sábado, 29 de mayo de 2021

NORMALIDAD MACARRÓNICA EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XVII: LA MACARRONEA HALLADA EN LA CORRESPONDENCIA DE RODRIGO CARO (1632 ca.)


 


Rodrigo Caro [Wikipedia]




4. La macarronea hallada en la correspondencia de Rodrigo Caro.


4. 1. Peculiaridad de la composición y su contenido.


En su tesis doctoral sobre el ilustre humanista y anticuario Rodrigo Caro (1573-1647), Joaquín Pascual Barea edita un poema macarrónico sin título recogido únicamente en el ms. 83-7-25 de la BCS, Papeles y obras de Rodrigo Caro, ff. 287r.-288r. (= S), copia de dos volúmenes perdidos de cartas y papeles autógrafos de Caro1. El poema es, como se ha señalado en la apertura del capítulo, el único que ha perdurado en forma manuscrita en este periodo, junto con el emblema macarrónico otiositas vitanda.


Puede parecer baladí señalar como peculiaridad de esta poesía su carácter manuscrito, pero no lo es si se compara su tono y temática con el las macarroneas manuscritas que le preceden y siguen en el tiempo. Carm. tiene un carácter epistolar y privado, siendo su contenido el de una invitación hecha a un amigo a compartir mesa y mantel en las fechas de Navidad. De las macarroneas manuscritas de la centuria anterior, el poema de Juan de Vergara, y el del Dr. Diego Sánchez responden también al modelo epistolar, pero ninguno de ellos revela un tono amistoso y estrictamente privado, lo que parece estar en la raíz de su pervivencia. La macarronea de Vergara (1522 circa), es abiertamente polémica contra ciertos aspectos de la política contemporánea, y es seguro que pronto circuló de forma manuscrita, como atestigua su continuación espúrea y las variantes de los manuscritos. Al atractivo de su difusión contribuyó asimismo el hecho de que representara los primeros escarceos, un tanto pedantes, del humanismo español en el género macarrónico. Por otra parte, la carta del Dr. Sánchez (1533) posee un carácter eminentemente práctico, al estar dirigida a un importante jurista en demanda de favor. La vívida descripción que contiene de las penalidades de los estudiantes menesterosos en Salamanca es la que, sin duda, la ha salvado del olvido. No resulta coincidencia, pues, que la única copia que nos ha llegado sea de puño y letra de un antiguo alumno de esta Universidad. Las macarroneas lepantinas (1571) han pervivido al quedar integradas en la descripción general de las composiciones participantes en un certamen poético. El emblema macarrónico anónimo (1606) que es, por ende, autógrafo, fue premiado con la encuadernación en un volumen misceláneo por su extrema originalidad de unir dos fenómenos artísticos como la emblemática y la macarronea, nunca relacionados en la historia de la literatura europea. Sólo hay un poema que nos haya llegado de forma exclusivamente manuscrita con posterioridad a carm., y se trata de un epigrama burlesco sobre el vino y sus consecuencias del siglo XVIII (ad chiflotis cultorem).


El carácter de carm. es puramente excepcional, pues representa el único testimonio llegado hasta nosotros de toda una corriente temática que no debió ser parca dentro de la producción macarrónica, corriente intimista, destinada al disfrute privado, y, por tanto, peor tratada por el tiempo, si cabe, que los demás especímenes macarrónicos que no recibieron el provisional salvavidas de la impresión.


4. 2. Problemas de autoría y datación en carm.


Pascual Barea coloca esta macarronea bajo el epígrafe de "poesía burlesca de autoría dudosa", y expone una serie de argumentos a favor y en contra de la autoría de Rodrigo Caro2. A favor de ella enumera los siguientes hechos:


-Según afirma el índice del ms., que remite a la numeración del original, en los ff. 221v.-222r. "siguen unos versos macarrónicos de R. Caro", a la vuelta de una carta dirigida a él, y fechada en Villamartín el 11 de diciembre de 1632.


-El copista anota al final del poema que "la carta es original de Cordero, y es la misma letra del epigrama anterior, por lo que se muestra ser también original. Los versos latinos macarrónicos están a la vuelta de letra de Caro". Señala Pascual Barea que Caro solía aprovechar los blancos de las cartas para escribir los borradores de sus poemas.


-Se desprende de la lectura del poema que su autor vivía en Sevilla, tenía aficiones literarias y su trabajo estaba relacionado con los tribunales y los conventos de monjas: Caro residía en Sevilla desde 1627, era consultor del Santo Oficio y visitador de conventos de monjas del arzobispado desde 1620.


-El tono festivo y desenfadado es común a otros poemas, como el romance enviado a Juan de Robles, y el Cupido pendulus dedicado a Sancho Hurtado de la Puente, en los que se intenta también apartar al destinatario de sus ocupaciones jurídicas para que se dedique, en el caso de estos poemas, al simple ocio literario y al divertimento poético.


-El perfil del destinatario del poema, que debía compartir las aficiones literarias del autor, ocuparse asimismo de tareas judiciales y de visitas a conventos de monjes, residiendo generalmente fuera de Sevilla, coincide con dos amigos de Caro: Juan de Salinas, importante poeta festivo de la época, que había sido nombrado el 29 de noviembre de 1628 visitador de conventos de monjas de fuera de Sevilla, y el maestro Juan Jiménez Bernal, paisano y amigo de Caro residente en Sanlúcar de Barrameda, también juez de la Iglesia y visitador de arzobispado, quien el 18 de diciembre de 1629 le había enviado una carta (BCS, ms. 58-1-9, ff. 79 y 56) escrita en un tono muy parecido al de carm. y con algunos motivos comunes:


Hallaron a Vm. tan ocupado en su tribunal con tantos negocios [...] deseo que tengo que dar a Vm. las buenas Pascuas y saber de su salud; ruego a Dios sean muy alegres y con muchos regalos de las madres monjas; que si el tiempo no me hace mal tercio, quizá podría ser que me apareciese algún día de los que quedan de este año, ayudándole a comer a Vm.


Se opone a la autoría de Caro el hecho de que, si escribió el poema macarrónico pocos días antes de la Navidad de 1632 en el blanco de la carta de Cordero fechada el 11 de diciembre del mismo año, empleara el topónimo Romulea (carm. 17) para llamar a Sevilla, cuando al menos desde 1627 Caro afirma que el sobrenombre de Hispalis fue Romula y no Romulea. "Esperaríamos por tanto -señala Pascual Barea- que en 1632, como en el Epicedio que escribiría años después, Caro hubiera empleado la forma Romula, no Romulea, sin pasar por alto un hallazgo tan importante para él. Por consiguiente, si realmente es Caro el autor de este poema macarrónico, debió de escribirlo entre 1620, año en que fue nombrado visitador de monasterios, y 1627, cuando sabía que Romulea era una forma errónea, salvo que hubiera querido emplear una forma más familiar para el destinatario, o que a la vuelta de la citada carta de 1632 lo habría copiado de nuevo años después".


4. 4. El macarroneo de carm.


4. 4. 1. Léxico macarrónico.


El cuerpo léxico macarrónico no presenta apenas peculiaridades reseñables. Consta de 19 sustantivos, 5 adjetivos y 10 verbos. Sustantivos y adjetivos aparecen declinados, en su gran mayoría, en los casos nom. y ac. plural, coincidiendo así con las voces vulgares de origen (amancebados, angelica, bolsa, barahunda, chacota, chimenea, coplas, cerastas, lagunas, mohosas, monjas, nuevos, pellejas, relatores, surrones, tizones, zahoriaca) y evitando las complicaciones morfológicas de la macarronización de los casos oblicuos; los verbos se hallan en pte. de indicativo (calentat, conjurat, llamat, tragat) en imperativo (deja bis), en infinitivo (horadare, rociare), ateniéndose al mismo principio de simplicidad derivativa, propia del tipo más sencillo de macarronismo léxico. Sólo es digno de resaltar el caso de calentat, macarronización de una forma vulgar callenta, registrada en el Quijote. Se han registrado dos macarronismos semánticos (conjurat, procuratorum). No hay rastro de macarronismos morfológicos, heteróclitos o de calco.


4. 4. 1. 2. Frecuencia de los macarronismos.


Los versos que contienen un solo macarronismo ascienden a 14 (carm. 1, 2, 5, 11, 13, 14, 19, 20, 21, 23, 24, 25, 26, 29), que suponen un 41, 17% del total.


Los versos que albergan más de un macarronismo suman 10 (carm. 3, 4, 6, 9, 10, 22, 30, 31, 32) que representan el 29, 41% del total.


Los versos íntegramente latinos son 10 (carm. 8, 12, 15, 16, 17, 18, 27, 28, 33, 34), suponiendo el 29, 41% del conjunto.


Es de destacar de esta estadística el elevado porcentaje de hexámetros íntegramente latinos, revelador del enfoque estilístico que recibe la composición.


4. 4. 1. 3. Función estilística de los macarronismos.


En esta composición resultan casi más llamativos los macarronismos ausentes que los presentes. Ha sido señalado en 4. 4. 1 la falta de macarronismos morfológicos, heteróclitos y de calco, en una composición que por su número de versos (34), supera ampliamente al de las dos macarroneas de López de Úbeda y Pero Miguel juntas (26). La carencia de macarronismos morfológicos es casi una constante en las macarroneas estudiadas hasta el momento, pues la parodia del latinus grossus en forma de error morfológico que aparece en la primitiva poesía macarrónica y en Folengo, como se ha señalado, resulta extraña a los humanistas españoles, que cultivan la macarronea a partir de su experiencia de lectura folenguiana, y que resultan muy celosos de su competencia lingüística latina como para verse expuestos a la malinterpretación de sus lectores, dificultad que sorteaba el genio lingüístico de Folengo mediante su juego de personas literarias. Pero otra cuestión es la ausencia de macarronismos heteróclitos, y sobre todo, de calco. Los tales son índice de un gusto moroso y reflexivo por la experimentación con el nuevo sistema lingüístico híbrido importado de Italia, los primeros a nivel morfológico y los segundos a nivel sintagmático y semántico. Este gusto brilla por su ausencia en carm., en donde los macarronismos léxicos, en su inmensa mayoría fruto de latinización superficial, tienden a verse desplazados a los dos últimos pies del hexámetro, la posición más comprometida desde el punto del vista métrico, donde, por su relativa ductilidad prosódica, sirven de puntales al andamiaje del verso (cf. carm. 3, 6, 7-9, 13, 19-25, 29, 30). Así pues, puede decirse que el empleo estilístico de los macarronismos, en concurrencia siquiera con el elemento latino, resulta limitado. En carm. 25 la voz macarrónica tragat confluye con otras latinas (latrantem, terno, gutture) en una aliteración. En carm. 30 el abl.pl. macarrónico conservis se marida con el latino cerveris en una paronomasia un tanto "fría", en terminología de la época3. El autor pretende basar el encanto de su composición más bien en referencias mitológicas del agrado de su culto interlocutor, que aliñan su invitación y se desarrollan preferentemente en hexámetros íntegramente latinos (cf. carm. 8, 15-18, 27, 28). Latinos son asimismo los dos versos que cierran la composición con un oportuno calco virgiliano. La mera presencia del macarroneo es concebida en carm. como un factor de relajación temática dentro de una correspondencia morigeradamente jocosa entre clérigos.


4. 4. 2. Sintaxis macarrónica.


Los macarronismos, en igual medida que las palabras latinas, se adaptan a las normas sintácticas latinas y a las posibilidades de construcción oracional, contribuyendo así a dar un aspecto armónico y homogéneo a la composición.


4. 4. 3. Prosodia macarrónica.


4. 4. 3. 1. Regularidad prosódica.


La regularidad prosódica es generalizada tanto en voces latinas como en macarrónicas, siendo en estas últimas total. Esta regularidad se extiende también a las terminaciones, en las que no se dan siquiera las licencias admitidas por la norma prosódica folenguiana.


4. 4. 3. 2. Prosodia de las palabras latinas.


Aparte de tres lícitos alargamientos en arsis (malē [4], cāve [23], mēreris [33]), hay seis alargamientos en tesis: māle (4), fācesse (5), fūtura (18), vēni (23, 28), pētunt (32). Voces aparentemente latinas son imitantem, tripode y liliis. Podría hablarse de consonantización de 'i' prevocálica en Oenotria (16).


4. 4. 3. 3. Prosodia de los macarronismos.


4. 4. 3. 3. 1. La ley de la penúltima.


El respeto por esta norma en carm. es escrupuloso, con la salvedad señalada de que la "cantidad" de las voces macarrónicas viene determinada por la posición del acento de intensidad vulgar originario.


4. 4. 3. 3. 2. La ley de la posición.


Esta otra norma básica de la prosodia latina es también respetada puntualmente. Hay dos ejemplos de lo que hemos dado en llamar casos de aparente ruptura (pĕllejas, sŭrrones) al no marcarse posición ante un dígrafo que representa una única realidad fónica vulgar.


4. 4. 3. 3. 3. Sílaba anceps ante 'muta cum liquida'.


Se encuentra un ejemplo en dŏblonum frente a cōplas.


4. 4. 3. 3. 4. La regla de 'vocalis ante vocalem corripitur'.


Este regla se ve respetada (rocĭare) salvo cuando, al modo folenguiano, el acento de intensidad vulgar recae en esta posición (chimenēa, zahorīaca).


4. 4. 3. 3. 5.Tratamiento prosódico de los diptongos vulgares.


Tales diptongos son asimilados en su tratamiento prosódico a sus homólogos latinos (deleitat, nuevos).


4. 4. 5. Métrica macarrónica.


4. 4. 5. 1. Características.


Carm. consta de 32 hexámetros κατά στίχον. Hay un verso de cinco pies (14) y otro hipermétrico (34). En el verso 22 la correcta escansión del hexámetro obliga a producir, en el recitado, una 'e' protética en el macarronismo latinizante sportillas.


a) Los cuatro primeros pies: distribución de dáctilos y espondeos.


TIP.

TOTAL

Nº ORDEN carm.

Nº ORDEN VERG. Aen.

Nº ORDEN OV. met.

SSSS

7 = 21,87 %

1

5

15

DSSS

6 = 18,75 %

2

1

2

SSDS

4 = 12,5 %

3

7

-

SDDS

4 = 12,5 %

4

8

-

DDSS

2 = 6,25 %

5

2

1

SDSS

2 = 6,25 %

6

4

-

DDDS

2 = 6,25 %

7

11

6

DSSD

1 = 3,12 %

8

9

-

DDSD

1 = 3,12 %

9

10

5

DSDD

1 = 3,12 %

10

12

7

SSSD

1 = 3,12 %

11

13

-

SDDD

1 = 3,12 %

12

16

-


32



La correspondencia con las series virgilianas es relativa.


b) Elisiones.


TIP.

TOTAL

1A

1 = 8,33 %

1T

4 = 33,33 %

2A

3 = 25 %

2T

1 = 8,33 %

3A

-

3T

-

4A

1 = 8,33 %

4T

2 = 16,66 %

5A

-

5T

-

6A

-

6T

-


12



La elisión ocupa los lugares tradicionales. La primera tesis, segunda arsis y cuarta tesis tienen más elisiones que las que encontramos en la primera arsis. También se observa la tendencia a no hacer elisión en la quinta tesis y sexta arsis.


c) Cesura y monosílabo ante cesura.


TIPOLOGÍAS

TOTALES

VERG.

PENTEMÍMERES

25 = 78,12 %


93,75 %


99,62 %

TRIPLE A

5 = 15,62 %

TRIPLE B

-


6,25 %


0,38 %

HEPTEMÍMERES

2 = 6,25 %


32



Los resultados son muy similares a los virgilianos.


TIPOLOGÍAS

TOTALES

Non sit ||

4 = 57,14 %


85,71 %

Quibus est ||

1 = 14,28 %

Erg(o) ad ||

1 = 14,28 %

Dulcibus aut ||

1 = 14,28 %

14,28 %


7 = 21,87 % sobre 32 vv.


El monosílabo ante cesura es normalmente evitado. De acuerdo con la norma clásica, la mayoría de los casos existentes va precedido de otro monosílabo, que puede ser resultado de un bisílabo en elisión, o de una palabra pirriquia.


d) Estructura silábica y finales de hexámetros: el monosílabo final.


TIPOLOGÍA

TOTAL

VERG.

OV.

2 + 3

22 = 68,75 %

32 %

35,5 %

3 + 2

8 = 25 %

53,5 %

55 %

2 + 1 + 2

2 = 6,25 %

11 %

8 %


32



Se amoldan los finales silábicos a la norma clásica. No existe monosílabo final.




___________________________

1 Cf. J. PASCUAL BAREA, o.c., pp. 63-64, 276-279. Pascual Barea da a la composición el título de "In Saturni dies macarronicum carmen". Lo citamos abreviadamente como carm. Basamos nuestra edición crítica en el texto editado por Pascual Barea, pp. 276-279, quien cita el manuscrito como S.

2 cf. J. PASCUAL BAREA, o.c., pp. 63-65

3 cf. ed. Carreira p. 43. La frialdad es definida por Covarrubias (1611) como "un dicho que quiso ser gracioso y no salió con ello su dueño". La frialdad -dice Carreira- es producida por "lo previsible, lo inadecuado, lo torpe o lo desproporcionado del concepto" que "como en cualquier chiste, destruye el efecto buscado". Entre otros ejemplos (pp. 43-44) señala como una mina de frialdades La pícara Justina (1605) "cuya protagonista, hablando de su padre muerto, dice: 'Amortajámosle. Pusímosle en el aposento del horno, por que ya que no estuviese honradamente estuviese hornadamente'". También el "memorial epistólico" de Pero Miguel proporciona ejemplos de 'frialdades' (aldinas / bernaldinas), así como otras composiciones de la Relación, lo que demuestra que no era siempre posible para los autores de este momento disponer de conceptos a cada paso.