viernes, 10 de enero de 2014

LA REDACCIÓN PAGANINI DE LAS MACARRONEAS FOLENGUIANAS (I)




En enero de 1517 aparecía en Venecia "in aedibus Alexandri Paganini", la primera redacción de las macarroneas folenguianas, titulada Liber macaronices, que contenía dos égloglas y un poema épico-caballeresco en diecisiete libros, el Baldus. Toma el nombre del de su editor, Alessandro Paganino (o Paganini). Éste, renombrado por su elegante colección de ediciones de mano de clásicos al modo aldino1, puso su confianza en el joven monje benedictino de veintiséis años2, al publicar su obra en formato semejante, carente de xilografías e impresa en caracteres cursivos ligeros y agraciados: no se trata ciertamente, como afirma Zaggia, de un librito popular, sino de "un cómodo librito de mano elegantísimo y curioso, que recuerda mucho una edición aldina"3. Estos rasgos editoriales, junto con la sobriedad del frontispicio (solamente Merlini Cocai poetae mantuani liber macaronices libri XVII non ante impressi), son indicios para Mario Pozzi de que el libro iba dirigido al mismo público de doctos al que Paganini destinaba sus ediciones de clásicos4. Frente a la circunstancial y modesta materialización impresa de la macarronea precedente, el mismo aspecto exterior del libro de Merlín Cocayo declaraba, pues, ambiciones artísticas muy elevadas5.

Si el aspecto exterior hacía pensar en la edición de un clásico, el contenido -apunta Pozzi - hacía pensar en un nuevo Virgilio6, a pesar del particularísimo lenguaje empleado. Efectivamente, como indica Zaggia: "el gran edificio del Baldus pretende emular directamente la Eneida, y la presencia en sus contornos de alguna égloga coadyuva a la imagen de un nuevo Virgilio; significativamente, el Liber macaronices se abre con un eco paródico del Títiro virgiliano (Tu solus Bigoline iacens stravacatus in umbra7) y concluye igual que la Eneida (Vitaque cum gemitu fugit indignata sub umbras; sólo que saliendo de escena no se encuentra el noble guerrero Turno sino la pérfida y sucia maga Culfora). Ni puede faltar la figura de un émulo de Servio, aquí un Acuario Lodola que antepone un arrogante Libellus de laudibus Merlini Cocai, y adorna el texto con un docto mas discreto aparato de glosas explicativas, impresas en sus márgenes exteriores"8.

En el prefacio epistolar de Acuario Lodola9 (Magistri Aquarii herbolatti in arte cristeriensci peritissimi ad illustrem dominum Passarinum comitem scarduarum libellus de laudibus Merlini Cocai), dirigido al ilustre señor Passarino, irónico "conde de las Chancletas" (comitem scarduarum), se narra, en una gustosísima prosa macarrónica, el descubrimiento fortuito de la obra de Merlín Cocayo, y se ponderan sus méritos literarios: el maestro Lodola, en compañía de otros colegas herboristas y sacamuelas (cauatores dentium) embarca para Armenia en busca de raíces y hierbas. La fuerza del viento, empero, les desvía a una isla deshabitada, donde desembarcan. El sofocante calor reinante les lleva a buscar refugio en una caverna, que se revela inmensa y en cuyo interior penetran caminando durante dos días, hasta encontrarse con once tumbas de mármol, sobre las que colgaba una tabla porfídica en la que se leía, inscrito en letras de oro, un epigrama latino de Merlín Cocayo:

Hos sculpsit tumulos Merlini dextra Cocai,
Texit magnanimos in quibus ipse uiros.
Hi phlegethonteas coelo donante per umbras
Lustrarunt, ac res quas retulere mihi
Scripsimus haeroico libros in quinque coturno:
De baratro sensi quidquid ab ore suo. (P iii, r.)10

"Estos túmulos de Merlín Cocayo son obra,
Donde él mismo enterró hombres de magno valor.
Éstos por sombras de Flegetonte, buen grado del cielo,
Fueron, y aquel vagar que me contaron a mí
Copiamos en cinco libros, calzando heroico coturno:
Supe de infierno no más que de sus bocas salió".

Tras demorarse en leer los epigramas de las tumbas, que resultan ser las del héroe Baldo y sus compañeros, los exploradores siente aumentar su curiosidad por el autor:

Quaerebamus aliquod indicium huius uatis et artificis Merlini Cocai, qui scripserat (ut sua testabantur carmina) quinque libros de diauolorum patria; post lungam querositatem et inuestigationem quendam magnum cassonem desotterauimus, quo securibus fracto, huius nostri laureati Cocai tesaurum atrouauimus, uidelicet, in arte macaronica doctissima uolumina, libros, librettos, libricolos, librazzos, et mille alios schartafacios. (P iiii, v.)

"buscábamos algún indicio de este poeta y artífice Merlín Cocayo, que había escrito (como atestiguaban sus versos) cinco libros titulados La patria de los diablos. Tras una larga búsqueda y pesquisa desenterramos una gran caja en la que hallamos, tras romperla con nuestras hachas, el tesoro de este nuestro laureado Cocayo, esto es, doctísimos volúmenes, libros, libritos, librillos, librazos y otros mil cartafacios en arte macarrónica".

Entre obras de diverso tenor encuentran los cinco libros sobre el infierno y uno sobre las gestas de Baldo. Estos tomos son guardados en una cajita, y se decide transportar el resto a la nave, pero un repentino terremoto les obliga a salir de la caverna dejando la caja mayor, y a embarcar en su nave; la isla, de pronto, se aparta de ellos doscientas millas, y se reproduce el terremoto y una tormenta si hacen ademán de desembarcar de nuevo. Al regresar a su tierra y abrir la cajita, Acuario Lodola encuentra sólo el libro de Baldo, que el autor dejó desgraciadamente inacabado y sin revisar.

En una segunda parte del Libellus de laudibus Lodola hace un encomio de los méritos literarios de Merlín Cocayo, parodiando el tópico del sobrepujamiento, pues el poeta macarrónico supera por su sabiduría y ciencia a Pitágoras, Platón y demás filósofos, a Lucano por sus símiles, a Virgilio por sus descripciones, por su sentenciosidad a Horacio, Juvenal y Terencio, y por sus conocimientos de astronomía a Euclides11. Acto seguido, el comentarista y editor defiende la filiación mantuana del poeta12, y explica el origen de su nombre:

Denotat etiam poeta noster fuisse de uillanis parentibus13, eo quod mater sua impregnata de se, dum cercaret cocaium14 botazzi, parturiuit illum, et sic casus nomen fecit; cur uocetur Merlinus15 significat eo quo merla auis sibi quotidie mangiamentum ferebat in cunis, quia mater sua, dum esset infans, semet anegauit in tinello uini, o grandis et nunquam audita desgratia! (P, y ii, v.).

"Da a entender también nuestro poeta que nació de padres campesinos, porque su madre, estando encinta de él, lo parió cuando buscaba el tapón (cocaium) de un barrilete, y de este incidente le vino el nombre; la razón de que se llame Merlín la explica con el hecho de que una mirla (merla) le llevaba cada día el alimento a su cuna, pues su madre, cuando era un bebé, se ahogó en una cuba de vino, ¡oh, grande y nunca oída desgracia!".

El editor cierra su epístola al conde de las Chancletas no sin antes advertir sobre la pulcritud prosódica de las macarroneas (et bene noster poeta seruat normam silabarum).




Ilustración: Frontispicio de la editio princeps de la redacción Paganini (1517)



1 Sobre su original e innovadora actividad editorial cf. A. NUOVO, Alessandro Paganino (1509-1538), Antenore, Padova 1990.
2 G. Billanovich (cf. "Spiritualità...", p. 38) señala que el sagaz tipógrafo y editor bresciano estaba ligado por una intensa familiaridad y frecuentes tratos comerciales con los monjes de Santa Eufemia, monasterio donde profesó Teófilo Folengo.
3 Cf. M. ZAGGIA, "Breve percorso...", p. 87.
4 Cf. MARIO POZZI, "Le quattro redazioni delle Macaronee di Teofilo Folengo e il loro contesto culturale", Atti Convegno 1991, p. 33.
5 Cf. M. ZAGGIA, o.c., p. 87.
6 Cf. M. POZZI, o.c., p. 34.
7 "Tú, Bigolino, solo y despatarrado a la sombra". Cf. VERG. Ecl. 1, 1 (Tityre, tu patulae recubans sub tegmine fagi, "Títiro, tú, al amparo de la ancha haya acostado" [trad. de A. García Calvo, Virgilio, Júcar, Madrid 1976, p. 117]), y 4 (...tu, Tityre, lentus in umbra, "...tú, Títiro, lento, a la sombra" [trad. ib.]). Observaba Ettore Bonora que, aparte de señalar que la red. P se abre y cierra con imitaciones virgilianas, "importa más advertir cómo algunos ecos virgilianos en la Paganini son revividos y transfigurados de manera que puedan encarrilar una situación poética nueva o sonar como geniales invenciones. En los otros poetas macarrónicos los calcos literarios quedaban más descubiertos y, a menudo, inútiles" (cf. Le Maccheronee..., p. 17). Así, podría decirse que el elemento dialectal y expresivo strauacatus, sustituto del
virgiliano recubans, adquiere un valor programático en la poética macarrónica folenguiana.
8 Cf. M. ZAGGIA, o.c., p. 87
9 El editor y comentarista de Cocayo es un "herbolattus", es decir, un charlatán de feria, buscador de raíces y simples, y experto en lavativas. Su nombre, parlante, es especular del del autor: Acuario contra Cocayo que alude al vino (cf. infra n. 37); Lodola ("alondra"), un pájaro que vuela alto, frente a la mirla (merla), de vuelo bajo y breve (cf. MARIO CHIESA, "Il Parnaso e la Zucca: la letteratura secondo il Folengo", Atti Convegno 1991, p. 54).
10 Citamos por el texto y la paginación de la reproducción facsímil de la editio princeps de 1517, concretamente del ejemplar 177. F. 44 de la Biblioteca Comunale de Mantua, impresa, al cuidado de la Azienda Servizi Municipalizzati de Brescia, en septiembre de 1991 por la Litografica Bagnolese de Brescia dentro del cuadro de las celebraciones nacionales con motivo del quinto centenario del nacimiento de Teófilo Folengo (1491-1991). Hemos adaptado la puntuación cuando nos ha parecido necesario, y hemos resuelto las frecuentes abreviaturas.
11 Como señala Bonora, el carácter de charlatán de Lodola llega a la imprudencia de comparar el exordio de la Eneida con el del Baldus (cf. P y i, v.: "O peritissimum, o eloquentissimum poetam, ecce quod principium assumpsit, et si comparandum est principio uirgiliano, ait enim Virgilius: Arma uirumque cano, Troiae qui primus ab oris / Italiam fato profugus Lauinaque uenit / Littora, multum ille terris iactatus et alto. Ecce quam magnificentiam noster Merlinus in principio ostentat: Fantasia mihi quaedam fantastica uenit, / Historiam Baldi grossis cantare Camaenis, / Altiuagam cuius famam nomenque gaiardum / Terra tremit baratrumque metu se cagat adossum), "pero en todo esto -continúa el crítico- no se lee tanto una imitación de estos textos ilustres cuanto la intención de acaparárselos para llevar la poesía macarrónica a dignidad aún no pensada. Antes que la parodia literaria, en Folengo se pone la exigencia de una asimilación de textos del clasicismo, para adaptarlos de la manera más convincente al gusto macarrónico" (cf. o.c., p. 16).
12 Cf. P y ii, r.: "Exierunt autem nonnulli pedagogi idioti, qui iam questionem mouerunt ipsum Cocaium non fuisse mantuanum; o grandis dificultas hoc scire!, cum ipse poeta testetur in sextadecima macaronice sic dicens: Nomine Cocaius dicor de sanguine Mantos, unde datur intellegi non tantum ipsum fuisse mantoanum, uerum etiam de genologia mulieris Mantos, quae maga dicitur aedificasse urbem suo nomine dictam Mantoam; sed ad maiorem probationem potest deprehendi in diuersis locis: quantum bene mores et costummos eiusdem ciuitatis depingit, et maxime in primis septem libris. Hos tamen in fronte uoluminis huius uersus anotatos tunc reperi, quos scribendos esse iudicauimus: ipse de seipso loquens ait: Si queris qui sim patria mantous, et annis / sub quibus imperii uixi, sub rege Gaioffo, / Cuius in arbitrio macaronica regna stetere. / Si nomen, Cocaius ego Merlinus apellor. / Cocaius nomen, titulus Merlinus, in agro / Dum mater pregnans Cocaium forte botazzi / Quaereret ammissum peperit me, nomen et istud / Sortior; utque scias Merlini significatum, / Quotidie ad cunas tulerat mihi merla bocatam, / Nam mea se in uino genitrix, me infante, negauit; / Cocaius uocor hinc, Merlinuor [sic] nominor illinc".
13 Con esta afirmación de origen, según Bonora, "Merlín Cocayo quería distinguirse precisamente de Tifi y de los otros [prefolenguianos], que habían sido por excelencia escritores de una tradición ciudadana, de envenenadas burlas y sátiras, afín a la de la que había nacido tanta novelística popular y literaria del siglo. La ambición del joven Folengo era otra: non tanto rivalizar con los clásicos cuanto valerse de su lección para aquilatar el lenguaje macarrónico sobre modelos literarios más complejos, precisamente los de la más refinada tradición clásica y humanística" (cf. o.c., p. 16). Posteriormente, el prof. Bernardi ha señalado en Folengo una voluntad precisa de asumir en una sustancial Vita Merlini ciertos rasgos estructurales y funcionales del episodio homólogo de la Vita Vergilii donaciana (cf. G. BERNARDI PERINI, “Vita di Merlino e vite virgiliane”, Quaderni folenghiani I (1995/96), 43-54 (esp. pp. 43-44).
14 Bruno Nardi señala su origen en el mantuanismo cocài, "tapón de la botella" (cf. Saggi sulla cultura veneta del quattro e cinquecento, a cura di Paolo Mazzantini, Antenore, Padova 1971, p. 121). Llama la atención G. Bernardi (cf. id., o.c., pp. 44-45) sobre el hecho de que la secuencia anagráficamente correcta es Cocaius Merlinus (cf. versos citados supra en n. 35).

15 Giovanni Parenti señala que Folengo utilizó en la fábula etiológica de Merlín, que identifica al poeta con el célebre mago y profeta de la leyenda artúrica, el episodio de Elías alimentado por los cuervos: "corvi quoque deferebant ei panem et carnes mane, similiter panem et carnes vesperi" (3 Reg., 17, 6). "La mirla es, por eso, un alotropo, seleccionado por su relevancia etimológica (y no sin sobreimpresión de las negras fúlicas [folaghe] del escudo familiar), del cuervo, el pájaro dotado de presciencia, y que era interpretado por la exégesis medieval, en la historia de Elías, como símbolo de la iluminación divina" (cf. "'Phantasia plus quam Phantastica' e l'ispirazione del 'Baldus'" en F. GAVAZZENI - G. GORNI, Le tradizioni del testo. Studi di letteratura italiana offerti a Domenico de Robertis, Ricciardi, Milano - Napoli, 1993, p. 167). Parenti hace referencia a la narración de la infancia de Merlín retomada, -y quizás reinterpretada por el propio Folengo- en el libro XXII de las redd. C y V, en las que desaparecen las referencias jocosas a las aficiones etílicas de la madre del poeta y su muerte, y, queda, por tanto, sin explicar el sentido del nombre Cocaius (cf. infra n. 105), que se dice tomado del del primer preceptor en el arte macarrónica del joven poeta. Sobre las fuentes de esta nueva versión cf. G. BERNARDI, o.c., pp. 50-53, para quien, finalmente, “la 'virgilianidad' de la fantástica biografía de Merlín acaba por sustanciar y legitimar su creación poética precisamente como universo alternativo y paralelo al de Virgilio” (p. 54).