí la cítara pulso, y danzan Camenas,        85

que en torno de mí bailando forman una corona,

así allí una gaita Tifis[21] toca entre hermanas,

que en torno a su panza le bailan juntas una moresca.

Vete corriendo de aquí, y no pierdas ni un solo segundo:

nadie aún en aquel nuevo arte tiene la gloria;                    90

la palma, pues, de los macarrones le toca a Cipada."

Oído esto el embajador lo rumia, frunciendo

el ceño, todo, y dale las gracias a Febo; más tarde

de Gibraltar discurre por el canal ajustado,

y, atravesando el mar Océano por dondequiera,                95

busca, investiga, pregunta allí, allá interroga,

hasta que llega finalmente a aquellas montañas[22],

do con salchichas se ligan las viñas[23], y todos los árboles

en tales extremos del orbe tartitas producen y tartas.

Allí le habla al padre Tifi y a sus hermanas,                    100

y ofrecen cortés audiencia a heraldo tan destacado.

Nueva, pues, receta de allí al fin diose Cipada,

con la que puede atribuirse un tripudo poeta,

al que monago Virgilio, y mozo de mulas Homero.

Retoño, pues, de la clara estirpe de los Folengo[24]           105

eligen los senadores, y el pueblo entero reunido,

en medio lo ponen, porque Cipada con su dinero

lo críe, y ninguno quede exento de aquestos impuestos;

ya que es para todos de beneficio público, cuando

es común honor para todos criar un poeta,                     110

que toque y cante tirando de gaita las gestas locales.

Luego prodújose por toda la tierra un prodigio,

como dicen que al gran Platón antaño ocurriera,

al que de miel un enjambre de abejas de niño nutría;

así también cada día pasaba frecuente una negra           115

merla el Po, llevando en el pico comida al infante;

por tanto de esto Merlín llamarlo tiene el origen,

y el dicho aquel comenzó con frecuencia a ser repetido:

"La merla pasa el Po para dar de comer a Cocaio"[25].

Luego confían a un hombre sabio y docto gramático    120

el niño Merlín, e igual en prosa que en verso perito,

con muchos condiscípulos fue a estudiar a Bolonia,

y a escuchar las patrañas del filosofastro Peretto[26];

de suerte que comenzó a mala cara ponerles,

y cocinó sus salchichas en textos de Pedro de España[27]. 125

Dedicose más bien a las macarrónicas artes,

a las que diose desde su tierna infancia, Cocaio

siendo su ayo, y graso poeta fue reputado.

Mientras, pues, Pomponazzo Peretto da sus lecciones,

y los librazos todos aristotélicos lee,                                  130

Merlín adentro de sí macarrónicos versos compone,

y jura que nada más divertido que este arte se ha dado.

Mientras Merlín se va, pues, por aquellas oscuras cavernas,

hete que allí a Baldo se muestra, como dijimos,

y manda a la maga Smiralda que aleje de allí los diablos. 135

Luego afectuosamente a Baldo y a sus compañeros

da fuertes abrazos, y a casa de los herreros los lleva,

y haciendo que tomen asiento en las sillas allí existentes,

así les habla a éstos: "¡Sed bienvenidos, amigos!

Cien son los años, seis los meses, ocho los días,               140

catorce las horas que, yo, Merlín, adentro de estos

huecos en tierra, y gruta diabólica aguardo por veros.

La buena suerte hizome merecer tales campeadores,

capaces de descender, con la guía del magno Serafo[28],

a destruir de Gélfora[29] el lar, descornar a diablos.             145

Os cumplirá a vosotros pasar por grandes trabajos,

de suerte que en ocasiones desesperéis de la vida.

Pero la gracia del cielo, que siempre estará con vosotros,

no os ha de desamparar, ni el poder del diablo

puede haceros daño, si el sumo Hacedor os ayuda.           150

Empero, de acuerdo con una antigua invención de la Iglesia,

os digo: preciso es que a todos vosotros confiese,

pues consagrado cura soy yo, elegido legítimo

para esta empresa, por la cual se perdonan pecados.

Y de confesar no tengáis vosotros vergüenza ninguna,      155

porque tal sonroseo buen mérito trae de vuelta."



[1]      Grugna es uno de los nombres de la musa macarrónica Striax, que preside estos libros; cf.r. XXI 22 y XXV 642

[2]      Est lagus, cfr. I 64. Señala Chiesa en los versos siguientes un calco de Dante, Inf., XX 61-81, donde Virgilio habla de su propia patria.

[3]      Degardam, cfr. I 41

[4]      Gosa. Musa de los cinco primeros libros.

[5]      Maderno, localidad en la ribera occidental del Garda (Chiesa).

[6]      Gardon. Topónimo que, según Chiesa, podría ser entendido como nombre de un personaje.

[7]      Monighae, cfr. V 101

[8]      Rivoltella, vd. V 99

[9]      Stivallus, vd. IX 514.

[10]    Pescheriae, vd. V 100

[11]    Currit ad ingentem retrovare Governolis arcem, vd. X 324

[12]    Sic Hosthya Padi Revero spartitur ab undis. Ostiglia y Revere, en la provincia de Mantua, a la izquierda y la derecha del Po, respectivamente.

[13]    Sic Stellata sedet Figarolo sgiunta per amnem. Localidades de Ferrara situadas a la derecha y la izquierda del Po.

[14]    Morsibus invidiae marcebat flegma Cipadae. Según Hipócrates uno de los cuatro humores fundamentales de los organismos vivos.

[15]    Is Curtatonis de portu ad regna Gregorum. Curtatone, localidad de Mantua.

[16]    Pervenit et claram Nigroponti fertur ad oram. Negroponte o Eubea, isla del Egeo.

[17]    ...undas / belorophonteas et, factis mille carezzis. La fuente Hipocrene, hecha surgir por una coz del caballo de Belerofonte, Pegaso, en el monte Helicón, consagrado a las Musas.

[18]    Si mihi Pontanum proponis Sanque Nazarum. Referencias a los poetas Giovanni Pontano (1429-1503) y Iacopo Sannazaro (1455-1530)

[19]    Si Fracastorium, si Vidam, sive Marullum. Menciones de los vates Girolomo Fracastoro (1483- 1553), Marco Girolamo Vida (1485-1566) y Michele Marullo (1453 ca.- 1500).

[20]    Ocarumque illic verax paradisus habetur. Mencionado en la red. T Mosch. I 162, como recuerda Chiesa, se trataría de una expresión popular para designar un paraíso inexistente, que el editor italiano toma como apelativo secundario del país de Cucaña, donde habría festines de ocas en abundancia.

[21]    Sic illic pivam Tiphis sonat intra sorellas. Tiphis se refiere a Michele di Bartolomeo Odasi, llamado Tifi, autor de la Macaronea, poema inaugural  y epónimo del género.

[22]    Donec acattavit montes finaliter illos: cfr. I 21-23

[23]    Gens ubi salsizzis vignas ligat, omnis et arbor: Chiesa señala un calco de Decameron VIII 3, 9: "si legano le vigne con le salsicce".

[24]    Ergo putinellus de clara stirpe Folenghi: cfr. V 107

[25]    "Merla Padum passat propter nutrire Cocaium". Recuerda Faccioli que este dicho de que la merla pasa el Po (en el sentido de terminar la vida) presente en VII 636, no tiene nada que ver con el sentido que le atribuye Folengo en este verso.

[26]    Et philosophastri baias sentire Peretti: Pietro Pomponazzi (1462-1525), polémico maestro de medicina y de filosofía natural que enseñó en Bolonia desde 1512 (Faccioli-Chiesa).

[27]    Inque Petri Hispani chartis salcicia coxit: nacido en Lisboa en torno a 1220 y muerto en 1277; autor de las Summulae logicales, y luego Papa con el nombre de Juan XXI.

[28]    Qui vadant penitus, magno guidante Serapho: vd. VIII 729

[29]    Gelforeas guastare casas, scornare diablos: Gélfora, reina de las brujas del infierno (cfr. XVIII 310).


domingo, 27 de abril de 2025

FRAGMENTOS DE MI TRADUCCIÓN DE "BALDO" DE MERLÍN COCAYO: De cómo Baldo y sus compañeros, entrando en la oscuridad de las cuevas en pos de un dragón, son atacados por una turba de animales, y de qué manera salieron librados de este suceso (Baldus V, XXI, 368-488)

 



Fantaseaba Cíngar de hacía ya mucho rato,

con la manera en que dar pudiera luz a los ciegos.

Astuto la encuentra, mientras se rasca la testa,            370

y empieza a dar en las piedras con su espada de acero;

ésta, siendo finísima hoja española, brillantes

chispas manda doquiera por las oquedades oscuras,

y con su escaso fulgor un poco de vista permite,

gracias al cual precavidos están y conocedores            375

los compañeros si tienen delante o detrás los diablos,

pues eran diablos metidos dentro de cuerpos de fieras,

en cuyo medio Baldo el primero se abalanza,

y empieza a desmembrar a las fieras en mano la espada.

Fracasso al tiempo, habiendo lejos tirado su tranca,     380

con solas sus manos los coge, aprieta, y los sofoca,

y ahoga con sus duras uñas a los jabalíes rabiosos.

Con solas sus manos, digo, y con solos sus dientes

desgarra, y entero de tibia sangre vese cubierto.

Virmazzo, y junto con él Filoforno a escasa distancia, 385

contra dos toros dieron comienzo a grande pelea.

Cíngar da repetidos golpes sobre las piedras;

el conocido dragón taimado le salta a la espalda,

y quiere impedirle que así luz ofrezca a sus amigos.

Grita socorro Cíngar; Moschino acude en su ayuda,    390

y desenvaina la espada, se tira encima del draco,

y echándole manos al cuello, lo aprieta y lo cabalga.

La sierpa1, corriendo, lleva a Moschino sobre su dorso.

Había visto tal cosa Falchetto; presta socorro,

y los persigue gritando: "¿A dónde, Moschino, diablos, 395

a dónde, Moschino, te lleva el dragón?, ¡desmonta, infelice!

Pues por tu vida temo, ¡rápido, salta del bicho!"

no lo oye Moschino, quien se deja llevar por la sierpe,

a la que con fuertes puños hiere entre sus orejas.

Hete que el veloce Falchetto a ambos se une,             400

y a gritos insiste a Moschino para que presto se baje.

Éste a su vez, sintiendo que viene en su busca el amigo,

cuadruplicando sus ánimos, tan fuertemente los flancos

aprieta de la serpiente de hacerla caer sofocada.

Falchetto súbito por la su oreja derecha la agarra,      405

y arrastra a la sierpa ya por un lado, ya por el otro;

Moschino firme se tiene a caballo, y mueve calcaños,

y con su mano de guante armada dale lo suyo;

retrocede la sierpe, y alante avanzar no desea.

Igual que una vaca al macelo llevada por el matarife, 410

tanto más retrocede, cuanto de ella se tira,

porque de lejos ve sus hermanas descuartizadas,

y sus miembros colgantes de ganchos ensangrentados.

Cíngar allí cerca, toda su espada abiselaba,

que estoque ya no parece, sino sierra dentada. 415

Sin embargo, no deja de chispas sacar de las piedras,

y de ofrecer a sus compañeros fulgor mortecino.

Sábese muerto el dragón, y rápidamente distinta

adopta apariencia, porque (cosa admirable decirlo)

la que era hasta ahora serpiente, hermosa muchacha parece, 420

cuyo el nombre Smiralda fue, de la raza de zorras.

Cae a tierra Moschino, pues bajo el culo el largo

dorso le falta, y aquel dragón adopta otra forma.

Falchetto quedose pasmado; todos la miran suspensos

de la cabeza a los pies vestida de blancos ropajes; 425

ésta un libro sostiene en las manos, musita palabras,

y huyendo de los barones, busca donde esconderse.

Presto, empero, Falchetto por la su falda la agarra,

prenda que de sus manos se escapa; Falchetto, más que oso

rápido, súbito cógela por las trenzas de nuevo, 430

y con el mismo gesto le arranca el libro del pecho.

Harto admirable suceso entonces verse fue dado:

apenas la hubo cogido Falchetto, y el libro cerrado,

todo animal se escabulle por entre las súbitas sombras,

y al tiempo seis mil diablos desaparecen deprisa. 435

Grita Smiralda a su vez, y un planto amargo comienza,

y suplicante ruega a Falchetto, y así lisonjea:

"¡ay de mí!, sin cuidado del trato con hombres, honesta

vida llevo en estas grutas, y honra conservo.

¡Oh, Falchetto!, ten en estima tu fama, y aquesto 440

no estimes digno de loa, la ofensa a tierna muchacha.

¿Qué harás de mí, que soy mujercita, de mí que

una soy del número de las ninfas de Palas?

Ruégote, pues, que devuelvas el libro que hasme quitado,

y que lícito sea dejarme seguir mi camino." 445

Entre tales mentiras la puerca a Falchetto acaricia,

y su mejilla con dos dedos aquella putilla

pellizca, según el auténtico arte de la conquista,

y de halagar a los papanatas y a los ineptos.

Llegaron allí Baldo, Cíngar y todos los caballeros. 450

Éstos al tiempo admiran de la muchacha el garbo;

uno dice: "crimen matar a una bella chiquilla";

otro dice: "crimen que escape una fea ramera".

Entre tanto, Falchetto, apïadado, se apresta

a liberarla, para que vaya a donde le plazca, 455

y mientras piensa de su deshonor en la propia medida,

hete que lejos voz alta suena, y con ella radiante

luz aparece, que a gritos exclama: "¡Cogedla de nuevo,

coged, caballeros, a esa sucia e inmunda bagasa!

Por tal peste el mundo entero se desmorona." 460

Presto Lirón por el cuello retoma a la muchacha,

que se soltó de la tiernas uñas de nuestro Falchetto,

y firme la agarra, hasta que llega allí un viejucho

lleno de barbas, por la gravedad a Catón semejante,

quien con alegría primero saluda a los caballeros. 465

Luego ordena que háganle entrega del mágico libro.

Aquélla al punto grita: "¡no des, Falchetto, el cuaderno!

Este viejo malvado se apresta a engañaros."

Volviéndose a ella el anciano responde: "maléfica bruja,

se avecina el momento, en que cuentas rendir deberás de 470

tantas almas perdidas, y al Averno tiradas

por ti, y por tus compañeras de la estirpe de brujas;

di, meretriz de Satán; concubina, di, del Diablo,

di: ¿ahora qué cuentas?, dices ser de Atenea

ninfa, mas de Milán Comacina puerta2 resultas, 475

por la que tantas gentes van y vienen sin cese.

¡Oh, harto te ha tolerado la vindicación del Tonante!

Justo es ya que recibas castigo, y que vayas al Orco.

Arroja ahora, Falchetto, el libro; arroja la plaga,

carroña de todo el orbe y hedor de los cielos excelsos." 480

Falchetto mira a Baldo, al que Baldo seña le hace

de obedecer al viejo barbado. Falchetto a la arena

tira el librito; y hete que apenas lo había arrojado,

un repentino estruendo y terremoto les viene:

turba en tromba acudió de diablos, y agarran la pícara, 485

que, miserable, gritando entonces la arrastran al Orco,

y en compañía de otras putas seis mil las veces

por hora comida de Belcebú y excremento deviene.



_______________________________

1 Serpa. "Il drago, detto spesso serpente (cfr. sotto vv. 406 e 409) nella letteratura cavalleresca" (Chiesa ad locum).

2 ...Porta ipsa Cosmana Milani. Puerta situada al norte de la ciudad.


sábado, 1 de marzo de 2025

FRAGMENTOS DE MI TRADUCCIÓN DE "BALDO" DE MERLÍN COCAYO: De cómo Baldo y sus compañeros de armas entraron en un laberinto de cuevas, donde encontraron una fragua de herreros, y de lo que con ellos les aconteció ( Baldus V, XXI, 118-247)


 


 A oír entre tanto empiezan una algarada imponente.

"¿Oís?"-Falchetto pregunta. Entonces todos callando

quedos están, y escuchan el ruido en orejas enhiestas.           120

Cíngar dice: "sigue por donde te lleva el camino.

Quizás encuentres dónde la causa está del estruendo."

Falchetto obedece, y prueba andando de los pedruscos

en sus pies el estorbo, y avisa a sus compañeros;

y encárgase de tomar la ruta que Cíngar le dice;                    125

encuentran de hecho a veces caminos en forma de ípsilon.

Cuanto más avanzan, más el sonido retumba,

y unos a otros apenas ya consiguen oírse,

de tanto que el ruido y estruendo ingente les ensordece.

Todos se aterran, aunque son de ánimo fiero,                        130

y cree del negro Plutón haber llegado a las sombras.

Al fin y al cabo, por una fisura un fuego esplendente

se muestra, y con módica luz el camino hace visible.

Baldo, allí corriendo, manda parar a los otros,

alza los ojos adonde la luz escasa le deja;                             135

hete que ve una puerta, de vario metal esculpida.

Acuden, pláceles dentro meterse, y Fracasso en esa

puerta tres veces dio con el pie, pero tanto tumulto

hay de martillos que del interior en nada se siente.

Fracasso, impaciente, dos empellones le da a la puerta,         140

y rotos cerrojos la abre sin necesidad de la llave.

No más los martillos que el hierro doblegan ruido hicieron,

y no suena más el tich toch de los golpes encima del yunque.

Hay allí cien herreros, que son otros tantos pasmones,

que de carbón acarrean a sus espaldas los sacos,                 145

que atizan el fuego sin pausa por medio de fuelles henchidos,

que el hierro domeñan con sus martillos y con sus tenazas.

Brincando, un barrigudo entonces su parsimonia

movió tortuguesca, e infló igual que hace un becerro

una panza inmensa, barril de heces repleto,                         150

tiene tres papadas que llegan hasta su ombligo;

éste se llama Baffello, y del taller el maestro

herrero es, y cojo retoño del cojo Vulcano.

Hete que entra Baldo, con su caterva, bravoso,

cual los soldados en los albergues en tiempo de guerra.        155

Baffello le dice: "Mucha es tu arrogancia, compadre.

¿Tú tienes toda la cara de entrar así en mi fragua?"

Baldo responde sarcásticamente: "¡Deprisa, maestro!

Buenas armas apresta, pues comprarlas queremos".

Mientras así se expresa, revuelve el taller con su vista.        160

De nuevo así los herreros estando desnudos manejan

martillos con los que doblegan los hierros candentes.

Parte de aquí y de allí provoca vivas pavesas,

parte con fuelles, parte carbón usando candente

ponen al rojo el duro hierro con aire soplado;                     165

parte lima yelmos crestados, parte corazas,

parte anuda cota de malla en torno a la braga.

Hay quienes, como enseña el arte de herrero, con muchos

boquetes hierros preparan para herrar los caballos.

Mientras trabajan, Baffello a éstos los supervisa,                170

y de cuando en cuando les da su bastón cortezas saladas.

Son todos negros y ruginosos, ajenos al baño,

despeinados, desnudos y de piojos cubiertos.

Baffello, empero, no deja que a éstos les falte su vino,

pues mal martillean herreros en la ausencia de vino.           175

Mientras así se trabaja, y hablan los compañeros

de procurarse finas hojas de armadura,

y del afán de vestir rutilantes corazas por fuerza,

hete que Baldo escucha el relincho de su caballo,

Lirón el del suyo, que habían ha poco atado afuera;            180

y el asno con dos veces seis notas profiere su "¡ah, ah!"

Qué ocurra no saben; corren a ver el motivo.

Rompecadena relincha más alto, y araña la tierra,

Roccaforta también con gran ruido en brincos excede,

y junto con Pardo destroza las piedras con coces feroces.    185

Quiere Baldo saltar el primero delante de todos;

mas sobre el umbral de la puerta broncíneo el pie puesto apenas,

un viento impetuoso lo impele, y dentro lo manda.

Pasmáronse todos; osado, quiere de nuevo las puertas

abiertas pasar, pero un soplo mayor golpéalo fuerte,           190

que a él junto a los otros manda patas arriba.

Tres veces así lo intentó, tres veces volvió hacia adentro.

Entonces Baffello dice: "Es grande vuestra desgracia.

¡Oh, desdichados! Vuestra muerte es cosa segura.

¿Cómo habéis osado violar los arcanos divinos?                  195

¿no temisteis entrar en las grutas que son de las diosas?

No es a mortales lícito aquí dejar sus pisadas,

a menos que la diosa Smiralda1 os conceda el acceso."

Fracasso dijo: "¿Qué dioses, qué Smiérdola2, qué pasaporte?

Dios en el cielo está, do la luz sin tinieblas esplende.          200

Vosotros sí que sois puercos brujos y feos diablos,

que huís de la luz del día, y que siempre por entre tinieblas,

al modo de las lechuzas, los búhos, y los murciélagos,

vivís, ¿y os llamáis a vosotros mismos dioses y diosas?

Júrote que no me iré de aquestos lugares,                        205

hasta encontrar el camino que al Orco recto nos lleve,

y al Lucifer padre tuyo y a tus hermanos diablos

descornar deseo y a todos dejar machacados.

"Di, ¿cuál es tu nombre? -responde-: ¿acaso Tifeo3?,

¿acaso Briareo4?¿por qué a mí, protegido del daimon,       210

crees que miedo me das? Soy yo, quien rayos al magno

Jove fabrica, y rijo en estas cavernas sin fondo.

¡Dioses! Haré que os arrepintáis de vuestras locuras.

¡Idos de aquí!¡ea, rápido!¿por qué no os movéis? ¿Es que acaso

queréis que yo os lo diga dos veces?¡salid de mi casa!      215

Si esto no hacéis, en tantos puercos y en tantos caballos

os cambiaré, como dioses transformar a los malos

suelen e infames hombres en las cosas más míseras."

Fracasso replica: "tienes mucha razón, lo confieso,

si hay ahora quienes tales prodigios perpetren.                220

Intenta, pues, encontrar o dioses o acaso diablos,

que de defenderte a ti y a tu causa sean capaces;

nosotros no otro derecho, ni otro numen tenemos,

que un corazón magnánimo, espada, y maza ferrada.

¿qué espero, pues? La abundosa charla a los cobardes      225

delata; ¡Dales las armas a mis compañeros!¿por qué me

miras con ojos aviesos?¡da prestamente las armas!"

Así diciendo, diole a éste una fuerte patada,

que espachurrado quedó al modo de un tierno raviolo,

y mierda salió de todas las partes de su corpulencia.        230

Entonces otro, creyendo aterrar bravoso a guerreros,

"¡rápido -dice-, oh servidores! Tomad sin demora

las armas, y de la fragua echemos a estos osados.

¡Marchaos de aquí, lastimosos asnos, gente bellaca!"

Mientras tales cosas dice, agarra un martillo,                   235

y un martillazo dale a Baldo en la cabeza.

Cuando los fabros desnudos vieron la bronca empezada,

van a coger deprisa martillos y sus tenazas,

otros limas pesadas, clavos, y acero candente,

y con tales armas se atreven con unos maestros guerreros. 240

Baldo reía, y a sacar de su vaina la espada

no se digna, aunque ya recibido había un porrazo.

Prestamente Boccalo veloz a éstos ataca,

y hombre valiente se prueba por entre cuerpos desnudos.

Y en poco tiempo cayó el conjunto de los herreros;            245

Están en efecto desnudos; cual queso fresco los cortan,

y ni por milagro quedó ninguno siquiera con vida.


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1 cf. XVIII 307-313

2 Smerdola. Metátesis denigratoria del nombre de la bruja Smiralda del verso anterior, que he intentado hacer más patente en mi traducción.

3 Tiphoeus. El más poderoso de los titanes que se rebeló contra Júpiter.

4 Briaraeus. Uno de los hecatónquiros, gigantes de cien brazos y cincuenta cabezas.