Dentro
de las prosas introductivas ha atraído principalmente la atención
de la crítica la Apologetica
in sui excusationem,
que ha servido para ilustrar diversas concepciones del lenguaje
macarrónico. En este texto Folengo pretende responder a ciertas
críticas que conllevó la anterior redacción, atento sobre todo a
evitar que los lectores lleguen a confundir las dos personas
macarrónicas, cuestión vital para todo macarronista, de suerte que
concluyan que se hallan simplemente ante un mal poeta1.
La primera persona macarrónica toma, pues, la palabra para pedirle
al lector que se ría, pero que no se burle, y que lea la presente
apologética antes de emitir un juicio negativo sobre la obra basado
en la confusión arriba expresada:
Quisquis est, o tu qui meum hoc grassiloquum
perlegendo uolumen ridere paras, ride, sed non irride, quia si
dementer irridendo rides, alter Marguttus rideas irrisus. Verum
quoniam experientia nos omnes esse medici uolumus, sic omnes aut
interpretes, aut correctores librorum esse presumimus; audiant itaque
huiusmodi correctores et faciles aliorum emendatores, et antequam me
corrigant apologeticam istam legere dignentur2.
Estableciendo
una analogía interesada con su etymon
alimenticio, Folengo afirma que el arte macarrónica debe
caracterizarse por su rudeza y falta de finura.
Ars ista poetica nuncupatur ars macaronica, a
macaronibus deriuata; qui macarones sunt quoddam pulmentum farina,
caseo, botiro compaginatum, grossum, rude et rusticanum; ideo
macaronices nil nisi grassedinem, ruditatem et uocabulazzos debet in
se continere3.
No obstante, de acuerdo con los preceptos retóricos que
indican que debe emplearse un estilo distinto en las églogas, en las
elegías y en la épica, el discurso macarrónico debe adaptarse, por
ejemplo, al habla de los rústicos:
Sed quoniam aliud seruandum est in Eglogis, aliud in Elegiis, aliud
in heroum gestis diuersimode necessarium est canere, verbi gratia, de
rustico Zambello scribens dicam:
O codesella uides illas Tognazze fomennas?
Cur sic sberlucent?: stellis incago dauerum,
Nostrae someiant fomnae tot nempe padellae.
Iterum de barba Tognazzo:
Est verum quod nos o cara brigata chilò,
Venimus ut uobis faciamus scire casonem
Hoc parlandi genus rusticanum rusticis conuenit4.
El
estilo debe, sin embargo, ser menos grueso cuando se aplica a tópoi
de la tradición
épica como descripciones de tempestades en el mar y batallas.
Tocando lo sagrado, debe emplearse una buena latinidad aunque no tan
elevada que cree un ruptura reactiva con el elemento vulgar y
dialectal. El poeta se arroga, pues, el derecho de invocar a Talía,
musa de la comedia, después de haber hecho lo propio con las musas
macarrónicas.
Parlatio uero minus grossa tempestatibus
maritimis, bellorum descriptionibus, et quibusuis rebus non
rusticanis applicanda est. Si tamen in aliquibus locis succurrit
loqui aut de Deo, aut de sanctis, indignum et uituperabile esset non
uti latinitate aliqua, non tamen tam alta, quod uideatur lapis
preciosus limo sepultus, et gemma porcis ante posita. Ideo post
Musarum macaronicarum suffragia, quandoque Taliam inuocare ubi
condecet uoluimus5.
Se defiende, acto seguido, el empleo de macarronismos
de locución, puesto que por ser trasuntos de giros del vulgar
resultan más macarrónicos, y más inteligibles por esa misma razón.
Tampoco debe extrañar su empleo pues el macarroneo fue creado como
vehículo de comicidad.
Mordebor tamen a multis, quod utor carminibus
nimium incompetentibus, maxime, se cagat
adossum, passare delaium, dicendo nientum, non erat anchoram, non
erat appenam, et innumerabilia quae
grossolaniter proferre debemus. Immo ueram macaronicen huiusmodi
uocabula sapiunt, nam quo magis grossiliora sunt eo magis macaronicam
adducunt elegantiam; et tanto plus intelligibilia, quanto
grossolania. Vt quidem enim Macaron inuentum est? Dicimus: se
cagat adossum; melius (fateor) dici
potuerat timet,
sed cur -inquam- fuit repertum Macaronicon? Causa utique ridendi, et
non orandi, nam uulgariter dicimus: El
si caga adosso di paura, quando quidem
uulgare eloquium est macaronici poetae latinizare6.
Se deja, asimismo, claro que en la intención del autor
está admitir en el híbrido macarrónico cualquier lenguaje o jerga
que estime oportuno sin preocuparse demasiado de la inteligibilidad
del resultado, pues para tales labores están los comentadores y
traductores.
Sed dicet aliquis: "uocabula fingis, o
Merline, quibus patria tua solet uti tantummodo, exempli gratia:
doniare puellas, cimare, tracagnum,
et cetera, quae tantum aut mantuanice aut bressanice possunt
intelligi". Respondeo quod, ueluti non omnes aut grecum aut
hebreum aut arabicum aut chaldeum aut denique latinum simul
intelligunt, ita nil mirum si cuncti mantuanicum aut florentinicum
aut bergamascum aut todescum aut sguizzarum aut scarpacinum aut
spazzacaminum minime sciunt pariter intelligere. Vt quid ordinantur
commentatores ac linguarum interpretes? Vt quid translatores?
Proculdubio causa splanandi linguarum incognouentiam; ergo non fas
est me ipsum auctorem interpretare7.
Finalmente,
el autor responde a las críticas sobre su prosodia afirmando que la
macarronea posee sus propias reglas, que se ilustran inmediatamente a
continuación en la Normula
macaronica de Sillabis8.
Ilustración: grabado de la red. T.
1
Cf. LUCA CURTI, "Sul macaronico", pp. 161-162. Cf. Opinión totalmente diferente es la de
Mario Pozzi (cf. "Le quattro redazioni...", p. 38), para
quien no estamos ante una verdadera apología, sino ante una parodia
que no pretende responder a ninguna crítica.
2
"Quienquier seas, o tú, que te dispones a reir leyendo este mi
volumen de grueso verbo, ríe, pero no te burles; porque si ríes
burlándote sin tino, ríe como otro Margutte burlado. En verdad,
puesto que con la experiencia todos queremos ser médicos,
igualmente todos presumimos ser o intérpretes o correctores de
libros. Escuchen, pues, tales correctores y fáciles críticos de
los demás, y, antes de que me corrigan, dígnense leer esta
apologética". Citamos el texto de la edición facsímil de
1994 a cargo de A. Nuovo, G. Bernardi Perini y R. Signorini. He
usado también la ed. veneciana de Nicolò Bevilacqua de 1564
-clasificada en la ed. Zaggia p. 562 como T3-, que fue la
utilizada por José López de Toro en su artículo sobre el primer
poema macarrónico en España, según el ejemplar de la B. N. de
Madrid 1-17629 -al que nos referiremos por comodidad como T3-.
Resolvemos las abreviaturas, y modernizamos la puntuación
señalando, además, las que consideramos erratas de impresión.
3
"Esta arte poética, se llama arte macarrónica, derivada de
los macarrones; estos macarrones son cierta [quodam en T3]
masa hecha de harina, queso y manteca [botir en T3],
gruesa, ruda y rústica; por tanto, la macarronea no debe contener
en sí nada a no ser grosura, rudeza y 'palabrones'". Sobre
estos "macarrones" véase aquí.
4
"Pero ya que es necesario cantar de un modo en la églogas, de
otro en las elegías y de otro en las gestas de los héroes, por
ejemplo, escribiendo del rústico Zambelo diré: ¡Oh cojones,
¿ves, Tognazzo, las tías aquellas? / ¿por qué lucen de esa
manera?; sí, me cago en el cielo, / nuestras mujeres parecen otros
tantos bacines. Y de nuevo sobre el tío Tognazzo: Es verdad
que nosotros aquí, ¡oh gente querida! / venimos para daros a
conocer el motivo. Este género de discurso rústico conviene a
los rústicos".
5
"Ciertamente, un habla menos gruesa debe aplicarse a las
tempestades marinas, a las descripciones de batallas, y a cualquier
asunto no rústico. No obstante, si en algunos lugares ocurre hablar
de Dios o de los santos, indigno y [est en T3]
vituperable sería no usar de alguna latinidad, no tan alta, empero,
que parezca una piedra preciosa hundida en el fango, y una gema
ofrecida a los cerdos. Por tanto, después de los sufragios de las
Musas macarrónicas, quisimos, en ocasiones, invocar a Talía cuando
condice". Bonora veía en este texto una indicación de la
capacidad de adaptación del macarroneo en función de la vitalidad
de sus elementos componentes.
6
"Muchos me morderán, sin embargo, porque empleo versos harto
inconvenientes, especialmente se cagat adossum, passare delaium
[delauim en T3 pero cf. Baldus T XXIII 217:
passare delaium 'passare di là'], dicendo nientum, non
erat anchoram, non erat appenam, e innumerables que debemos
proferir de un modo grueso. Pero es que tales vocablos denotan la
verdadera macarronea, pues cuanto más gruesos son, más elegancia
macarrónica aportan, y son tanto más inteligibles, cuanto más
vulgares. Pues, ciertamente, ¿para qué se inventó el macarrón?
Decimos, se cagat adossum; mejor (lo confieso) podría
haberse dicho timet, pero ¿por qué -digo- se halló el
macarrónico? Sobre todo para hacer reír; así pues, se pone se
cagat adossum para hacer reír, y no para hacernos entender
-pues decimos en vulgar El si caga adosso di paura-, puesto
que es facultad del poeta macarrónico [macaronicis en T3]
latinizar el habla corriente". Lucia Lazzerini insistirá en
este aspecto cómico del macarroneo.
7
"Pero dirá alguno: "juegas con palabras, Merlín, que
sólo suele usar tu patria, por ejemplo, doniare puellas, cimare,
tracagnum, etc., que solamente pueden comprenderse si se domina
el mantuano o el bresciano". Respondo que, así como todos no
entienden al tiempo el griego, o el hebreo, o el árabe, o el caldeo
o el mismo latín, no debe sorprender si todo el mundo no alcanza a
comprender igualmente el mantuano, o el florentino, o el bergamasco,
o el alemán, o el suizo o las voces de los zapateros remendones o
las de los deshollinadores. ¿Para qué se aprestan comentadores e
intérpretes de lenguas?, ¿para qué traductores? Sin duda para
subsanar el desconocimiento de las lenguas. Por tanto, no es lícito
que yo, como autor, me interprete a mí mismo". En este texto
veía Bonora una defensa de la dignidad de todas las lenguas, que le
permitía situar en un plano de igualdad a todos los componentes del
macarroneo. No obstante, la misma
gradación cultural de estas lenguas hace dudar que Folengo les
concediera la misma estimación. Recuérdese también la concepción
de Segre sobre el papel directivo del latín en el macarroneo. Por otra parte, Mario Chiesa detectaba aquí
una falsa despreocupación de Folengo por la comprensibilidad de su
obra, plasmada en el empleo progresivo de una koiné dialectal
suficientemente conocida y homogénea. A esto se podría añadir el hecho de que el aparato de glosas
de las redd. P y T, obra del propio Folengo, aclara en muchas
ocasiones el sentido de los macarronismos más oscuros.