En
enero de 1517 aparecía en Venecia "in aedibus Alexandri
Paganini", la primera redacción de las macarroneas
folenguianas, titulada Liber
macaronices, que
contenía dos égloglas y un poema épico-caballeresco en diecisiete
libros, el Baldus.
Toma el nombre del de su editor, Alessandro Paganino (o Paganini).
Éste, renombrado por su elegante colección de ediciones de mano de
clásicos al modo aldino1,
puso su confianza en el joven monje benedictino de veintiséis años2,
al publicar su obra en formato semejante, carente de xilografías e
impresa en caracteres cursivos ligeros y agraciados: no se trata
ciertamente, como afirma Zaggia, de un librito popular, sino de "un
cómodo librito de mano elegantísimo y curioso, que recuerda mucho
una edición aldina"3.
Estos rasgos editoriales, junto con la sobriedad del frontispicio
(solamente Merlini
Cocai poetae mantuani liber macaronices libri XVII non ante
impressi), son
indicios para Mario Pozzi de que el libro iba dirigido al mismo
público de doctos al que Paganini destinaba sus ediciones de
clásicos4.
Frente a la circunstancial y modesta materialización impresa de la
macarronea precedente, el mismo aspecto exterior del libro de Merlín
Cocayo declaraba, pues, ambiciones artísticas muy elevadas5.
Si
el aspecto exterior hacía pensar en la edición de un clásico, el
contenido -apunta Pozzi - hacía pensar en un nuevo Virgilio6,
a pesar del particularísimo lenguaje empleado. Efectivamente, como
indica Zaggia: "el gran edificio del Baldus
pretende emular directamente la Eneida,
y la presencia en sus contornos de alguna égloga coadyuva a la
imagen de un nuevo Virgilio; significativamente, el Liber
macaronices se abre
con un eco paródico del Títiro virgiliano (Tu
solus Bigoline iacens stravacatus in umbra7)
y concluye igual que la Eneida
(Vitaque cum gemitu
fugit indignata sub umbras;
sólo que saliendo de escena no se encuentra el noble guerrero Turno
sino la pérfida y sucia maga Culfora). Ni puede faltar la figura de
un émulo de Servio, aquí un Acuario Lodola que antepone un
arrogante Libellus
de laudibus Merlini Cocai,
y adorna el texto con un docto mas discreto aparato de glosas
explicativas, impresas en sus márgenes exteriores"8.
En
el prefacio epistolar de Acuario Lodola9
(Magistri Aquarii
herbolatti in arte cristeriensci peritissimi ad illustrem dominum
Passarinum comitem scarduarum libellus de laudibus Merlini Cocai),
dirigido al ilustre señor Passarino, irónico "conde de las
Chancletas" (comitem
scarduarum), se
narra, en una gustosísima prosa macarrónica, el descubrimiento
fortuito de la obra de Merlín Cocayo, y se ponderan sus méritos
literarios: el maestro Lodola, en compañía de otros colegas
herboristas y sacamuelas (cauatores
dentium) embarca
para Armenia en busca de raíces y hierbas. La fuerza del viento,
empero, les desvía a una isla deshabitada, donde desembarcan. El
sofocante calor reinante les lleva a buscar refugio en una caverna,
que se revela inmensa y en cuyo interior penetran caminando durante
dos días, hasta encontrarse con once tumbas de mármol, sobre las
que colgaba una tabla porfídica en la que se leía, inscrito en
letras de oro, un epigrama latino de Merlín Cocayo:
Hos
sculpsit tumulos Merlini dextra Cocai,
Texit magnanimos in quibus ipse uiros.
Hi phlegethonteas coelo donante per umbras
Lustrarunt, ac res quas retulere mihi
Scripsimus haeroico libros in quinque coturno:
De
baratro sensi quidquid ab ore suo. (P
iii, r.)10
"Estos túmulos de Merlín Cocayo son obra,
Donde él mismo enterró hombres de magno valor.
Éstos por sombras de Flegetonte, buen grado del cielo,
Fueron, y aquel vagar que me contaron a mí
Copiamos en cinco libros, calzando heroico coturno:
Supe de infierno no más que de sus bocas salió".
Tras demorarse en leer los epigramas de las tumbas, que
resultan ser las del héroe Baldo y sus compañeros, los exploradores
siente aumentar su curiosidad por el autor:
Quaerebamus aliquod indicium huius uatis et
artificis Merlini Cocai, qui scripserat (ut sua testabantur carmina)
quinque libros de diauolorum patria;
post lungam querositatem et inuestigationem quendam magnum cassonem
desotterauimus, quo securibus fracto, huius nostri laureati Cocai
tesaurum atrouauimus, uidelicet, in arte macaronica doctissima
uolumina, libros, librettos, libricolos, librazzos, et mille alios
schartafacios. (P
iiii, v.)
"buscábamos algún indicio de este poeta y
artífice Merlín Cocayo, que había escrito (como atestiguaban sus
versos) cinco libros titulados La patria
de los diablos. Tras una larga búsqueda
y pesquisa desenterramos una gran caja en la que hallamos, tras
romperla con nuestras hachas, el tesoro de este nuestro laureado
Cocayo, esto es, doctísimos volúmenes, libros, libritos, librillos,
librazos y otros mil cartafacios en arte macarrónica".
Entre obras de diverso tenor encuentran los cinco libros
sobre el infierno y uno sobre las gestas de Baldo. Estos tomos son
guardados en una cajita, y se decide transportar el resto a la nave,
pero un repentino terremoto les obliga a salir de la caverna dejando
la caja mayor, y a embarcar en su nave; la isla, de pronto, se aparta
de ellos doscientas millas, y se reproduce el terremoto y una
tormenta si hacen ademán de desembarcar de nuevo. Al regresar a su
tierra y abrir la cajita, Acuario Lodola encuentra sólo el libro de
Baldo, que el autor dejó desgraciadamente inacabado y sin revisar.
En
una segunda parte del Libellus
de laudibus Lodola
hace un encomio de los méritos literarios de Merlín Cocayo,
parodiando el tópico del sobrepujamiento, pues el poeta macarrónico
supera por su sabiduría y ciencia a Pitágoras, Platón y demás
filósofos, a Lucano por sus símiles, a Virgilio por sus
descripciones, por su sentenciosidad a Horacio, Juvenal y Terencio, y
por sus conocimientos de astronomía a Euclides11.
Acto seguido, el comentarista y editor defiende la filiación
mantuana del poeta12,
y explica el origen de su nombre:
Denotat
etiam poeta noster fuisse de uillanis parentibus13,
eo quod mater sua impregnata de se, dum cercaret cocaium14
botazzi, parturiuit illum, et sic casus nomen fecit; cur uocetur
Merlinus15
significat eo quo merla auis sibi quotidie mangiamentum ferebat in
cunis, quia mater sua, dum esset infans, semet anegauit in tinello
uini, o grandis et nunquam audita desgratia! (P,
y ii, v.).
"Da
a entender también nuestro poeta que nació de padres campesinos,
porque su madre, estando encinta de él, lo parió cuando buscaba el
tapón (cocaium)
de un barrilete, y de este incidente le vino el nombre; la razón de
que se llame Merlín la explica con el hecho de que una mirla (merla)
le llevaba cada día el alimento a su cuna, pues su madre, cuando era
un bebé, se ahogó en una cuba de vino, ¡oh, grande y nunca oída
desgracia!".
El
editor cierra su epístola al conde de las Chancletas no sin antes
advertir sobre la pulcritud prosódica de las macarroneas (et
bene noster poeta seruat normam silabarum).
Ilustración: Frontispicio de la editio princeps de la redacción Paganini (1517)
1
Sobre su original e innovadora actividad editorial cf. A. NUOVO,
Alessandro Paganino (1509-1538), Antenore, Padova 1990.
2
G. Billanovich (cf. "Spiritualità...", p. 38) señala que
el sagaz tipógrafo y editor bresciano estaba ligado por una intensa
familiaridad y frecuentes tratos comerciales con los monjes de Santa
Eufemia, monasterio donde profesó Teófilo Folengo.
3
Cf. M. ZAGGIA, "Breve percorso...", p. 87.
4
Cf. MARIO POZZI, "Le quattro redazioni delle Macaronee di
Teofilo Folengo e il loro contesto culturale", Atti Convegno
1991, p. 33.
5
Cf. M. ZAGGIA, o.c., p. 87.
6
Cf. M. POZZI, o.c., p. 34.
7
"Tú, Bigolino, solo y despatarrado a la sombra". Cf.
VERG. Ecl. 1, 1 (Tityre, tu patulae recubans sub tegmine
fagi, "Títiro, tú, al amparo de la ancha haya acostado"
[trad. de A. García Calvo, Virgilio, Júcar, Madrid 1976, p.
117]), y 4 (...tu, Tityre, lentus in umbra, "...tú,
Títiro, lento, a la sombra" [trad. ib.]). Observaba
Ettore Bonora que, aparte de señalar que la red. P se abre y cierra
con imitaciones virgilianas, "importa más advertir cómo
algunos ecos virgilianos en la Paganini son revividos y
transfigurados de manera que puedan encarrilar una situación
poética nueva o sonar como geniales invenciones. En los otros
poetas macarrónicos los calcos literarios quedaban más
descubiertos y, a menudo, inútiles" (cf. Le Maccheronee...,
p. 17). Así, podría decirse que el elemento dialectal y expresivo
strauacatus, sustituto del
virgiliano recubans,
adquiere un valor programático en la poética macarrónica
folenguiana.
8
Cf. M. ZAGGIA, o.c., p. 87
9
El editor y comentarista de Cocayo es un "herbolattus", es
decir, un charlatán de feria, buscador de raíces y simples, y
experto en lavativas. Su nombre, parlante, es especular del del
autor: Acuario contra Cocayo que alude al vino (cf. infra n.
37); Lodola ("alondra"), un pájaro que vuela alto, frente
a la mirla (merla), de vuelo bajo y breve (cf. MARIO CHIESA,
"Il Parnaso e la Zucca: la letteratura secondo il Folengo",
Atti Convegno 1991, p. 54).
10
Citamos por el texto y la paginación de la reproducción facsímil
de la editio princeps de 1517, concretamente del ejemplar
177. F. 44 de la Biblioteca Comunale de Mantua, impresa, al cuidado
de la Azienda Servizi Municipalizzati de Brescia, en septiembre de
1991 por la Litografica Bagnolese de Brescia dentro del cuadro de
las celebraciones nacionales con motivo del quinto centenario del
nacimiento de Teófilo Folengo (1491-1991). Hemos adaptado la
puntuación cuando nos ha parecido necesario, y hemos resuelto las
frecuentes abreviaturas.
11
Como señala Bonora, el carácter de charlatán de Lodola llega a la
imprudencia de comparar el exordio de la Eneida con el del
Baldus (cf. P y i, v.:
"O peritissimum, o eloquentissimum poetam, ecce quod principium
assumpsit, et si comparandum est principio uirgiliano, ait enim
Virgilius: Arma uirumque cano, Troiae qui primus ab oris /
Italiam fato profugus Lauinaque uenit / Littora, multum ille terris
iactatus et alto. Ecce quam magnificentiam noster Merlinus in
principio ostentat: Fantasia mihi quaedam fantastica uenit, /
Historiam Baldi grossis cantare Camaenis, / Altiuagam cuius famam
nomenque gaiardum / Terra tremit baratrumque metu se cagat adossum),
"pero en todo esto -continúa el crítico- no se lee tanto una
imitación de estos textos ilustres cuanto la intención de
acaparárselos para llevar la poesía macarrónica a dignidad aún
no pensada. Antes que la parodia literaria, en Folengo se pone la
exigencia de una asimilación de textos del clasicismo, para
adaptarlos de la manera más convincente al gusto macarrónico"
(cf. o.c., p. 16).
12
Cf. P y ii, r.: "Exierunt
autem nonnulli pedagogi idioti, qui iam questionem mouerunt ipsum
Cocaium non fuisse mantuanum; o grandis dificultas hoc scire!, cum
ipse poeta testetur in sextadecima macaronice sic dicens: Nomine
Cocaius dicor de sanguine Mantos, unde datur intellegi non
tantum ipsum fuisse mantoanum, uerum etiam de genologia mulieris
Mantos, quae maga dicitur aedificasse urbem suo nomine dictam
Mantoam; sed ad maiorem probationem potest deprehendi in diuersis
locis: quantum bene mores et costummos eiusdem ciuitatis depingit,
et maxime in primis septem libris. Hos tamen in fronte uoluminis
huius uersus anotatos tunc reperi, quos scribendos esse iudicauimus:
ipse de seipso loquens ait: Si queris qui sim patria mantous, et
annis / sub quibus imperii uixi, sub rege Gaioffo, / Cuius in
arbitrio macaronica regna stetere. / Si nomen, Cocaius ego Merlinus
apellor. / Cocaius nomen, titulus Merlinus, in agro / Dum mater
pregnans Cocaium forte botazzi / Quaereret ammissum peperit me,
nomen et istud / Sortior; utque scias Merlini significatum, /
Quotidie ad cunas tulerat mihi merla bocatam, / Nam mea se in uino
genitrix, me infante, negauit; / Cocaius uocor hinc, Merlinuor
[sic] nominor illinc".
13
Con esta afirmación de origen, según Bonora, "Merlín Cocayo
quería distinguirse precisamente de Tifi y de los otros
[prefolenguianos], que habían sido por excelencia escritores de una
tradición ciudadana, de envenenadas burlas y sátiras, afín a la
de la que había nacido tanta novelística popular y literaria del
siglo. La ambición del joven Folengo era otra: non tanto rivalizar
con los clásicos cuanto valerse de su lección para aquilatar el
lenguaje macarrónico sobre modelos literarios más complejos,
precisamente los de la más refinada tradición clásica y
humanística" (cf. o.c., p. 16). Posteriormente, el
prof. Bernardi ha señalado en Folengo una voluntad precisa de
asumir en una sustancial Vita Merlini ciertos rasgos
estructurales y funcionales del episodio homólogo de la Vita
Vergilii donaciana (cf. G. BERNARDI PERINI, “Vita di Merlino e
vite virgiliane”, Quaderni folenghiani I (1995/96), 43-54
(esp. pp. 43-44).
14
Bruno Nardi señala su origen en el mantuanismo cocài,
"tapón de la botella" (cf. Saggi sulla cultura veneta
del quattro e cinquecento, a cura di Paolo Mazzantini, Antenore,
Padova 1971, p. 121). Llama la atención G. Bernardi (cf. id., o.c.,
pp. 44-45) sobre el hecho de que la secuencia anagráficamente
correcta es Cocaius Merlinus (cf. versos citados supra en n.
35).
15
Giovanni Parenti señala que Folengo utilizó en la fábula
etiológica de Merlín, que identifica al poeta con el célebre mago
y profeta de la leyenda artúrica, el episodio de Elías alimentado
por los cuervos: "corvi quoque deferebant ei panem et carnes
mane, similiter panem et carnes vesperi" (3 Reg., 17,
6). "La mirla es, por eso, un alotropo, seleccionado por su
relevancia etimológica (y no sin sobreimpresión de las negras
fúlicas [folaghe] del escudo familiar), del cuervo, el
pájaro dotado de presciencia, y que era interpretado por la
exégesis medieval, en la historia de Elías, como símbolo de la
iluminación divina" (cf. "'Phantasia plus quam
Phantastica' e l'ispirazione del 'Baldus'" en F. GAVAZZENI -
G. GORNI, Le tradizioni del testo. Studi di letteratura italiana
offerti a Domenico de Robertis, Ricciardi, Milano - Napoli,
1993, p. 167). Parenti hace referencia a la narración de la
infancia de Merlín retomada, -y quizás reinterpretada por el
propio Folengo- en el libro XXII de las redd. C y V, en las que
desaparecen las referencias jocosas a las aficiones etílicas de la
madre del poeta y su muerte, y, queda, por tanto, sin explicar el
sentido del nombre Cocaius (cf. infra n. 105), que se
dice tomado del del primer preceptor en el arte macarrónica del
joven poeta. Sobre las fuentes de esta nueva versión cf. G.
BERNARDI, o.c., pp. 50-53, para quien, finalmente, “la
'virgilianidad' de la fantástica biografía de Merlín acaba por
sustanciar y legitimar su creación poética precisamente como
universo alternativo y paralelo al de Virgilio” (p. 54).