sábado, 11 de junio de 2016

SINTAXIS, PROSODIA Y MÉTRICA EN LA EPÍSTOLA MACARRÓNICA DEL DR. DIEGO SÁNCHEZ




Sintaxis macarrónica.

No hay extravagancias sintácticas reseñables en epist., salvo el faciens cacare del v. 106, que recuerda los usos folenguianos; pero su carácter aislado no asegura una influencia en este punto, sino que más bien está en consonancia con el tipo de latín empleado.

Prosodia macarrónica.

1. Rasgos generales.

El poema se atiene en general a las reglas de la prosodia romana, aunque se manejan con gran libertad las cantidades de las palabras latinas.

Se respetan las cantidades de las desinencias. Algunas de las excepciones estaban ya contempladas por la prosodia macarrónica folenguiana, como el adverbio breve iuxtă del v. 46, el imperativo breve properă del v. 115 (cf. glosa a Baldus T XVIII 112: nota quod omnia imperativa in ‘-a’ terminantia ultimam producunt, dico Latine, sed macaronice possunt abbreviari, aunque esta licencia es aplicada casi exclusivamente a macarronismos1), el abl. breve del gerundio macarrónico pasandŏ (93), y los macarronismos de calco en final de hexámetro cabŏ dĕ vela, y pocŏ dinero. Fuera de este grupo quedan los siguientes casos: virtutīs (21), ossŏ (53), los abl. breves repleta (33), tota (56), lana (64), mora (81), el nom. pertristīs (83), el ac.pl. largo ista (89), dicetūr (95) y proptēr (105).

2. Prosodia de las palabras latinas.

Se respetan las reglas prosódicas romanas, aunque hay gran libertad a la hora de establecer la cantidad de las sílabas a fines de mantener la urdimbre métrica del hexámetro. Hay 34 versos que presentan anomalías prosódicas (vv. 4, 5, 15, 21, 22, 25, 29, 32, 33, 34, 37, 39, 45, 47, 53, 54, 55, 56, 59, 63, 64, 71, 73, 76, 81, 83, 89, 91, 92, 105, 107, 109, 117, 119), que representan un 28,33% del total.

2. 1. Errores prosódicos.

Dada la frecuencia de estos errores, es posible pensar que el autor los presente como un rasgo macarrónico más, al modo de los prefolenguianos. Para salvar una escansión correcta, aparte de los lícitos alargamientos en arsis (cf. v. 7: mēdicinarum, v. 8: phīlosophus, v. 15: pēriculosos, v. 29: tormentā, v. 48: consēquenter, v. 50: carnē, v. 54: squalīdos, v. 61: noctē, v. 62: quaerītant, v. 68: iācet, v. 82: cītati, v. 90: sīne, littēris, v. 91: horcā, v. 104: nēcesse, v. 109: dicār, v. 117: iurīs, quāsi), hay que admitir alargamientos arbitrarios de sílabas breves (cf. v. 5: pēritus, v. 25: stūpens, v. 29: fāmes, v. 22, 39, 59: sīmul, v. 33: inquē, v. 37: sōlent, v. 34: gēlu, fūgare, v. 45: ōuantes, stātim, v. 55: mānus, v. 63: schōlaribus, v. 73: immīnente, v. 76: schōlaris, v. 91: mānet, v. 92: littēratus, v. 105: dīe, v. 107: cācent), y abreviación de sílabas largas (cf. v. 4: clămito, v. 15: perĭculosos, v. 22: mĭlitat, v. 25: tŏtus, v. 32: requĭrit, v. 35: ĕ, v. 47: prĭmum, v. 54: squălidos, v. 71: concathĕnare, v. 92: ĕuadit, v. 109: immŭnis, v. 119: vĕritates). Existen algunas infracciones a la ley de la posición (cf. v. 34: mĭsselli, v. 54: ĕt, v. 90: lĭtteris, v. 109: ĭmmunis, v. 117: căptiuo).

2. 2. Voces aparentemente latinas.

Dentro de esta categoría, en la que el origen vulgar permite la libertad prosódica, podemos incluir las siguientes voces: sepulturas (18), examinati (28), vapores (59), religionem (84), calles (101), sudorem (108), columna (113), audientia (115).

2. 3. Manipulación formal de voces latinas por motivos prosódicos.

De los tres posibles casos en discusión summere (v. 46), băchalarium (46), y săliti (57), la geminación del primero es innecesaria dado el carácter largo de la primera sílaba por naturaleza (cf. lat. sūmere), el segundo plantea problemas por una posible correspondencia vulgar de esta palabra del bajo latín (cf. glosario s.u. ‘bachalarius’), y el tercero es el único cuya presencia estaría justificada bajo este epígrafe (cf. lat. sālliti), aunque la presencia de formas como lĭtteris (90), nos indican que tal manipulación no es un objetivo en la composición del autor, y, desde luego, no señala una influencia folenguiana.

3. Prosodia de las palabras macarrónicas.

Se aplican las normas prosódicas latinas a las voces macarrónicas, con algunas excepciones marcadas por el carácter del acento vulgar (cf. infra 3. 6). Se afirman así tendencias que apuntan sólo timidamente en Spur., y es absoluta novedad de epist. la macarronización de los diptongos vulgares según las reglas prosódicas aplicadas a sus homólogos latinos (cf. infra 3. 8). La influencia folenguiana parece diluirse en una vaga autoridad de referencia prosódica.

De 134 macarronismos contabilizados sólo hay cuatro formas que se apartan tanto de las reglas prosódicas latinas como de las macarrónicas, lo que representa un 2,98% del total. Esto es indicio de la seguridad alcanzada en el manejo del instrumento lingüístico macarrónico.

3. 1. La ley de la penúltima.

El carácter directivo del acento de intensidad vulgar en la determinación de la cantidad de la penúltima sílaba queda roto sólo en una ocasión: cauallĕrus.

3. 2. Sílaba anceps en protonía.

Tenemos ejemplo en el par dīneris / dĭnero.

3. 3. La ley de la posición y alternancia entre consonantes dobles y simples.

Se localizan sólo dos infracciones a la ley prosódica latina de la posición (cf. pĭltrafae, gŏrdos). Existen, además, algunas infracciones que llamamos aparentes al representar el dígrafo un solo fonema como es el caso de ‘ll’,‘rr’ y ‘ch’ (cf. bărrancos –pero modōrrae-, atŏlladero, cĕrrajas, chancĭlleriae –pero escudīlla-, pĕcherum, mŏchachos –pero mācho-). Los tres contraejemplos puestos entre guiones demuestran el papel que desempeña el acento de intensidad vulgar en la determinación de la cantidad de la penúltima sílaba.

No hay en epist. alternancia entre consonantes dobles y simples prosódicamente motivada. El único ejemplo aducible de alternancia (pāssaui / pāsat, pāsando) no responde a este designio.

3. 4. Sílaba anceps delante de “muta cum liquida”.

Tenemos casos de aplicación a macarronismos en pŏbladas, pŏbreza, quădriles, pădronem, junto a quēbrantatus.

3. 5. Sílaba breve delante de ‘z’.

Esta licencia prosódica, ya localizada en Folengo, va contra el uso latino, que exige sílaba larga delante de ‘z’. Así, contamos en epist. con un expelŭzatus, junto al normativo cōzina.

3. 6. La regla de “vocalis ante vocalem corripitur”.

Esta regla se ve rota cuando el acento vulgar recae en esta posición (cf. frīo, golpēat, puterīas, chancillerīae).

3. 7. Consonantización de ‘i’ prevocálica.

El único ejemplo aducible, aunque dudoso, es caminantium.

3. 8. Tratamiento prosódico de los diptongos vulgares.

Los diptongos vulgares adquieren el mismo carácter prosódico que los diptongos latinos. Contamos, pues, con ejemplos para el diptongo ‘ie’ (audientia –aunque aquí podría hablarse tal vez de consonatización-, conocimientis, remiendi), para el dipt. ‘ue’ (callejuelas, puertos, recuerus), y para el dipt. ‘io’ (necius, prouisionem). El poeta, no obstante, rompe esta regla en tres ocasiones por necesidades métricas (cf. cicĭones, religĭonem, y el posible dipt. breve pescueçum -aunque podría hablarse quizás de consonantización de ‘u’ prevocálica-). La ruptura vulgar del diptongo es también reflejada, como en pĭōjos.

Métrica.

1. Características.

El poema consta de 120 hexámetros κατά στίχον. Se detectan algunas anomalías, como dos versos hipermétricos (cf. vv. 13, 18, 64), y cuatro versos hipométricos de cinco pies (cf. vv. 38, 52, 53, 108), que excluímos de nuestro análisis.

  1. Los cuatro primeros pies: distribución de dactilos y espondeos.




TIP.
TOTAL
Nº ORDEN epist.
Nº ORDEN VERG. Aen.
Nº ORDEN OV. met.
SSSS
29=25,66%
1
5
15
DSSS
25=22,12%
2
1
2
DDSS
11=9,73%
3
2
1
SDSS
8=7,07%
4
4
-
DSDS
7=6,19%
5
3
4
SSDS
7=6,19%
6
7
-
SDDS
5=4,42%
7
8
-
DSSD
5=4,42%
8
9
-
SDSD
4=3,53%
9
6
-
SSSD
3=2,65%
10
13
-
SSDD
3=2,65%
11
14
16
DDSD
2=1,76%
12
10
5
DDDS
2=1,76%
13
11
6
DSDD
2=1,76%
14
12
7

113





Destaca el predominio de una secuencia anómala respecto al modelo virgiliano predominante, que es, no obstante, el más imitado e impone su norma métrica en poemas no épicos como el presente.



b) Elisiones.


TIP.
TOTAL
1 A
-
1 T
2=18,18%
2 A
2=18,18%
2 T
2=18,18%
3 A
-
3 T
-
4 A
1=0,88%
4 T
1=0,88%
5 A
1=0,88%
5 T
2=18,18%
6 A
-
6 T
-

11





La elisión ocupa los lugares tradicionales. La primera tesis, segunda arsis y cuarta tesis tienen así más elisiones que las que encontramos en la primera arsis y sexta tesis, en este caso inexistentes. Existe, no obstante, elisión en quinta tesis.

Hemos localizado nueve casos de hiato (vv. 45, 49, 69, 74, 84, 95, 96, 100, 109). De ellos cuatro constituyen ecthlipsis con alargamiento de la vocal precedente (vv. 45, 49, 84, 100).


  1. Cesura y monosílabo ante cesura.



TIPOLOGÍAS
TOTALES
VERG.
PENTEMÍMERES
102=91,07%
110=98,21%
99,62%
TRIPLE A
8=7,14%
TRIPLE B
-
2=1,78%
0,38%
HEPTEMÍMERES
2=1,78%

112





Las cesuras más frecuentes son las mismas que las de Virgilio. El verso 120 presenta una única cesura triemímeres.






TIPOLOGÍAS
TOTALES
Lĕgĭs ex ||
7=31,38%
11=50%
Non de ||
4=18,18%
Ergō qui ||
6=27,27%
11=50%
Tendĭmŭs in ||
5=22,72%

22=18,33% sobre 120 vv.


Los dos tipos más usuales (monosílabo ante cesura precedido de otro monosílabo o de palabra pirriquia), se combinan en plan de igualdad con dos tipos anómalos como el espondeo o dáctilo precedente.


c) Estructura silábica y finales de hexámetro.




TIPOLOGÍA
TOTAL
VERG.
OV.
2+3
73=64,60%
32%
35,5%
3+2
14=12,38%
53,5%
55%
5
14=12,38%
-
-
1+4
10=8,84%
-
-
2+1+2
1=0,88%
11%
8%
2+2
1=0,88%
-
-

113





Es de notar, aparte la influencia de los modelos virgiliano y ovidiano, la frecuencia anormalmente alta de la cláusula pentasilábica. Hay un verso, el 80, que presenta un troqueo en quinto pie, a menos que se lo entienda arbitrariamente alargado por afectar a una palabra que se podría considerar aparentemente latina (papyro), formando así un hexámetro espondaico. No hay monosílabos finales.






1 Cf. ed. Zaggia, p. 648



Imagen: Libros de Actas Capitulares en el Archivo Municipal de Marchena (Sevilla)